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Los suelos del mundo están en peligro pero la degradación puede revertirse

  • suelos mundo están peligro pero degradación puede revertirse
  • El crecimiento demográfico, la industrialización y el cambio climático, amenazan la salud del suelo​

Sobre la Entidad

FAO
Alcanzar la seguridad alimentaria para todos y asegurar que las personas tengan acceso a alimentos de buena calidad que les permitan llevar una vida activa y saludable es la esencia de las actividades de la FAO.

Los suelos del mundo se están deteriorando rápidamente debido a la erosión, el agotamiento de los nutrientes, la pérdida de carbono orgánico, el sellado del suelo y otras amenazas, pero esta tendencia puede revertirse siempre que los países tomen la iniciativa en la promoción de prácticas de manejo sostenible y el uso de tecnologías apropiadas, según un nuevo informe de la ONU.

El estado de los recursos de suelos en el mundo, elaborado el por Grupo técnico intergubernamental sobre los suelos de la FAO, reúne el trabajo de unos 200 científicos del suelo de 60 países. Su publicación coincide con el Día Mundial del Suelo -que se celebra el 4 de diciembre- y también con la clausura del Año Internacional de los Suelos 2015 de la ONU, una iniciativa que ha servido para concienciar a nivel mundial sobre el denominado "aliado silencioso de la humanidad".

"Promovamos la gestión sostenible de los suelos basada en una gobernanza adecuada y en inversiones racionales. Juntos podemos promover la causa de los suelos, que constituyen una verdadera base sólida para la vida", señaló el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon en un mensaje con motivo del Día Mundial del Suelo. 

El informe se centra en las 10 principales amenazas a las funciones del suelo

Los suelos son de vital importancia para la producción de cultivos nutritivos y filtran y limpian decenas de miles de km3 de agua cada año. Como importante almacén de carbono, los suelos también ayudan a regular las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero, siendo por lo tanto fundamentales para la regulación del clima.

Sin embargo, la conclusión arrolladora del informe es que la mayor parte de los recursos mundiales de suelos se encuentran en condición mala o muy mala y que las condiciones están empeorando en muchos más casos de los que están mejorando. En particular, el 33 por ciento de la tierra se encuentra de moderada a altamente degradada debido a la erosión, salinización, compactación, acidificación y la contaminación química de los suelos.

"Nuevas pérdidas de suelos productivos dañarían gravemente la producción de alimentos y la seguridad alimentaria, ampliando la volatilidad del precio alimentarios, y sumiendo potencialmente a millones de personas en el hambre y la pobreza. Pero el informe también ofrece evidencias de que esta pérdida de recursos y funciones del suelo se puede evitar", señaló el Director General de la FAO, José Graziano da Silva.

En su prólogo a las 650 páginas del informe, Graziano da Silva expresó la convicción de que el contenido "ayudará mucho a galvanizar la acción a todos los niveles hacia una gestión más sostenible de los suelos", y añadió que esto estaba en línea con el compromiso de la comunidad internacional de lograr el los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Impacto del crecimiento demográfico, la urbanización y el cambio climático

Los cambios en el estado de los suelos se ven impulsados principalmente por el crecimiento demográfico y el crecimiento económico, factores que se espera que persista en las próximas décadas.

El informe señala la necesidad de alimentar a una población mundial que ha crecido hoy en día hasta cerca de 7 300 millones de personas, y que más del 35 por ciento de la superficie terrestre libre de hielo del planeta se ha destinado a la agricultura. El resultado es que los suelos que han sido despejados de la vegetación natural para cultivar o llevar a pastar el ganado sufren fuertes aumentos de la erosión y grandes pérdidas de carbono del suelo, nutrientes y biodiversidad.

Además, la urbanización está haciendo pagar un precio elevado. El rápido crecimiento de las ciudades y las industrias ha degradado áreas cada vez más amplias, con la contaminación de suelos con exceso de sal, acidez y metales pesados; compactación con maquinaria pesada; y sellado de forma permanente bajo el asfalto y el cemento.

