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Las inundaciones del pasado año en Sudán del Sur empeoran la seguridad alimentaria

  • inundaciones pasado año Sudán Sur empeoran seguridad alimentaria

Sobre la Entidad

FAO
Alcanzar la seguridad alimentaria para todos y asegurar que las personas tengan acceso a alimentos de buena calidad que les permitan llevar una vida activa y saludable es la esencia de las actividades de la FAO.

Unos 6,5 millones de personas en Sudán del Sur -más de la mitad de la población- podrían encontrarse en situación de grave inseguridad alimentaria en el punto álgido de esta temporada de carestía (mayo-julio), según advirtieron hoy tres organismos de las Naciones Unidas.

La situación es especialmente preocupante en las zonas más afectadas por las inundaciones de 2019, donde la seguridad alimentaria se ha deteriorado notablemente desde el pasado junio, según el informe de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF) publicado por el Gobierno de Sudán del Sur, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).

Corren especial peligro 20.000 personas que entre febrero y abril padecerán los niveles más extremos de hambre (nivel de inseguridad alimentaria de "catástrofe" o Fase 5 de la CIF) en los condados de Akobo, Duk y Ayod, que se vieron afectadas por lluvias torrenciales el año pasado, y necesitan ayuda humanitaria urgente y sostenida.

Se prevé que el hambre empeore gradualmente desde aquí hasta julio, sobre todo en Jonglei, Alto Nilo, Warrap y Bar el-Ghazal septentrional, donde más de 1,7 millones de personas se enfrentan a un nivel de "emergencia" de inseguridad alimentaria (Fase 4 de la CIF) debido a los efectos de las devastadoras inundaciones y los bajos niveles de producción de alimentos. Se calcula que 33 condados alcanzarán un nivel de "emergencia" de inseguridad alimentaria durante la temporada de carestía, en comparación con los 15 condados estimados en enero.

En conjunto, en enero, 5,3 millones de sursudaneses tenían ya dificultades para alimentarse, o padecían niveles de "crisis" o peores (Fase 3 de la CIF o superior) de inseguridad alimentaria

"A pesar de algunas mejoras estacionales en la producción alimentaria, el número de personas que padecen hambre sigue siendo alarmantemente alto, y sigue aumentando. Además, ahora nos enfrentamos a enjambres de langostas del desierto que podrían empeorar aún más la situación. Consideramos importante mantener y ampliar nuestro apoyo a la población de Sudán del Sur, para que pueda restablecer o mejorar sus medios de subsistencia y la producción de alimentos, y aumentar la capacidad del gobierno para responder al brote de langostas", declaró Meshack Malo, Representante de la FAO en el Sudán Sur.

Se prevé que la amenaza del hambre se incremente a partir de febrero, debido sobre todo al agotamiento de las reservas alimentarias y a los elevados precios de los alimentos. En general, los efectos acumulativos de las inundaciones y los desplazamientos de población que originan, la inseguridad localizada, la crisis económica, la escasa producción agrícola y los prolongados años de agotamiento de los activos, siguen causando que la población pase hambre.

"La situación de la seguridad alimentaria es calamitosa", advirtió Matthew Hollingworth, Director del PMA en Sudán del Sur, en particular para las comunidades más alejadas. Pero este país se encuentra en un momento crucial. Este sábado, debería formarse el gobierno de unidad nacional y silenciarse las armas de forma permanente. Tenemos que hacer un mayor esfuerzo para atender las necesidades urgentes de los más vulnerables, y asegurarnos que las comunidades de todo el país puedan recuperas y resistir futuras crisis alimentarias y climáticas, que se producirán de forma inevitable".

En el informe se señala también que la relativa paz y estabilidad del país han permitido algunas mejoras en la situación general de la seguridad alimentaria, con un próximo período de carestía que se prevé sea algo menos severo que el del año pasado, en el que 6,9 millones de personas se encontraban en situación de "crisis" de inseguridad alimentaria, o incluso peor.

