El Congreso Nacional del Medio Ambiente se celebra bienalmente desde 1992 y es una verdadera cumbre del desarrollo sostenible por su trayectoria, sus contenidos y la diversidad de perfiles profesionales que participan. Su programa abarca todos los ámbitos de la sostenibilidad en nueve ejes temáticos, y uno de ellos es el agua, que cada vez más adquiere un papel relevante. De esta forma, hablamos de "El agua en CONAMA" en este nuevo ciclo de entrevistas donde distintos perfiles profesionales aportan su visión sobre los temas más relevantes que se trataran en este #CONAMA2018, y lo inauguramos con Juan Carlos García, National Contact Point en el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), sobre el Grupo de Trabajo "Agua y economía circular. Proyectos de innovación".
Pregunta: ¿Cuál es el papel del sector del agua dentro de la economía circular?
Las sociedades dependen del agua de muchas formas. Es un componente esencial para la preservación del medio ambiente y los servicios ecosistémicos, sobre los cuales se asienta gran parte de nuestro crecimiento económico y bienestar. Además de contribuir a cubrir las necesidades humanas básicas, el agua como recurso es fundamental para el desarrollo sostenible por su papel como una importante fuente de energía y como materia prima clave en la agricultura y muchos procesos industriales.
El agua es un recurso renovable, pero se dan dos circunstancias muy relevantes: en primer lugar es un recurso que está muy desigualmente distribuido y es un bien cada vez más escaso por la creciente demanda debido al incremento de la población así como los usos industriales y agrícolas. Con las tendencias de consumo actuales, se estima que para 2030 la demanda de agua superará en un 40 %[i] la oferta y aproximadamente la mitad de la población mundial vivirá en zonas con una intensa escasez de agua. Pero es que no es solo un problema a futuro. Ya está ocurriendo. En la zona Mediterránea, aproximadamente el 20% de la población vive todo el año en situaciones de estrés hídrico, mientras que este porcentaje sube hasta el 50% de la población en verano.
Nos encontramos, por tanto, ante un gran reto, satisfacer la demanda de agua de calidad de una población que se incrementa año tras año. Para enfrentarnos a este desafío con posibilidades de éxito es imprescindible desacoplar el crecimiento económico y el bienestar de las sociedades de la demanda global de agua. Con un recurso renovable pero finito (sin considerar la aportación de agua desalada), esto solo puede conseguirse aplicando los principios de la economía circular para lo que hay que comenzar por lo más evidente, la reutilización de aguas depuradas. Por poner un ejemplo de la magnitud de la situación, en 2011 se reutilizaron 7km3 de agua residual municipal tratada lo que representó solo un 0,59% del total de agua utilizada. Está previsto que para 2030, el agua reutilizada represente el 1,66 % (26 km3 anuales) del total de agua consumida[ii]. Estas cifras nos dan idea del gran camino que todavía queda por recorrer en este sentido.
Pero no tenemos que ver esta situación como un grave problema a resolver, sino desde la perspectiva de las grandes oportunidades que nos ofrece. La economía circular supone un cambio de paradigma en el enfoque que se le da a la producción de bienes y servicios, lo que posibilita la aparición de nuevos actores, productos, servicios y modelos de negocio.
El mercado mundial del agua crece a un 2 % anualmente y se estima que tendrá un valor de 1 trillón de € para 2020. Solo en Europa incluye unas 9 000 PYMES y 5 000 puestos de trabajo estimándose que, a nivel mundial, un crecimiento de un 1% en la industria del agua podría crear hasta 20 000 nuevos puestos de trabajo[iii]. Estas cifras, sin duda, ponen de manifiesto la gran importancia que el sector del agua tiene y el papel fundamental que puede jugar dentro de la economía circular desde el punto de vista medioambiental, económico y social.
La Comisión Europea cogió el testigo en 2015 sacando el Paquete de la Economía Circular en el que se incluía un Plan de Acción hasta 2020 y en el que se consideraron cuatro grandes ejes de actuación (producción; consumo; gestión de residuos; de residuos a recursos, impulsar el mercado de materias primas secundarias y la reutilización del agua) y cinco áreas prioritarias (plásticos; residuos alimentarios; materias primas críticas; construcción y demolición; biomasa y bioproductos; innovación, inversión y otras medidas horizontales).