El cambio climático -que centra actualmente la conferencia de la ONU COP21 en París- es un importante motivo adicional de la transformación del suelo, según el informe.

Las temperaturas más altas y los fenómenos meteorológicos extremos relacionados, como sequías, inundaciones y tormentas, impactan en la cantidad y fertilidad del suelo en diversas maneras, entre ellas reduciendo la humedad y agotando las capas arables ricas en nutrientes. También contribuyen a un aumento en la tasa de erosión del suelo y el retroceso de las costas.

Nuevas pérdidas de suelos productivos dañarían gravemente la producción de alimentos y la seguridad alimentaria

Lograr suelos saludables

El informe se centra en las 10 principales amenazas a las funciones del suelo: erosión, pérdida de carbono orgánico, desequilibrio de nutrientes, acidificación del suelo, contaminación, anegamiento, compactación del suelo, sellado, salinización y pérdida de la biodiversidad del suelo.

También se explica que hay un consenso general sobre las estrategias relacionadas con el suelo que pueden, por un lado, aumentar el suministro de alimentos, y por otro, minimizar los impactos ambientales nocivos.

La solución propuesta es la que se centra en el manejo sostenible del suelo y que requiere la elevada participación de las partes interesadas, que van desde los gobiernos a los pequeños agricultores.

La erosión, por ejemplo, puede ser contenida mediante la reducción o eliminación de la labranza -cavar, remover y voltear el suelo- y el uso de los residuos de la cosecha para proteger la superficie del suelo de los efectos de la lluvia y el viento. Del mismo modo, los suelos que sufren de déficit de nutrientes pueden ser restaurados y los rendimientos aumentados devolviendo los residuos de cultivos y otros materiales orgánicos al suelo, empleando la rotación de cultivos con cultivos que fijan el nitrógeno, y haciendo un uso juicioso de los fertilizantes orgánicos y minerales.

El informe identifica cuatro prioridades para la acción:

  • Minimizar una mayor degradación de los suelos y restaurar la productividad de los suelos que ya están degradados en las regiones donde las personas son más vulnerables;
  • Estabilizar las reservas mundiales de materia orgánica del suelo, incluyendo tanto el carbono orgánico del suelo como los organismos del suelo; 
  • Estabilizar o reducir el consumo mundial de fertilizantes con nitrógeno y fósforo, además de aumentar el uso de fertilizantes en las regiones con déficit de nutrientes; y, 
  • Mejorar nuestro conocimiento sobre el estado y la tendencia de las condiciones del suelo.
  • Estas acciones necesitan ser apoyadas por políticas bien orientadas, incluyendo:
  • Apoyo para el desarrollo de sistemas de información de suelos para monitorear y prever los cambios del suelo;
  • Aumento de la educación y sensibilización en el ámbito del suelo, integrándola en la educación formal y los planes de estudios: de la geología a la geografía y de la biología a la economía; 
  • Inversión en desarrollo de la investigación y extensión, para desarrollar pruebas, difundir tecnologías y prácticas de manejo del suelo sostenibles; 
  • Introducción de una regulación y de incentivos apropiados y efectivos. Esto podría incluir impuestos que desalienten las prácticas perjudiciales, como el uso excesivo de fertilizantes, herbicidas y plaguicidas. Pueden usarse sistemas de zonificación para proteger el mejor suelo agrícola de la expansión urbana. Los subsidios pueden animar a la gente a comprar aperos y otros insumos que tengan un impacto menos dañino en los suelos, mientras que la certificación de las prácticas agrícolas y ganaderas sostenibles puede llevar a productos más atractivos comercialmente y con precios más altos;
  • Apoyo al logro de la seguridad alimentaria a nivel local, regional e internacional, teniendo en cuenta los recursos de suelo de los países y su capacidad para gestionarlos de forma sostenible

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