El ritmo de urbanización a nivel global no tiene precedentes. Según estudios, la población mundial residente en áreas urbanas se incrementa en casi 150.000 personas cada día debido al efecto conjunto de migración y nuevos nacimientos. Se espera que para 2050 se haya incrementado en torno al 60 % respecto a los valores actuales.
La capacidad de gestionar este rápido crecimiento de una forma eficaz y eficiente se vuelve, pues, una tarea esencial para las entidades públicas responsables de estos núcleos urbanos. Las ciudades necesitan alcanzar y mantener unos objetivos fundamentales a nivel económico, social, medioambiental y financiero. Y hacerlo de forma sostenible.
Para ello, el nivel de eficiencia en cuanto a la gestión de las nuevas infraestructuras, así como de las ya existentes, debe alcanzar niveles de servicio que nunca antes se habían planteado. Este hecho requiere de un grado de integración de todas las infraestructuras, tanto públicas como privadas, en lo que atañe a su operación y mantenimiento. Todo ello para conseguir impactar de una forma sensible y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos mediante la puesta en marcha de soluciones inteligentes a un coste que pueda ser asumible y asumido, en última instancia, por ellos mismos.
Tres lugares comunes en el camino a la smart city
Aunque las ciudades (tanto grandes como pequeñas) difieren mucho en cuanto a sus planteamientos y prioridades en la mejora de sus servicios al ciudadano, existen tres puntos que son comunes a todas ellas.
El primero es la sostenibilidad económica. Las ciudades necesitan dotar a sus habitantes de la capacidad para desarrollar su potencial económico, atrayendo negocio e inversión. Tras los años de crisis se han puesto de manifiesto las grandes debilidades en los modelos financieros de los distintos municipios, así como en muchas de las líneas estratégicas relativas a la evolución de la gestión pública a nivel municipal. Es fundamental orientar éstas últimas hacia una gestión integrada de servicios e infraestructuras que garantice su viabilidad.
La sostenibilidad social, por otro lado, vinculará el atractivo que la ciudad ofrece a los ciudadanos en cuanto a su calidad de vida. Todos los servicios deben estar orientados a ser socialmente aceptados por su valor añadido y su capacidad de incorporación como mejoras a la vida cotidiana, siendo plenamente inclusivos y llegando a todos los habitantes.
Por último, y no por ello menos importante, está la sostenibilidad medioambiental. Las soluciones en cuanto a gestión integral de servicios deben considerar la variable ecológica como un eje fundamental, reduciendo el impacto en el medio ambiente, así como el impacto de éste en la vida de los ciudadanos. En este punto la referencia a la eficiencia es evidente, pero no únicamente a nivel energético sino en un sentido mucho más general.
Las ciudades necesitan dotar a sus habitantes de la capacidad para desarrollar su potencial económico, atrayendo negocio e inversión
La tecnología como eje central hacia la eficiencia en la gestión
Aunque a menudo se concibe como un gasto, la inversión en tecnología es el único camino para la creación de valor añadido en las ciudades inteligentes. A estas alturas resulta evidente que la integración tecnológica ayuda a las ciudades a mejorar su eficiencia, incrementar su potencial económico, reducir costes de operación, generar nuevas posibilidades de negocio y, en última instancia, mejorar las condiciones de vida de sus habitantes.
Ahora bien, una condición clave es la compatibilidad tecnológica y disponer de una arquitectura técnica que sea capaz de soportar una gestión integral de servicios públicos. De otro modo, se corre un serio riesgo de que las soluciones incorporadas no puedan operar a gran escala o se disparen los costes de mantenimiento a límites no sostenibles por una planificación estratégica deficiente.
Esto es lo que ya se está viendo en algunos casos pioneros en la adopción de tecnología para la gestión de algunos servicios públicos aislados. La integración vertical orientada a dar una solución más rápida a un problema concreto ha provocado que proyectos de gestión de transporte, alumbrado o edificios inteligentes hayan tenido que ser reemplazados al haberse convertido, desde su origen, en silos de información no interoperable.
