El Día Internacional de la Madre Tierra, cuyo lema de este año es “Llegó el momento de asumir el liderazgo”, se organiza desde 1970 por iniciativa del activista medioambiental y senador Gaynord Nelson. Su objetivo es celebrar el planeta como nuestra fuente de vida y reivindicar la necesidad de protegerlo y recuperarlo.
Desde la Revolución Industrial, la Tierra se ha tratado casi como una mercancía para el beneficio propio de la humanidad, y se estima que, a partir de 1970, el consumo humano anual de los recursos del planeta comenzó a superar lo que éste reabastece en un año. Según el Día del exceso de la Tierra, creado por la Global Footprint Network, el 19 de agosto de 2014 la Tierra agotó los recursos que tenía para ese año, de modo que se acumuló un déficit ecológico de cuatro meses. Y otro dato más que ofrece la misma asociación: cada año, utilizamos el equivalente a 1.4 planetas. A este ritmo, la próxima década necesitaremos dos planetas. Y solo tenemos uno.
Se estima que, a partir de 1970, el consumo humano anual de los recursos del planeta comenzó a superar lo que éste reabastece en un año
A esto se le llama “sobregiro” (overshoot): la demanda de la humanidad sobre la naturaleza excede la provisión de la biosfera y su capacidad regenerativa. Este agotamiento de recursos tiene como consecuencias el aumento de la temperatura del planeta, el colapso de la industria pesquera, la acumulación de la contaminación, la disminución de la cubierta forestal, el deshielo y migraciones, hambre y enfermedades, sobre todo entre la población más pobre.
Es necesario, pues, reconocer los límites ecológicos y buscar nuevas formas de vivir con lo que la Tierra nos ofrece y sin abusar de ella. Apostar, en definitiva, por el desarrollo sostenible, la reducción del nivel de dióxido de carbono (el más alto de los últimos 15 millones de años), el respeto a la biodiversidad y la protección del medio ambiente.
Este reto deberá abordarse en la Cumbre del Clima, que se celebrará en París en diciembre de este mismo año, cuyo principal objetivo es la mejora del Protocolo de Kyoto (1997), el primer intento de la comunidad internacional para proteger el planeta.