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La orografía, y no el clima, propicia el Monzón de Norteamérica

  • orografía, y no clima, propicia Monzón Norteamérica

Un estudio ha demostrado que el monzón de América del Norte no se origina por la variación estacional del clima como un monzón tropical típico, sino por la orografía mexicana que influye fuertemente en él.

Los nuevos hallazgos, publicados en la revista 'Nature', podrían tener importantes consecuencias para evaluar el posible impacto del cambio climático en la región.

Los monzones no se encuentran sólo en el sur de Asia, sino que forman parte de una circulación a escala global que afecta a casi todas las regiones tropicales (por ejemplo, el monzón australiano, el monzón africano, etc.). En América del Norte también se produce uno, el monzón norteamericano, que afecta al oeste de México y al suroeste de Estados Unidos, en particular, a Arizona y Nuevo México.

Hasta la fecha, este monzón se consideraba similar a otros monzones, aunque de menor tamaño. Sin embargo, una nueva investigación de dos científicos de la Universidad de California en Berkeley (Estados Unidos) y de la Universidad de Bolonia (Italia) aporta ahora una nueva perspectiva sobre los procesos que impulsan su formación.

En la época estival, los monzones se originan generalmente por el rápido calentamiento de las masas terrestres tropicales y la consiguiente transferencia de energía a la atmósfera superior

"Los resultados de nuestro estudio demuestran que el monzón norteamericano no se origina en la oscilación estacional de la ZCIT (Zona de Convergencia Intertropical) sobre las masas continentales como un monzón típico. De hecho, su origen representa un caso único, ya que está fuertemente influenciado por la orografía mexicana, que desempeña un papel clave en la generación de una onda estacionaria en la circulación atmosférica extratropical y en el desvío de la corriente en chorro hacia la costa occidental mexicana".

Así lo explica Salvatore Pascale, uno de los dos autores del estudio, investigador del Grupo de Física Atmosférica del Departamento de Física y Astronomía Augusto Righi de la Universidad de Bolonia y del Centro de Sostenibilidad y Cambio Climático de la Escuela de Negocios de la Universidad de Bolonia.

"Esta nueva visión del monzón norteamericano es relevante para entender cómo el cambio climático puede afectar a este monzón y cómo el aumento de las temperaturas puede cambiar la extensión de estos fenómenos meteorológicos", añade.

Los monzones influyen indirectamente en la circulación atmosférica mundial. También desempeñan un papel fundamental en la regulación del clima en muchas zonas tropicales, que suelen tener inviernos secos y veranos húmedos. Son esenciales para llevar agua a regiones habitadas por miles de millones de personas. El monzón de América del Norte está especialmente asociado a las fuertes precipitaciones estivales en un área que abarca más de mil kilómetros y desempeña un papel crucial en la hidrología del oeste de México y el suroeste de Estados Unidos.

En la época estival, los monzones se originan generalmente por el rápido calentamiento de las masas terrestres tropicales y la consiguiente transferencia de energía a la atmósfera superior. A su vez, esto genera una circulación capaz de producir fuertes lluvias.

Hasta ahora, se pensaba que el monzón norteamericano se originaba de la misma manera. Gracias a un conjunto de simulaciones numéricas, los científicos analizaron el origen de este monzón, demostrando que las cadenas montañosas de la región y su interacción con la circulación extratropical son las responsables de su formación.

Estos resultados tienen implicaciones para los modelos y tipos de análisis utilizados para predecir dinámicamente las lluvias que trae el monzón norteamericano en la región, sobre todo teniendo en cuenta las consecuencias que podría tener el cambio climático en términos de sequías o fenómenos meteorológicos extremos.

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