Uno de los problemas que ha puesto de manifiesto la pandemia de COVID-19 es la escasa atención que se presta por parte de las administraciones y organismos de gobierno a la investigación. Si ya en las circunstancias anteriores al coronavirus era una situación lacerante para la ciencia, la nueva normalidad exige una especial atención a este sector, que será el que gracias a su labor contribuya a frenar la expansión del viurs.
Sin embargo, no es solo la investigación médica la que debe impulsarse; todos los ámbitos precisan atención. Entre ellos, el sector del agua. Es por ello que realizamos el ciclo de entrevistas "El Agua es Ciencia" en iAgua: para poner cara y dar voz a un colectivo que quiere ocupar el lugar que se merece dentro de la industria en particular y del mundo científico en general.
Hablamos con Juan José Salas, Director de Servicios Tecnológicos de la Fundación Pública Andaluza Centro de las Nuevas Tecnologías del Agua (CENTA). Doctor en Química por la Universidad de Sevilla, Licenciado en Química Industrial e Ingeniero Técnico Industrial, Salas también es Diplomado en Ingeniería y Gestión Medioambiental y Titulado en Alta Especialización en Grasas por el CSIC. Tras 38 años de experiencia en el tratamiento de aguas residuales, especializándose en la depuración de los vertidos generados en las pequeñas aglomeraciones urbanas, ha publicado varios manuales sobre esta materia.
En la actualidad desarrolla su actividad laboral como Director de Servicios Tecnológicos de la Fundación Pública Andaluza Centro de las Nuevas Tecnologías del Agua (CENTA), donde anteriormente fue Director de I+D+i. Además, participa como docente en los Cursos organizados por el CEDEX sobre Tratamiento de Aguas Residuales y Explotación de Estaciones Depuradoras, en el Máster en Gestión Integral del Agua, de la Universidad de Cádiz, en el Máster Universitario de Hidrología y Gestión de Recursos Hídricos, de las Universidades de Alcalá de Henares y Rey Juan Carlos, en el Curso de Postgrado en Gestión del Ciclo Integral del Agua de la Universidad de Extremadura y en el Programa de Formación Iberoamericano en Materia de Aguas.
Pregunta: En primer lugar, ¿cuál cree que es el papel de la investigación en el desarrollo de la sociedad?
Respuesta: La investigación viene a dar respuesta a la curiosidad, que es consustancial con el ser humano, constituyéndose en motor de desarrollo de la sociedad.
Nuestra especie ya se preguntaba (investigaba) en las cavernas sobre como conseguir las mejores tallas de sílex para sus armas y herramientas, o sobre qué pigmentos naturales resultaban más apropiados para sus pinturas rupestres.
El ir dando respuestas a esas curiosidades, que afortunadamente nunca cesan, es lo que ha llevado a nuestra sociedad a su grado actual de desarrollo.
Sin investigación no avanza la ciencia y, como muy acertadamente dice el lema de la campaña, SIN CIENCIA NO HAY FUTURO.
P.- ¿Cuáles son los principales retos y dificultades a los que se enfrentan la investigación y los investigadores en general, y la referida al agua en particular?
R.- No discriminaría, pues pienso que en ambos casos los retos y las dificultades, lamentablemente, son los mismos.
Estoy de acuerdo en que la falta de financiación es el principal reto al que se enfrenta la investigación en nuestro país (seguimos por debajo del ansiado, aunque escaso, 2% del PIB). Sin embargo, hace poco he leído la opinión a este respecto de un miembro de la Fundación Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas (CIEN), que defiende, en contra de lo que solemos creer, que la principal queja de los investigadores en España no es la falta de financiación, sino la burocratización del sistema y la falta de flexibilidad para gestionar esta financiación. Escasos recursos y mal gestionados, no es una buena combinación.
La investigación viene a dar respuesta a la curiosidad, que es consustancial con el ser humano, constituyéndose en motor de desarrollo de la sociedad
Otro aspecto a mejorar es la conversión de la investigación que hacemos en desarrollo y puestos de trabajo. Estamos entre los cinco primeros países europeos en producción científica, pero a la cola en lo que se refiere a transferencia e innovación. En definitiva, hacemos mucha “I”, pero poca “D+i”.
Por último, se hace cada vez más necesario el reconocimiento social de los investigadores y de la importancia de su labor. Una, de las muy pocas buenas noticias de la pandemia que nos asola, es que la sociedad se está dando cuenta de cuáles son sus verdaderos héroes y entre ellos se encuentran (nos encontramos) los investigadores. Espero y deseo que esto no sea flor de un día y que los investigadores no caigamos en breve de nuevo en el olvido.
P.- ¿Qué cree que aporta la investigación al sector del agua?
R.- Hay una frase del divulgador británico John Emsley, que me gusta y con la que suelo acabar mis presentaciones, que dice que “El agua es una las sustancias químicas más investigadas, pero sigue siendo menos la menos entendida”.
