Dentro del ciclo de entrevistas llamado "La Nueva Política del Agua" (#NuevaPolíticaAgua), iAgua quiere dar voz a todos los actores implicados en el ciclo integral del agua para que evalúen las actuaciones en materia hídrica del anterior Gobierno y establezcan, a su juicio, las prioridades del nuevo. Hablamos con Fernando Argüello, director general de FIDEX, el Foro para la Ingeniería de Excelencia.
Pregunta: Recientemente, España ha vivido una moción de censura que ha terminado con un ciclo de más de 6 años de gobiernos del PP. ¿Qué balance general realiza de las políticas de agua llevadas a cabo desde la Administración General del Estado en esta etapa?
Respuesta: El gobierno del Partido Popular aprobó todos los planes de cuenca, por lo que en materia de planificación puso al día a España, recuperando unos retrasos muy notables que suponían ya un grave incumplimiento de los plazos impuestos por la Unión Europea. Sin duda esto ha supuesto un enorme esfuerzo y un gran éxito. Sin embargo, apenas dedicó recursos a todas las inversiones pendientes en materia de agua que tiene el país. Sólo en depuración y saneamiento de aguas, España tiene pendientes cerca de 200 actuaciones de poblaciones que no cumplen con la Directiva Europea y que ya han supuesto sanciones de Bruselas. Y no sólo inversión en infraestructura nueva, también faltó invertir en modernización y renovación de las depuradoras y redes de saneamiento existentes.
P.- La política de agua ha quedado encuadrada en el Ministerio para la Transición Ecológica encabezado por Teresa Ribera y Hugo Morán. ¿Cuáles diría que son sus principales retos y qué espera de su acción de gobierno en materia de agua?
R- El nuevo Gobierno debería retomar la inversión en mantenimiento y conservación de las obras hidráulicas ya existentes e invertir en las infraestructuras pendientes. Tras seis años sin inversión en infraestructuras hidráulicas, es imprescindible una recuperación rápida de los niveles inversores para cubrir las necesidades del país. Hay que empezar de inmediato a implantar las medidas que recogen los documentos de planificación hidrológica aprobados en la legislatura anterior.
Otro reto es el del cambio climático. El Gobierno debe actuar para mitigar los efectos de los cada vez más frecuentes fenómenos extremos. No tenemos más que ver los temporales acompañados de fuertes vientos cuyas lluvias torrenciales desembocan en fuertes inundaciones.
Desde la óptica de las ingenierías, consideramos necesario desarrollar estudios con mayor nivel de detalle y con una visión 360 grados, que combinen múltiples variables como la urbanización, el impacto social, el medio ambiente, la eficiencia de las inversiones, etc. La idea es anticiparse, es decir, prevenir el efecto devastador de las crecidas del mar o de los ríos (o de ambos) a partir de decisiones basadas en estudios rigurosos.
La sequía es otro caballo de batalla, por mucho que hayamos tenido que sacar día tras día el paraguas en los últimos tres meses. En este sentido, el nuevo Gobierno tendrá que culminar el desarrollo de la ley de medidas urgentes para paliar los efectos de la sequía, que se ha quedado paralizado precisamente por el cambio gubernamental. No basta con activar planes de actuación cuando hay una situación de alerta, sino que hay que tomar medidas estructurales para poder incrementar la oferta de agua y tener recursos garantizados en épocas de escasez, máxime cuando estamos ante un fenómeno cíclico.