Dentro de este paquete, podemos encontrar actuaciones relacionadas con el agua, por un lado, al haber sido considerada la reutilización como uno de los ejes de actuación y por otro, en el área de innovación, inversión y otras medidas horizontales, con la financiación de proyectos relacionados con el agua mediante programas de Investigación e Innovación, tales como Horizonte 2020, los Fondos de Cohesión o el programa LIFE.
Analicemos ambos aspectos por separado:
1.- Al considerar solamente la reutilización del agua dentro de los ejes de actuación, creo que se ha perdido la oportunidad de impulsar otro tipo de acciones (integrándolas dentro de los ejes ya definidos) que podrían ayudar de forma muy importante a la adopción del modelo de economía circular en el sector del agua. Por ejemplo: (i) adoptando medidas en las fuentes de la propia materia prima, en este caso el agua, introduciendo las soluciones basadas en la naturaleza que pueden proporcionar muchos de los servicios que prestan las infraestructuras convencionales a un coste inferior y con evidentes beneficios medioambientales , como por ejemplo purificación del agua, control de la temperatura, minimización de sedimentos, regulación de tormentas, secuestro y captura de carbono, etc; (ii) recolección de agua de lluvia contribuyendo a la gestión de la demanda y a la reducción de la erosión del suelo y la contaminación del agua superficial; (iii) recuperación de aguas grises en los edificios (iv) recuperación y reúso de aguas de diferentes calidades en las propias instalaciones industriales (v) recuperación energética en los flujos de agua, tanto a nivel industrial como a nivel domiciliario (vi) recuperación de productos químicos utilizados para el tratamiento de agua (vii) gestión de los acuíferos subterráneos (viii) utilización de “brackish water” en cultivos tolerantes a la sal... Todo ello sin olvidarnos de la adopción de otro tipo de medidas que sin estar englobadas estrictamente dentro de lo que podríamos considerar economía circular, sí pueden contribuir a cerrar el círculo del agua, tales como la minimización y gestión de pérdidas en infraestructuras o la reducción del consumo de agua mediante la adopción de nuevas tecnologías más eficientes (Mejores Técnicas Disponibles).
2.- En el programa europeo de financiación de I+D+I, Horizonte 2020[iv], se han definido las denominadas “focus areas”, que corresponden a retos que no se pueden abordar desde una sola temática, necesitando de un enfoque multidisciplinar y ser abordados desde varios puntos de vista. Una de estas “focus areas” se centra en la Economía Circular. En el Programa de Trabajo 2016-2017 de Horizonte 2020 se lanzó la convocatoria “Industria 2020 en la Economía Circular” con un presupuesto de 650 M€ destinados a demostrar la viabilidad económica, ambiental y social de ámbitos específicos de la economía circular, tanto en las líneas asociadas al Reto Social 5 de “Acción por el Clima, Medio Ambiente, Eficiencia de los Recursos y Materias Primas” como al área de “Nanotecnologías, materiales avanzados, biotecnología y fabricación y transformación avanzadas (NMBP)” del pilar dedicado a Liderazgo Industrial. De entre todos los topics de este programa de trabajo, se dedicaron dos específicamente al agua, el primero en el área de NMBP, con un presupuesto de unos 17 M€ y el segundo en el Reto Social 5 con un presupuesto de 50 M€ lo que hace un total de 67 M€.
En el Programa de Trabajo 2018-2020 (del que por el momento solo tenemos como definitivas la convocatoria ya cerrada de 2018 y la próxima de 2019) hay un presupuesto total para la convocatoria de economía circular “Connecting economic & environmental gains” de 941 M€ distribuidos entre LEIT-NMBP, Reto Social 2 de “Seguridad alimentaria, agricultura y silvicultura sostenibles, investigación marina, marítima y de aguas interiores y bioeconomía”, Reto Social 3 de “Energía segura, limpia y eficiente” y Reto Social 5. De entre todos los topics, al agua se han dedicado 2 en la convocatoria de 2018 con un presupuesto total de 29 M€ y uno para la convocatoria de 2019 con un presupuesto de 72 M€.