De hecho, el agua no deja de darnos sorpresas, ni en el algo tan básico como su propia estructura. Recientemente, se ha descubierto que a temperaturas muy frías el agua presenta dos variantes en su forma líquida, con importantes diferencias entre ellas.
Por tanto, es mucho lo que aún nos queda por investigar sobre esta sustancia, capital para nuestra propia existencia.
En el caso concreto del tratamiento de las aguas, que es al que me dedico, durante mucho tiempo la investigación ha sido mínima. En el pasado las estaciones depuradores eran meras copias unas de otras, simplemente porque funcionaban, pero sin saber realmente por qué funcionaban.
En los últimos años esto ha cambiado radicalmente y las investigaciones que se están llevando a cabo están aportando innovaciones continuas es este campo, que están permitiendo: procesos de tratamiento más eficientes energéticamente, mayores rendimientos en la eliminación/recuperación de nutrientes, la eliminación de contaminantes emergentes, la automatización de los procesos, etc. y, por fin, y ya era hora, se está reconociendo el papel fundamental que juega la biología en todo esto.
P.- ¿Cómo describiría las condiciones de trabajo de los investigadores en España (en general y los que se dedican al sector del agua)?
R.- En este caso tampoco establecería diferencias entre los investigadores en general y los que nos dedicamos al mundo hídrico.
Investigar en nuestro país nunca ha sido tarea fácil, baste con recordar la célebre frase de nuestro premio nobel, el Dr. Ramón y Cajal: “Investigar en España es llorar”, de plena vigencia desde hace más de un siglo.
Ese “llanto” viene motivado, principalmente, por la falta de estabilidad laboral (precariedad) de nuestros investigadores, especialmente en el caso de los más jóvenes.
Bajos sueldos, contratos temporales de corta duración y sin solución de continuidad, futuro incierto..., no son el mejor complemento para el trabajo de un investigador, que precisa estar totalmente centrado en “dar respuesta a su curiosidad”, sin distracciones cotidianas externas.
P.- ¿Por qué es necesario aportar más recursos a la investigación en ese sentido?
R.- Principalmente, para mejorar las condiciones actuales del personal investigador, pero también para la mejora de los equipamientos que se ponen a su servicio.
P.- ¿Qué papel cree que debería tener la ciencia en el modelo de país que tiene España, en especial en el proceso de reconstrucción tras la pandemia?
R.- Está demostrado que de las crisis surgen las oportunidades, y en el caso de la pandemia que actualmente sufrimos, y de la que algún día saldremos, no debería ser diferente.
También sabemos que, lamentablemente, las crisis nos afectan más que a la mayoría de nuestros vecinos europeos y además solemos salir más tarde y peor de ellas.
Por ello, se debería aprovechar este momento de desconcierto generalizado para reflexionar y sentar las bases para proyectar un futuro, en el que la ciencia y la investigación jueguen en nuestro país el papel relevante que juegan en las sociedades más avanzadas y, que quizás por ello, capean mejor los períodos de crisis.
De no ser así, esperemos, al menos, en que como ya ocurrió en la crisis anterior, no haya nuevos recortes en I+D+i.
P.- ¿Qué herramientas cree que podrían animar a las nuevas generaciones a interesarse por la investigación en materia hídrica?
R.- Aquí nos podríamos plantear si el investigador nace o se hace. Yo pienso que nace (vocación), pero que también se hace (formación). Ciertas personas nacen con predisposición para la investigación, pero el estudio, la formación y el esfuerzo continuado, son los que acaban de hacer al buen investigador.
Una herramienta que puede animar a las nuevas generaciones a interesarse por la investigación en el tema hídrico es el carácter multidisciplinar de la misma, pues son mucha las profesiones que pueden aportar su conocimiento a este campo.
Claro ejemplo de ello es el equipo multidisciplinar de la Fundación Pública Andaluza Centro de las Nuevas Tecnologías del Agua (CENTA), en la que trabajo, que está compuesto por: químicos, biólogos, ingenieros, ambientales, farmacéuticos y geógrafos. Formaciones distintas, conocimientos diversos, pero todos pensando en “modo hídrico”.
También se podría aprovechar la alta concienciación actual de las nuevas generaciones en la crisis medioambiental, en la que el agua juega un papel clave.
En definitiva, deberíamos conseguir que un investigador encuentre tan interesante estudiar la microbiología de las aguas, como la microbiología asociada a las enfermedades.
P.- ¿Cuál es su opinión sobre la iniciativa en redes sociales #SinCienciaNoHayFuturo?
R.- Una muy buena forma de trasladar a la sociedad el mensaje de la importancia de la CIENCIA, haciendo uso del potencial de los medios actuales de comunicación, con su enorme capacidad de difusión.