Una auténtica smart city debe disponer de una infraestructura de integración horizontal, común para todas las soluciones verticales, y que aporte una base transversal evitando la reinvención de la rueda cuando se plantean soluciones específicas para energía, transporte, agua o salud.
GO AIgua. La experiencia es un grado
La problemática que se plantea en la gestión de servicios públicos es similar a la que puede existir en una organización con cientos de activos distribuidos de diferente tipología. Tal y como se ha venido exponiendo hasta ahora, la orientación “datacéntrica” resulta fundamental para estandarizar las diferentes tecnologías y fuentes de datos que componen la base de los sistemas. A partir de este punto, se generarían las soluciones específicas.
Este es el camino que Global Omnium escogió hace más de diez años cuando comenzó su proceso de transformación digital. Y es exactamente el concepto que se plasma en la arquitectura de su suite para la gestión integral del agua GO AIgua.
La base de la suite es una plataforma de integración IoT y big data (Nexus Integra), que aporta la necesaria integración horizontal para soportar los distintos servicios verticales. Estos últimos incluyen la detección de fugas en la red de distribución de agua, eficiencia energética, la gestión de la telelectura de los más de 800.000 contadores de abonado inteligentes o la algoritmia específica sobre la espectacular colección de datos de los que se dispone.
GO AIgua es en sí mismo un vertical de gestión de agua de referencia para cualquier tipo de ciudad inteligente, al aportar de serie la experiencia y el conocimiento que Global Omnium lleva generando durante sus casi 130 años de historia. En este sentido, y en diferentes escenarios, se han realizado con éxito integraciones con otras plataformas IoT para la integración de datos de servicios ciudadanos de una forma muy sencilla gracias a las características abiertas e interoperables de la suite.
El valor añadido en este caso resulta evidente, permitiendo de forma inmediata disponer de la capacidad de sacar partido a los patrones de consumo, cruzar datos GIS de la infraestructura de agua del municipio y generar resultados tales como planes integrales de actualización de la infraestructura hidráulica o un control preciso de la calidad del abastecimiento de agua potable.
Aunque se concibe como gasto, invertir en tecnología es el único camino para la creación de valor añadido en las ciudades inteligentes
Sin embargo, el valor de GO AIgua va más allá de la mera gestión de la infraestructura o servicios asociados al agua del municipio. La potencia del middleware que sostiene la suite (Nexus Integra) tiene una diferenciación clara frente a otras infraestructuras o plataformas IoT: no solo permitiendo una integración masiva de datos, sino también su gestión en un entorno de operación integrado que puede ser compartido por los distintos servicios públicos.
En este sentido, se incluye funcionalidad como la explotación de datos en tiempo real para la monitorización y control de las infraestructuras de los distintos servicios públicos, generación de informes y cuadros de mando, gestión global de alarmas, analítica avanzada o una administración centralizada de todos los servicios integrados. Del mismo modo, se hace posible incluir en todos los entornos de operación terceros sistemas garantizando la agilidad en el acceso a los datos de verticales específicos ya desarrollados.
Se aporta así un grado significativamente más amplio de estandarización horizontal, dotando a esa capa central de un grosor que no solo incluye la ingesta o el movimiento de los datos, sino también de la explotación de los mismos en una gran medida. De este modo, se permite generar de una forma sencilla una explotación conjunta del agua, alumbrado, gestión de edificios públicos o tráfico, por ejemplo.
El objetivo que busca conseguir con la integración de una ciudad inteligente es el mismo que se persigue cubrir con la suite GO AIgua. Permitir una gestión general de todos los recursos, infraestructura o activos, simplificando la dependencia de terceras partes en la evolución y mantenimiento de los entornos de operación y ofreciendo soluciones sencillas y de gran valor añadido a quiénes serán los usuarios finales: los ciudadanos.
Con esta realidad se cubren los tres pilares que se describieron al comienzo del artículo, garantizando la rentabilidad de la solución global de gestión para la municipalidad, permitiendo la generación ágil de verticales y soluciones específicas para los ciudadanos con el menor esfuerzo posible al aportar una amplia capa de estandarización y maximizar la eficiencia y sinergias entre la información de todos los servicios públicos al estar integrados en un entorno de datos y operación unificado.