Abarcando todos los ámbitos de la sostenibilidad, el Congreso Nacional del Medio Ambiente vuelve en su 14º edición, con nueve ejes temáticos donde el agua tiene un papel fundamental. Siguiendo con el ciclo de entrevistas "El agua en CONAMA", donde distintos perfiles profesionales aportan su visión sobre los temas más relevantes que se trataran en este #CONAMA2018, entrevistamos a Pilar Gracia, Investigadora Postdoctoral de la Cátedra Aquae de Economía del Agua, sobre la Sesión Técnica "Agua y economía circular. Proyectos de innovación".
Pregunta: ¿Cuál es el papel del sector del agua dentro de la economía circular?
Respuesta: El papel del sector del agua en la economía circular es fundamental. De hecho, ya en el Plan de Acción para la Economía Circular de la Comisión Europea en 2015, que sienta las bases para hacer realidad la economía circular a nivel comunitario, la circularidad en el agua se presenta como uno de los objetivos clave.
La implantación de un modelo de economía circular en el sector del agua, a través del estímulo de la reducción y la reutilización, permite disminuir la presión sobre los recursos hídricos, así como reducir el consumo de otras materias primas, disminuir los requerimientos energéticos y las emisiones de gases de efecto invernadero. Todo ello, permite avanzar hacia un modelo más eficiente y sostenible, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible marcados para 2030, donde tanto la economía circular como el agua juegan un papel central.
P.- Bajo su punto de vista, ¿cómo valora la inclusión del agua en la Estrategia Española de Economía Circular?
R.- Desde luego, es algo tremendamente positivo. En primer lugar, porque así lo marcaba la estrategia europea y, en ese sentido, España debía de seguir el mismo camino, no podíamos quedarnos atrás. Pero, además, porque España debe estar y de hecho está a la cabeza de la Economía Circular en el sector del agua en Europa. En un país como el nuestro donde en torno al 10 % de las aguas depuradas son reutilizadas, frente al 2,4 % de media de la UE, el agua debe situarse en el centro de la estrategia para alcanzar una economía circular. Pero no solo en un plano teórico o conceptual, sino también en la práctica, a través de actuaciones concretas que tengan su reflejo en los presupuestos. Y así ha sucedido en la Estrategia Española de Economía Circular, donde uno de los ocho ejes está dedicado a la reutilización de agua, agrupando 5 actuaciones dotadas con 478 millones de euros (un 57 % del presupuesto total de la estrategia). Pese a que esto, sin duda, debe valorarse muy positivamente, también es cierto que personalmente echo de menos que la estrategia hubiese puesto algo más de énfasis en la importancia de mejorar la eficiencia en el sector del agua (desde el punto de vista tanto de la oferta como de la demanda), algo fundamental para avanzar en un modelo de economía circular.
P.- ¿Cuáles son los indicadores a tener en cuenta para medir la economía circular en el sector del agua?
R.- Los indicadores a tener en cuenta deben abordar las dos facetas clave del agua en la economía circular: la reducción y la reutilización. Es en este último aspecto en el que, hasta la fecha, se ha puesto únicamente el foco, utilizándose el porcentaje de agua depurada reutilizada como único instrumento para medir la circularidad en materia de agua. Sin duda, este indicador es esencial, pero existen otros que también deberían tenerse en cuenta.
Por ello, desde la Cátedra Aquae de Economía del Agua hemos propuesto en el Grupo de trabajo Nº 12 Agua y Economía Circular del CONAMA 2018 una serie de indicadores clave para medir la economía circular en el sector del agua.
En primer lugar, en lo que tiene que ver con la reutilización, sería interesante considerar también otros aspectos como el destino de las aguas reutilizadas, la intensidad energética en los procesos de reutilización o el aprovechamiento y destino de los lodos procedentes de la potabilización y depuración.
También deberían tenerse en cuenta indicadores que midan la reducción en la captación y uso de agua, tanto en términos absolutos (eficacia) como en términos relativos por unidad de referencia (eficiencia). En este último caso, el concepto de huella hídrica que se ha venido desarrollando en los últimos años es clave, aunque aún se tiene que seguir avanzado en esta vía.
En tercer lugar, es importante que los indicadores para medir la economía circular en el sector del agua tengan en cuenta los aspectos económicos. Entre ellos, por ejemplo, los esfuerzos de inversión para alcanzar los objetivos establecidos, no solo en depuración y reutilización, sino también en el conjunto del ciclo del agua. En España tenemos unas infraestructuras del agua con un grado de obsolescencia importante que se refleja, por ejemplo, en el porcentaje de fugas de las redes (en torno al 20 %). Por ello, un mayor esfuerzo en inversión y renovación es esencial para mejorar la eficiencia del sector en su conjunto y avanzar en ese modelo de economía circular.
Por último, para evaluar el fin último de la economía circular, que no es otro que reducir la presión existente sobre los recursos hídricos, deberían tenerse en cuenta indicadores que midan el estado cuantitativo y cualitativo de las masas de agua.
P.- ¿Qué proyectos de innovación está poniendo en marcha el sector del agua para cerrar más el círculo?
R.- Los proyectos que se están llevando a cabo son numerosos y abarcan muy distintos aspectos (como los más puramente tecnológicos, los cambios en los modelos de negocio, u otras soluciones innovadoras). Desde la Cátedra Aquae de Economía del Agua, uno de nuestros objetivos fundamentales es la difusión del conocimiento y entendemos que dar a conocer este tipo de innovaciones es fundamental para avanzar hacia un modelo más sostenible.
Como ejemplo, me gustaría hacer referencia al proyecto del parque inundable La Marjal, que la Cátedra Aquae presentó al Water Governance Initiative de la OCDE y que fue seleccionado por este organismo como ejemplo de buena gobernanza del agua. Este parque inundable fue construido en 2015 para proteger a Alicante de las inundaciones a través de la recogida del agua de lluvia, que es canalizada y depurada para su posterior reutilización, principalmente para riego de zonas verdes o llenado de lagos. Además, este parque proporciona una zona verde a la ciudad en la que se conserva la flora y fauna típica de la región.
Por todo ello, este proyecto es un ejemplo fantástico de cómo avanzar en la economía circular no solo desde la innovación tecnológica, que sin duda es esencial, sino también desde soluciones innovadoras y resilientes.
P.- Por último, ¿cuáles son las principales barreras y retos que el sector del agua debe afrontar para mejorar el desarrollo de la economía circular dentro del mismo?
R.- En mi opinión, podríamos hablar de tres retos fundamentales: legales, económicos y sociales. En primer lugar, están los retos legales, vinculados a los usos permitidos y no permitidos del agua reutilizada recogidos en el Real Decreto 1620/2007 y a sus requerimientos de calidad. En segundo lugar, tenemos los retos económicos, entre los que se encuentran el apoyo financiero a la innovación tecnológica, los cambios necesarios en los modelos de negocio o la implementación del principio de recuperación de costes. Por último, encontramos los retos asociados a la aceptación social de la reutilización de agua. En este último punto, la educación, concienciación, sensibilización y participación de todos los agentes es clave, no sólo para promover esa aceptación del agua reutilizada, sino también para fomentar un cambio de mentalidad hacia modelos más eficientes y sostenibles.