En definitiva, para un presupuesto de 1 591 m€ dedicados a la economía circular dentro de H2020, nos encontramos con un total de 168 M€, es decir menos de un 11 % del presupuesto, dedicado específicamente al agua (si bien es cierto que puede haber otros topics donde la problemática del agua puede ser abordada como una temática secundaria). Nunca llueve a gusto de todos y menos cuando tenemos recursos finitos, como es el caso de la financiación en Horizonte 2020, pero dada la importancia de la problemática del agua y los grandes retos a los que nos enfrentamos, creo que se debería haber incrementado el presupuesto destinado a esta temática dentro de la “focus area” de Economía Circular.
Pero creo que no solo existe un problema de financiación, sino también de visibilidad y de claridad para poder encontrar las oportunidades para financiar proyectos del agua en la economía circular. Desde el comienzo de Horizonte 2020 encontramos áreas dedicadas específicamente a financiar proyectos relacionados con el agua (pero sin un enfoque de economía circular) y áreas dedicadas a la economía circular, dentro de las cuales encontramos algún tópico específico para agua. Esta dispersión de la temática dentro de los programas de trabajo contribuye a crear confusión en un programa de financiación ya de por sí complejo de entender.
Y parece ser que la situación a futuro no va a contribuir a mejorar esta situación. En los primeros documentos del futuro programa europeo de I+D+i, Horizonte Europa, hemos podido comprobar que la financiación destinada al agua quedaría bastante diluida entre el resto de temáticas, sin otorgarle la relevancia e importancia que por el peso que el sector tiene en la economía, medio ambiente y sociedad, merecerían.
Se hace, por tanto necesario seguir trabajando desde todos los sectores implicados (entidades públicas, empresas, universidades, centros de investigación, etc) para que las políticas europeas (y por supuesto nacionales) reflejen de manera fehaciente el papel crucial del agua para el futuro de los ciudadanos de la UE y del resto del mundo.
P.- Bajo su punto de vista, ¿cómo valora la inclusión del agua en la Estrategia Española de Economía Circular?
En línea con los definidos en el Paquete de Economía Circular de la UE nuestra estrategia parte de 5 ejes de actuación si bien, en el caso español, la reutilización del agua se ha separado y tratado como un eje individual dándole mayor relevancia como reflejo de la gran importancia del sector en España. Además podemos encontrar algunas acciones relacionadas con el agua en otros ejes de actuación. Por ejemplo: se incluye el fomento del sistema EMAS como herramienta para conseguir reducciones en la cantidad de agua utilizada en los procesos productivos; gestión más eficaz del agua en la industria agroalimentaria; inclusión del ahorro y uso eficiente del agua en los pliegos de cláusulas administrativas; recuperación de energía y nutrientes en las EDAR y ERAR; revisión del Real Decreto de lodos de depuradora de aguas residuales; ajuste normativo para la promoción de la reutilización de aguas residuales regeneradas; planteamiento de un marco de gestión del riego para la salud humana y el medio ambiente; apoyo a los proyectos de regadío que contemplen la reutilización de aguas residuales; fomento de la investigación en materia de mínimos de calidad exigible a las aguas reutilizadas; diversas actuaciones en materias de sensibilización y catálogos de profesiones.
Como se puede ver, la lista de medidas es extensa y desde luego se le da una mayor importancia que en el Paquete de Economía Circular de la UE y su Plan de Acción, si bien, desde mi punto de vista, sigue adoleciendo de algunas de las carencias que ya he señalado anteriormente: se sigue olvidando del agua de lluvia; se menciona a gestión del agua en la industria agroalimentaria, obviando al resto de industrias con un consumo y capacidad de reutilización y recuperación importante; se pasa por alto la recuperación de agua en edificios; se habla de la recuperación energética en las EDAR y ERAR pero no se menciona la posibilidad de hacerlo en las industrias productivas, etc.
Creo que en la redacción de este borrador se han obviado varios aspectos importantes y que no deben ser olvidados si de verdad queremos tener un sistema de agua verdaderamente circular. Veremos si en la versión definitiva del documento se tienen en cuenta o no.
P.- ¿Cuáles son los indicadores a tener en cuenta para medir la economía circular en el sector del agua?
