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Fenacore aboga por una normativa única para la seguridad de las balsas

  • Fenacore aboga normativa única seguridad balsas
    Balsa de riego, cerca de Adana y Gauna en Álava, País Vasco, España.
  • Tras la aprobación de las normas técnicas para presas y embalses.

Sobre la Entidad

FENACORE
FENACORE es una asociación sin ánimo de lucro e independiente políticamente, creada en 1955, que agrupa a más de 700.000 regantes y más de dos millones de hectáreas, es decir, más del 80% del regadío nacional.

La Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore) aboga por una normativa única y común de aplicación en toda España para la seguridad de las balsas, por lo que urge a elaborar un Real Decreto donde se aprueben las Normas Técnicas, tras la aprobación de las de presas y embalses, publicadas recientemente en el BOE.

En este contexto, Fenacore anima a dar un paso adelante para complementar estos criterios recientemente aprobados con nuevas normas técnicas de seguridad en torno a las balsas. Ya que, como se indica en el preámbulo del Real Decreto, esta doble regulación responde tanto a consideraciones de carácter técnico como a cuestiones de carácter competencial y organizativo.

Los regantes advierten de que los fallos de seguridad en este tipo de infraestructuras pueden ocasionar daños personales y materiales de elevada cuantía, por lo que defienden la clasificación, elaboración e implantación de planes de emergencia en las presas. De igual modo, respaldan las otras normas técnicas aprobadas, como la construcción y puesta en carga de presas y llenado de sus embalses o las relativas a la explotación, revisiones de seguridad y puesta fuera de servicio.

Los regantes consideran que ambas infraestructuras son muy distintas en sus características de construcción, capacidad y uso. De ahí que esperen que el futuro texto de las Normas Técnicas de Seguridad para balsas recoja estas diferencias en torno a su diseño, explotación y seguridad.

Fenacore recuerda que no se puede situar en un mismo plano de igualdad a ambas infraestructuras, aplicando las mismas exigencias de seguridad a las más de 60.000 pequeñas balsas que a los más de 1.300 embalses existentes en España.

Así, mientras que las balsas son obras hidráulicas situadas fuera de un cauce y delimitadas por un dique de retención, asociadas, principalmente, a la actividad de regadío; las presas son infraestructuras de más envergadura, realizadas generalmente en hormigón y vinculadas al abastecimiento de agua potable, generación de energía eléctrica o regadío, entre otros.

Según Fenacore, estas diferencias tan evidentes son las que deben llevar a la Administración a considerar a efectos de seguridad completamente diferentes a ambas tanto en las propuestas de clasificación como en los planes de emergencia. Como ejemplo, una pequeña balsa en parcela no tiene por qué contar con los mismos elementos de seguridad y vigilancia que un gran embalse (custodia las 24 horas, alarmas, luz permanente, etc.).

¿Quién paga?

Finalmente, los regantes confían en que la nueva normativa diferencie las balsas existentes de las nuevas, puesto que no se puede aplicar a aquellas unos criterios de seguridad que poco o nada tienen que ver con el momento en el que se construyeron, pues hace años no existía ninguna obra urbanística o infraestructura aguas abajo de la balsa, con lo que no había riesgo de daños físicos, materiales o medioambientales por inundación en caso de rotura.

De esta forma, Fenacore no entiende que sea el regante, como titular de la balsa, quien deba asumir los gastos derivados de garantizar la seguridad aguas abajo si en su día la balsa se construyó sin ese nivel de riesgos, cuando lo justo sería que los afrontara el promotor de esa nueva actuación.

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