Con el título Promoción de respuestas políticas transfronterizas integradas sobre el binomio agua energía la experta Annukka Lipponen de la División de Medio Ambiente, Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa (NUECE), y Marcos Howells, profesor del Departamento de Análisis de Sistemas de Energía de la Royal Institute of Technology destacan que la gestión de aguas transfronterizas requiere no sólo de cooperación internacional sino además, como se demuestra en su paper, de una coordinación intersectorial y subrayan que “avanzar hacia una gobernanza más integrada no es un objetivo trivial. Requiere de nuevas habilidades, herramientas y motivación”.
La cuestión transfronteriza no se puede obviar. El agua es un importante punto de entrada, puesto que los recursos hídricos son utilizados por casi todos los sectores económicos y de la sociedad para diferentes propósitos y por diferentes usuarios. El crecimiento demográfico, el desarrollo económico, el aumento de las necesidades de agua, alimentos y energía ejercen una presión creciente sobre los recursos naturales. Algunos datos:
A nivel global, el 7% de la producción comercial de energía se utiliza para gestionar el suministro de agua dulce del mundo, incluyendo su extracción, purificación, distribución, tratamiento y reciclaje. Alrededor del 70 % del uso humano del agua se dedica al riego y el 22 % se dedica a fines industriales, siendo el mayor de los cuales la refrigeración en las centrales eléctricas e industrias. Aproximadamente el 4 % del consumo de energía final recae en la agricultura, y la elaboración de alimentos y su transporte utilizan una cantidad adicional de energía cada vez mayor.
Se destaca además, la vulnerabilidad de la generación de energía frente al tiempo atmosférico y las condiciones climáticas cambiantes: la escasez de agua de refrigeración durante los últimos veranos cálidos y secos llevó a varias centrales térmicas (nucleares y de combustibles fósiles) en Europa y el sudeste de EE.UU. a reducir su producción.
Se prevé que una expansión geográfica junto con un aumento de la escasez y estrés hídricos afectarán a cerca de la mitad de las cuencas fluviales de la UE en 2030 (CE, 2012c).