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Invertir en digitalizar para conquistar el futuro y en infraestructuras para corregir déficits

Depuradoras de Las Palmas de Gran Canaria y Lugo, dos de las grandes instalaciones gestionadas por Saur en España, a través de Emalsa y Gestagua.

La gestión integral del agua se enfrenta a un doble desafío que condiciona por completo su eficiencia y su sostenibilidad. Por un lado, la obsolescencia de infraestructuras que llevan décadas funcionando a pleno rendimiento y que alcanzan, en diversos puntos de nuestro país, el final de su vida útil. Por otro, el reto de la digitalización, que favorezca una mejora continua en la calidad del servicio. Ambos desafíos responden a un denominador común: la necesidad de inversión.

Sin embargo, la renovación de las redes de abastecimiento y saneamiento no solo resulta costosa, sino también poco atractiva para muchas administraciones, ya que se trata de inversiones que se entierran y esconden a la vista de la ciudadanía. Esta reticencia a la inversión en infraestructuras conlleva que, a menudo, tanto las instituciones como los propios vecinos se olviden de las mismas hasta que afloran problemas, como cortes de suministro, disminución de la calidad del agua, o incluso inundaciones. Las soluciones tecnológicas implementadas por Gestagua en los municipios en los que opera constituyen, al mismo tiempo, un importante aliado de dichas administraciones en la prestación del servicio y una forma de dar a conocer su gestión y su importancia.

En esta línea, Gestagua trabaja actualmente en la mejora de sus herramientas tecnológicas con el objetivo de que sean las más abiertas y accesibles del sector. El plan pasa por integrar en un mismo sistema toda su información en tiempo real, para dar a sus clientes un mayor control de las operaciones. Esto significa poder gestionar, minuto a minuto, la situación de los operarios en campo, las intervenciones que se están realizando, la programación y duración de un eventual corte de suministro o la calidad del agua distribuida.

Pero esto es solo el principio: cualquier persona, en cualquier momento, podrá conocer el estado de las infraestructuras hidráulicas por municipios, desde su dispositivo móvil, informar a la empresa de cualquier anomalía o consultar (de nuevo, en tiempo real) su consumo y hábitos de uso, hacer previsiones y, en suma, contar con la posibilidad de realizar ese consumo de manera más eficiente. Todo esto se consigue mediante la integración de las tecnologías empleadas por Gestagua, desde big data hasta open platform y machine learning, permitiendo facilitar siempre información real, inmediata y abierta.

Gestagua trabaja en la mejora de sus herramientas tecnológicas con el objetivo de que sean las más abiertas y accesibles del sector

Otra de estas soluciones tecnológicas consiste en utilizar realidad aumentada para facilitar el trabajo diario a los operarios, superponiendo la gran cantidad de información generada día a día en las redes sobre la visión del propio operario, permitiendo conocer de forma instantánea el estado de dichas redes, sus características, actuaciones o reparaciones previas, o incluso visualizar de forma instantánea datos de medidores sin tener que acceder a espacios confinados.

En el caso de que un operario detectase una fuga en la red, esta herramienta le permite marcarla rápidamente en la aplicación, permitiendo que el encargado de su reparación la visualice de forma precisa sin necesidad de haberla señalado con pintura en la calle, como tradicionalmente se ha hecho. También facilita localizar válvulas que es necesario manipular para adaptar el flujo durante una reparación y poder restituir correctamente el servicio. La puesta en marcha de este proyecto supone, en suma, un valor añadido a la eficiencia y a la toma de decisiones centralizada.

Por otro lado, Gestagua también implementa la auto-planificación de las tareas en sus centros de trabajo. Actualmente, el responsable de servicio o capataz gestiona las operaciones del equipo en base a históricos de funcionamiento de preventivos y correctivos. Aunque este proceso no resulta complejo, ya que la información empleada para ello se obtiene con rigurosidad, la empresa quiere ir un paso más allá con la creación de un algoritmo de auto-aprendizaje, para que pueda realizarse de manera automática. Esto se consigue gracias a la ingente cantidad de datos con los que se cuenta y a la experiencia acumulada durante décadas en el sector. El resultado es una auténtica red neuronal que permitirá, siempre bajo supervisión, definir la menor manera de gestionar el trabajo en los centros en tiempo real, adelantándose a cualquier imprevisto.

Uno de los principales retos a la hora de desarrollar este proyecto es gestionar las tareas más críticas que surgen en el día a día debido, precisamente, a la antigüedad de algunas infraestructuras municipales, que en muchos casos se diseñaron antes de los grandes cambios experimentados por ciudades e industrias a lo largo de toda la geografía española. Estas tareas se gestionan con una respuesta prácticamente instantánea y se incorporan al sistema de aprendizaje neuronal para que se vaya readaptando a cada situación. El proceso es largo, pero dotará a la empresa de un sistema de automatización y de adaptación a los cambios jamás visto, que permitirá ser aún más eficientes en sus operaciones y prestar un servicio cada vez más ajustado a las necesidades de sus clientes.

Gonzalo Murillo señala al tratamiento del agua residual como el gran reto del sector, que precisaría una inversión de entre 750 y 900 millones al año, cuando actualmente se destinan 200 millones.

