El Congreso Nacional del Medio Ambiente vuelve en su 14º edición con nueve ejes temáticos donde el agua tiene un papel fundamental. Siguiendo con el ciclo de entrevistas "El agua en CONAMA" en el que distintos perfiles profesionales aportan su visión sobre los temas más relevantes que se trataran en este #CONAMA2018, hablamos con Jokin Larrauri, Vicepresidente de Ventas Global Aguas de Schneider Electric, sobre la Sesión Técnica "Agua y economía circular. Proyectos de innovación".
Pregunta: ¿Cuál es el papel del sector del agua dentro de la economía circular?
Respuesta: El papel del sector del agua dentro de la economía circular es central y fundamental. El agua es el elemento primordial de la vida en la tierra, y es además necesario en todas y cada una de las actividades económicas, ya sea en el sector agroalimentario, industrial, energético, construcción, turismo, etc. La naturaleza del agua es cíclica y, por tanto, en el propio ciclo del agua ya se da una economía circular, en el que el agua se va utilizando para distintos usos según avanza su ciclo, y se va tratando, reciclando, reutilizando y regenerando para atender a otros usos posteriores. Por tanto, podemos decir que el ciclo del agua es un ejemplo de economía circular, y ya que se encuentra presente en todos los procesos productivos y forma parte esencial de la naturaleza, me atrevería a decir que el agua es el corazón de la economía circular.
P.- Bajo su punto de vista, ¿cómo valora la inclusión del agua en la Estrategia Española de Economía Circular?
R.- Bajo mi punto de vista, la inclusión del agua es sólo parcial en el borrador de Estrategia Española de Economía Circular (EEEC) “España circular 2030” (MAPAMA, 2018). De las líneas de actuación que tienen partida presupuestaria, sólo una está destinada al agua, en concreto la línea de actuación nº 41 “Actualizaciones en materia de reutilización incluidas en los planes hidrológicos de cuenca”. Por un lado, no es una inversión nueva que se vaya a acometer en materia de agua, sino que la Estrategia refleja lo que ya estaba recogido en los planes hidrológicos de cuenca del segundo ciclo 2016-2021. Por otro lado, sólo se enfoca en reutilización en los planes de cuenca, dejando de lado la reutilización a nivel urbano. Y, más importante aún, no incluyendo las demás áreas del ciclo del agua, tales como las estrategias de eficiencia en el uso del agua y la energía ligada al ciclo del agua; la aplicación de energías renovables a los procesos de tratamiento de agua; la desalación; el cálculo y compensación de la huella hídrica; la utilización de lodos derivados de los procesos de potabilización y depuración para uso agrícola, valorización energética o construcción entre otros; la regeneración de agua gracias a la recarga intencionada de acuíferos; las distintas formas de recirculación y reutilización dentro del ciclo hidrológico; o la valorización de los servicios ambientales derivados de los usos de agua, por poner sólo algunos ejemplos.
Esta concepción más amplia del papel del agua en la economía circular no se recoge en el borrador de la Estrategia, y en mi opinión estamos perdiendo una oportunidad única de desarrollar más los contenidos que en este borrador y plan se atribuyen al agua, para aprovechar todo el potencial que el sector puede ofrecer a una política tan importante como la economía circular.
P.- ¿Cuáles son los indicadores a tener en cuenta para medir la economía circular en el sector del agua?
R.- Estos indicadores han de cubrir el ciclo completo del agua y todas sus ramificaciones en otras áreas de la economía circular.
Dentro del Grupo de Trabajo 12 Agua y Economía Circular del CONAMA, proponemos el uso de varios indicadores para medir la economía circular en el sector del agua, agrupados en cinco categorías: Indicadores para la Captación, Indicadores de Infraestructuras, Indicadores del Uso del Agua, Indicadores de Depuración y Reutilización, e Indicadores del Estado Ambiental.
Dentro de estas cinco categorías podemos encontrar indicadores tales como el porcentaje de agua desalada con respecto al total de agua captada, el uso de energía y materias primas utilizadas en los procesos de tratamiento de agua, el porcentaje de pérdidas reales por kilómetro de red de abastecimiento, el volumen total de agua registrada y no registrada, el uso de agua por unidad de referencia (por habitante, por unidad de producto, etc.) o en su ciclo completo de fabricación (huella hídrica), el volumen de aguas residuales tratadas, el porcentaje de aguas residuales tratadas reutilizadas, el volumen de agua reutilizada, el uso de energía y de materias primas por unidad de agua residual tratada y reutilizada, la inversión en el tratamiento de aguas residuales, o el estado ambiental de las masas de agua, por citar algunos de los más relevantes.
Por lo anterior, es sorprendente comprobar cómo la Comisión Europea, en su publicación de enero de 2018 donde propone un marco de seguimiento para la economía circular a través de indicadores clave (Comisión Europea, 2017), no incluya ninguno vinculado al agua. También es sorprendente comprobar cómo en el borrador de Estrategia nacional “España circular 2030”, de entre los 17 indicadores propuestos, sólo uno de ellos está destinado a medir la circularidad en materia de agua, en concreto el porcentaje de recursos hídricos reutilizados contemplado en los Planes de Cuenca.
Nos parece que se está desaprovechando una oportunidad única para medir el impacto del agua en la economía circular.
P.- ¿Qué proyectos de innovación está poniendo en marcha el sector del agua para cerrar más el círculo?