Por ejemplo, desde la firma del Acuerdo de paz revitalizado en septiembre de 2018, la producción de cereales ha crecido en un 10 por ciento, y un entorno más estable ha permitido a algunos agricultores restablecer sus medios de subsistencia, lo que combinado con unas lluvias favorables ha dado lugar a un aumento de la producción de alimentos.

1,3 millones de niños malnutridos

El informe estima que 1,3 millones de niños sufrirán de malnutrición aguda en 2020.

Entre 2019 y 2020, la prevalencia de la malnutrición aguda entre los niños creció ligeramente desde el 11,7 al 12,6 por ciento en todo el país, pero el aumento ha sido notablemente mayor en los condados afectados por las inundaciones: del 19,5 al 23,8 por ciento en Jonglei, y del 14 al 16,4 por cieno en el Alto Nilo-. Esto puede atribuirse a la menor disponibilidad de alimentos y a la elevada morbilidad, debido principalmente al agua contaminada y al recrudecimiento del paludismo a causa del agua estancada.

"Con el paso de los años y el apoyo de los donantes hemos logrado ser eficaces en el tratamiento de la malnutrición. Gracias al apoyo del UNICEF y sus asociados, el 92 por ciento de todos los niños que sufren de malnutrición aguda grave recibieron ayuda, y más de nueve de cada diez se recuperaron. Sin embargo, estos niños no deberían en ningún caso estar malnutridos. El acceso a una alimentación suficiente, alimentos adecuados, agua, saneamiento, higiene y a los servicios de salud son derechos humanos y son fundamentales para prevenir la malnutrición. Es necesario un cambio de paradigma, con un enfoque multisectorial de la malnutrición, asegurando que seamos tan buenos en la prevención como en el tratamiento", explicó Mohamed Ag Ayoya, Representante de UNICEF en Sudán del Sur.

Respuesta a la crisis

En 2019, la FAO prestó apoyo de emergencia a los medios de vida de más de 3,5 millones de personas -incluyendo semillas, aperos de labranza y equipos de pesca-, y trató o vacunó a unos 8 millones de animales. La FAO apoyó también a más de 60 000 familias afectadas por las inundaciones a reconstruir sus medios de vida. Este año, la FAO se propone aumentar la producción de alimentos y proteger los medios de subsistencia mediante la distribución de semillas de hortalizas, aperos de labranza, aparejos de pesca y hortalizas, y aportando dinero en efectivo a las personas más necesitadas. La FAO lleva a cabo además la vacunación y tratamiento del ganado para proteger a más de 3 millones de animales de enfermedades y la malnutrición. Para ello, la Organización de la ONU pide 75 millones de dólares EEUU para su programa de respuesta para 2020.

En 2019, UNICEF y sus asociados ayudaron a una cifra récord de niños del país -más de 200 000- a recuperarse de la malnutrición aguda grave. Para 2020, es necesario un cambio de paradigma con un enfoque intersectorial más sólido para cambiar el rumbo, mediante intervenciones oportunas específicas y sensibles a la nutrición en momentos críticos de la vida de los niños para reducir drásticamente la malnutrición. UNICEF ha solicitado 253 millones de dólares EEUU para tratar a más niños malnutridos e intensificar los esfuerzos de prevención, con intervenciones intersectoriales en las áreas de nutrición, agua, saneamiento e higiene, salud y comunicación para el desarrollo.

En 2020, el PMA proyecta ayudar a cerca de 5 millones de personas, proporcionando alimentos vitales a los más vulnerables, ayuda alimentaria a las comunidades para crear o rehabilitar sus activos, almuerzos escolares y productos nutritivos especiales para prevenir y tratar la malnutrición entre los niños y las mujeres embarazadas o lactantes. El PMA necesita con urgencia 208 millones de dólares EEUU durante los próximos seis meses para atender las necesidades inmediatas y reforzar la resiliencia de la población. Para ello tiene previsto posicionar por adelantado 190 000 toneladas de alimentos en más de 60 almacenes antes de que empiecen las lluvias en mayo. Esto no sólo ayudará a salvar vidas, sino que también reducirá los costes, haciendo que no sean necesarios los costosos lanzamientos aéreos cuando muchas zonas se vuelven inaccesibles por carretera.

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