No es nada sencillo establecer un marco de indicadores sobre economía circular en el sector del agua. El sector es muy amplio, los actores involucrados muy diferentes y con distintas casuísticas, el marco geográfico puede ser tan pequeño como una industria, pasando por una ciudad, una cuenca hidrográfica o un país, etc.
Este marco debería recoger todas esas diferentes circunstancias y es una tarea muy compleja de llevar a cabo. Un buen punto de partida podría ser el esquema propuesto por la Fundación CONAMA en el Congreso Nacional de Medioambiente en 2016 en cual se establece una clasificación de indicadores en indicadores de captación, de infraestructuras, de uso de agua, de depuración y reutilización, y de estado ambiental. Además, habría que tener en cuenta a quien le va a interesar utilizar el indicador, por qué y en qué ámbito geográfico. Me explico, puede haber indicadores a nivel nacional, que midan cuánta agua se está reutilizando en un ámbito global, de comunidad autónoma o región y que puede ser interesante a la hora de establecer, cuantificar y medir la efectividad de las políticas que se están llevando a cabo. Por otro lado, habrá otros indicadores que sirvan de comparativa entre industrias del sector (por ejemplo porcentaje de recuperación de agua en los procesos internos), y que permita a los gestores conocer cómo de bien lo está haciendo su empresa en materia de circularidad del agua en relación con compañías similares a la suya.
Pero no solo nos encontramos con la dificultad para establecer los indicadores. Hay otra serie de barreras que solventar: aunque existen diversas fuentes de información, esta no se encuentra sistematizada y canalizada a través de estadísticas oficiales; también es necesaria una importante inversión, tanto de las administraciones públicas como las entidades privadas, en infraestructuras que permitan tener la información necesaria disponible; se debería establecer un enfoque y metodología estándar que permita que la información disponible para el cálculo de los indicadores sea fiable y comparable, tanto entre diferentes sectores, en diferentes áreas geográficas y a lo largo del tiempo.
P.- ¿Qué proyectos de innovación está poniendo en marcha el sector del agua para cerrar más el círculo?
Yo puedo hablar fundamentalmente del tipo de proyectos que se está poniendo en marcha financiado bajo el programa Horizonte 2020. Hay una gran variedad de temáticas dentro del denominador común de economía circular en el sector del agua y es que los topics que se incluyen en las distintas convocatorias son de temáticas lo suficientemente abiertas como para permitir a las entidades plantear soluciones muy innovadoras sin ningún tipo de restricción. Por ejemplo, se están financiado proyectos para recuperación de nutrientes de las corrientes de aguas residuales de EDAR y ERAR, para recuperación de aguas en procesos industriales, de simbiosis entre las industrias y las “water utilities”, proyectos sobre gestión de la demanda y la oferta de agua y asignación eficiente a diferentes escalas geográficas (municipal, regional, cuenca, país), aguas de origen y calidad diverso para usos diferentes, recuperación de energía de las corrientes de agua, prevención de la contaminación del agua y del suelo, gestión eficiente de los sistemas y las infraestructuras o proyectos sobre introducción de las “Smart Technologies” en el sector del agua.
Además, dado el carácter de economía circular de estos proyectos, en muchos casos se pueden encontrar varias de estas temáticas en un mismo proyecto.
Pero más que las temáticas, que como se puede ver es muy variada, me gustaría destacar otros aspectos que no están directamente relacionados con la tecnología pero que tienen una gran importancia en el desarrollo de los proyectos:
- En Horizonte 2020 uno de los objetivos de estos proyectos es que contribuyan a cumplir los objetivos propios de la Directiva Marco Europea.
- Los proyectos son extraordinariamente transversales. Participan no solo las áreas técnicas, sino también las ciencias sociales. En estos proyectos se busca que participe toda la cadena de valor, incluida la sociedad civil (que al fin y al cabo es el usuario final) tanto en el diseño, como en la implementación de las soluciones.
- Se buscan nuevas oportunidades de negocio, nuevos enfoques, nuevas formas de gestión a múltiples escalas geográficas.