R.- El sector del agua está poniendo en marcha numerosos proyectos que demuestran la importancia del agua en la economía circular, y que afrontan los retos tanto a nivel tecnológico, económico, legal, administrativo y de aceptación social que se presentan al llevarlos a cabo y a la hora de replicarlos a mayor escala. Son proyectos que cubren la totalidad del ciclo del agua, si bien es cierto que se está dando una mayor concentración de proyectos y de iniciativas en depuración, y más concretamente en la reutilización de agua, materias primas y energía de los procesos de depuración y gestión de lodos.
La mayoría de los proyectos de reutilización se centran en la reutilización del agua tratada para otros usos, ya sean agrícolas, industriales o para recarga intencionada de acuíferos, en la reutilización de los lodos para aplicaciones agrícolas, de construcción o para valorización energética, y en la extracción de nutrientes de los lodos para fabricación de fertilizantes, o mejoras en los procesos de depuración y digestión de lodos.
La inmensa mayoría de los proyectos conllevan una innovación tecnológica, pero vemos cada vez más como se ponen en marcha proyectos donde la innovación ya no es sólo tecnológica, sino también económica, con nuevos modelos de negocio que puedan hacer viable su implementación.
Estos proyectos, tanto a escala nacional como internacional, liderados en muchos casos por empresas españolas, buscan también difundir buenas prácticas y resultados favorables, para ayudar a desmitificar algunos tabúes dentro de la industria del agua, como la reutilización del agua para distintos usos posteriores, incluyendo el consumo humano.
En muchos casos son proyectos que se realizan en agrupaciones de empresas, consorcios, participación público-privada, o de I+D financiados por fondos europeos o nacionales, donde la multidisciplinariedad de las entidades participantes y el calado de los socios son factores claves de éxito de estos proyectos.
Dentro del GT 12 Agua y Economía Circular hemos recibido una treintena de proyectos de innovación, de entre los que podemos destacar el proyecto de Biofactorías de Suez España, en el que se busca que las estaciones depuradoras de aguas residuales se conviertan en fábricas de materias primas, energía y agua de calidad para múltiples usos posteriores. También interesantes son los proyectos Water2Return y Run4Life, de Bioazul y Aqualia respectivamente, que se centran en la recuperación de nutrientes para la economía circular en el sector agrícola y la fabricación de fertilizantes, o el proyecto de Biogás Vehicular del Canal de Isabel II, donde mediante el biogás generado en las estaciones depuradoras de aguas residuales y la aplicación de energías renovables en sus instalaciones multiplicará por 13 su flota de vehículos eléctricos reduciendo en un 30% su huella de carbono. También cabe destacar el proyecto de Reutilización de aguas regeneradas mejoradas mediante recarga artificial en la agroindustria, ejemplo de Alcazarén-Pedrajas en Valladolid, de Plataforma Tecnológica Española del Agua, donde se realiza la recarga intencionada de acuíferos mediante agua proveniente de depuradora, de derivación del río y de captación de agua de escorrentía. Por último quisiera destacar un proyecto que estamos haciendo en Schneider Electric para la ciudad de Atlanta, donde estamos ejecutando un contrato de Rendimiento del Servicio de Energía Garantizado, con el que ahorraremos a la ciudad más de 30 millones de dólares en un período de 15 años en sus plantas depuradoras, mediante la optimización energética de los equipos involucrados en la depuración, así como la gestión del consumo de energía en todos los edificios de la empresa de agua de Atlanta. En este proyecto el mismo ahorro energético de las instalaciones paga el contrato, sin que la ciudad deba desembolsar un dólar.
P.- Por último, ¿cuáles son las principales barreras y retos que el sector del agua debe afrontar para mejorar el desarrollo de la economía circular dentro del mismo?
R.- Principalmente legales y administrativas, de gobernanza, de modelos de financiación y de percepción social. En el sector siempre tendemos a creer que los retos tecnológicos son los principales, pero cada vez se hace más evidente que existe la tecnología suficiente para afrontar los retos actuales.
Uno de los principales retos que el sector está afrontando es de carácter sanitario. Cómo garantizar la seguridad sanitaria del consumo de agua reutilizada y la utilización de lodos debería ser tarea del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. Y en este ámbito existe un claro freno a las posibilidades de reutilización de agua depurada y de lodos para múltiples actividades, ya sean agroalimentarias, industriales, de construcción, para recarga de acuíferos, para posterior consumo humano, etc.
Otro de los grandes retos es el de la aceptación social al uso de agua regenerada, de materiales procedentes de lodos, o de la energía generada a partir de la valorización energética de estos lodos. No se percibe la necesidad para adoptar este tipo de soluciones de forma urgente en nuestro país, y estamos perdiendo una gran oportunidad de convertir el ciclo del agua en un verdadero motor de la economía circular.
Las barreras técnico-económicas son cada vez menores por el desarrollo tecnológico, pero destacaría la necesidad de mecanismos de financiación y/o fiscales que permitan activar los distintos mercados involucrados en la economía circular, y dónde el agua juega un papel clave. Esto permitiría la cooperación entre distintos sectores y otras cadenas de valor, permitiría una adopción más acelerada de las tecnologías existentes y fomentaría su aplicación y escalado, reduciendo así estas barreras.
Por último, quisiera mencionar el reto estratégico al que se enfrenta España con su estrategia para la economía circular. Nos parece que el borrador España Circular 2030 se debe retomar, y se debe mirar más allá de la reutilización existente en los planes de cuenca, y ver el agua en la totalidad de su ciclo y en su encaje en los numerosos procesos productivos donde es un elemento clave. Sin esta visión global, estamos perdiendo una buena oportunidad de contribuir al desarrollo sostenible y a la adaptación al cambio climático.