Estas innovaciones, claves para la sostenibilidad y mejora del servicio, tanto en ciudades grandes como pequeñas o incluso pueblos, dependen en muchos casos de la convocatoria de nuevos concursos allí donde las concesiones están vencidas. Por ello, no podemos perder de vista, también como uno de los factores que contribuyen a la obsolescencia en las infraestructuras hidráulicas, la situación que conllevan las prórrogas de las concesiones de servicios de abastecimiento de agua en no pocos municipios: la libre competencia y, con ella, la inversión que tanto precisa el sector, se encuentran con una innegable piedra en el camino con la no convocatoria de concursos públicos.

Según recientes informaciones publicadas por diferentes medios económicos como Expansión, se estiman en 120 los ayuntamientos en España con contratos vencidos, con alrededor de 260 millones de euros anuales en juego durante los próximos veinte años. Estos contratos se vienen prorrogando, en ocasiones, incluso durante décadas. Por su naturaleza, el sector representa una cifra de ingresos global de unos 5.000 millones de euros, y eso sin contar la actividad desempeñada por las empresas de capital público.

Sacar a concurso los servicios de agua es un factor determinante para atender las necesidades de muchas localidades con un claro déficit en la calidad del abastecimiento y la depuración.

La digitalización es una herramienta fundamental para facilitar la misma calidad de servicio con independencia del tamaño del municipio

Por esta razón, no es la primera vez que Gestagua insta a las administraciones a convocar estos concursos para favorecer la libre competencia, la inversión y la renovación de infraestructuras. “Históricamente, recordamos y pedimos a todos los poderes públicos que toman decisiones en este sector que no permitan a las grandes empresas renovar los contratos sin competencia”, explica el CEO del grupo en España, Rogerio Koehn. “En última instancia, esto lo pagan los ciudadanos, y el coste final del servicio se puede multiplicar hasta tres y cuatro veces”.

Pero la inversión no lo es solo en las redes propiamente dichas, sino en aquellas infraestructuras que permitan una distribución, un análisis y un control de calidad más eficientes. En efecto, la calidad del agua en España es innegable gracias a los continuos controles a la que se la somete, “pero aún queda mucho por avanzar en nuestro país en cuanto al impacto que tienen en el medioambiente los tratamientos de potabilización o desalación”, señala el director de explotaciones de Gestagua, Gonzalo Murillo.

La colaboración público-privada se convierte en garantía de las inversiones que el sector requiere para su sostenibilidad

El gran reto del sector, explicaba Murillo en la última edición de Investagua, es el tratamiento del agua residual, tanto desde el punto de vista de las poblaciones como desde el punto de vista industrial, en cumplimiento de las normativas comunitarias. Para ello, la colaboración público-privada es esencial, pues hablamos de unas cifras de inversión necesarias de entre 750 y 900 millones de euros al año. En la actualidad, la inversión anual apenas supera los 200 millones.

Pero independientemente de la inversión para modernización y digitalización, Gestagua no se olvida de esos pequeños municipios que cuentan con importantes carencias de servicio con respecto a las grandes ciudades, producidas en gran medida por la mencionada obsolescencia de infraestructuras que se diseñaron, en muchos casos, hace treinta años.

Rogerio Koehn, recogiendo el premio Ejecutivo del Año, cuando insistió en la necesidad de convocar los concursos vencidos para impulsar las inversiones en los ayuntamientos.

Como empresa medioambientalmente sostenible, el uso más eficiente de los recursos energéticos, materiales y humanos es un eje fundamental en la gestión del agua. Las herramientas tecnológicas han avanzado paralelamente al incremento en la demanda de servicios de agua en los territorios y, con ellas, la mejora en la calidad de los datos gracias a los entornos de big data e inteligencia artificial. La sostenibilidad del sector solo podrá lograrse plenamente mediante la palanca que supone la digitalización.

El grupo SAUR, al que pertenece Gestagua, trabaja día a día para garantizar la calidad del agua servida y devuelta al medio, optimizar los equipos para mantener un uso sostenible de los recursos, asegurar unas infraestructuras fiables y resilientes, reducir las pérdidas de agua, mejorar el servicio a los usuarios y operar de forma transparente sus concesiones.

Gestagua no se olvida de esos pequeños municipios que cuentan con importantes carencias de servicio con respecto a las grandes ciudades

Un ejemplo perfecto de estas actuaciones, así como de la colaboración público-privada, es la Empresa Mixta de Aguas de Las Palmas, EMALSA, de la que SAUR es único accionista privado. La gestión de su red de abastecimiento, con la desalación como eje de la producción de agua, supone el equilibrio continuo entre el desarrollo económico y la protección del entorno natural, requiriendo elevados niveles de eficiencia que no pueden lograrse sin un adecuado proceso de transformación digital.

La ventana de oportunidad se abre, una vez más, con los fondos de recuperación europeos, que permitirán poner en marcha el ambicioso Plan de Infraestructuras Hidráulicas diseñado por EMALSA y el Ayuntamiento de las Palmas y encaminado a la mejora de todos los servicios de agua, la movilidad sostenible, la reducción de residuos y la economía circular, con especial atención a la reutilización del agua residual.