- Se busca que las soluciones innovaciones que se están poniendo en marcha sean escalables y replicables. Es decir, no se trata de buscar soluciones locales que solo se puedan implementar en casos particulares sino que se busca que se puedan replicar en toda Europa, a diferentes escalas y a nivel internacional (que es objetivo de Horizonte 2020) con convocatorias específicas con India, China, África o CELAC, por ejemplo que buscan dar soluciones a retos específicos de esos países.
P.- Por último, ¿cuáles son las principales barreras y retos que el sector del agua debe afrontar para mejorar el desarrollo de la economía circular dentro del mismo?
Creo que nos enfrentamos a dos retos principales: el primero es el de la gobernanza del agua que demanda un enfoque multisectorial y multinivel. Estamos acostumbrados a tratar la problemática del agua con un enfoque lineal y de silos donde unos sectores no se relacionan con otro y sin tener en cuenta las múltiples sinergias que podríamos explotar.
El segundo gran reto es asignar un precio real al agua. Los usuarios estamos acostumbrados a abrir el grifo y que salga agua y que la que no utilizamos se vaya por el desagüe. En general hay un gran desconocimiento de lo que pasa antes del grifo y después del desagüe pero lo cierto es que hay una gran cantidad de infraestructuras que hay que construir, gestionar, mantener y renovar y eso tiene un coste muy alto que no se está repercutiendo en el recibo del agua. Pero no solo está el coste, digamos técnico, sino que además nos encontramos con la variable medioambiental, costes implícitos que no se están calculando ni imputando y que está provocando que la alternativa lineal (medioambientalmente más perjudicial) resulte más rentable para los operadores y usuarios. La reutilización de agua con diferentes calidades en función del uso que se le vaya a dar viene a hacer más compleja la situación. Cada uso tiene unos requerimientos de calidad, que se conseguirán mezclando aguas de diferentes orígenes y calidades y que, por lo tanto, tienen un coste diferente. Por lo tanto, se hace necesario disponer de herramientas que permitan una correcta asignación de precios dependiendo de los costes del agua de procedencia y del uso que se le vaya a dar al “mix” de agua resultante.
En cuando a las barreras son múltiples y de diferentes tipos. Tenemos por ejemplo las barreras financieras como son los costes de transición a la economía circular, la incertidumbre en el retorno de la inversión, la búsqueda de alternativas viables para productos recuperados o la subestimación de los beneficios medioambientales y sociales. Existen barreras de las instituciones, reticentes en muchos casos a adoptar nuevas tecnologías, con existencia de regulaciones complejas y poco flexibles en cuanto a calidades y usos del agua, o la falta de asignación de tareas relacionadas con la economía circular dentro de las administraciones. Hay también barreras sociales como son la falta de concienciación de la ciudadanía y del sentido de urgencia, así como las barreras psicológicas para el uso de agua reutilizada. Por último destacaría las barreras técnicas, como son el diseño de las infraestructuras actuales que están pensadas para un modelo lineal, la falta de sistemas de información que dificulta el intercambio de productos y/o servicios y la falta de un marco de indicadores de circularidad.
Por último querría destacar una iniciativa de la Comisión Europea para la eliminación de barreras, fundamentalmente legislativas, en el ámbito de la economía circular. Son los “Innovation Deals”[v]. Se trata de iniciativas en las que la Comisión Europea, junto con participantes interesados, estudian barreras existentes y las medidas que sería necesario adoptar para poder sortearlas y/o eliminarlas. Hasta el momento se han aprobado dos Innovation Deals, uno de los cuales está directamente relacionado con la economía circular y el agua, titulado “Sustainable wastewater treatment combining anaerobic membrane technology and water reuse” que está coordinado y en el que participan varias entidades españolas.
[i] “Options for decoupling economic growth from water use and water pollution”. UNEP. 2016
[iv] Desde el II Programa Marco CDTI impulsa la participación española en el Programa Marco de I+D+i de la Unión Europa de todo tipo de entidades. En el actual Programa marco, CDTI es el representante español en los Comités de Programa y actúa como National Contact Point (NCP) de las áreas incluidas en “Liderazgo Industrial” y “Retos sociales”, salvo en el caso de “Sociedades inclusivas, innovadoras y reflexivas” en que participa como experto, al igual que ocurre en los comités de “Tecnologías Futuras y Emergentes” e “Infraestructuras de Investigación” del pilar de “Ciencia Excelente”