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Agua 4.0: hacia un nuevo ecosistema

  • Agua 4.0: nuevo ecosistema
  • Jorge Helmbrecht, Gerente WatEner.
  • Jordi J. Pastor, Director Mercado Andino Grupo INCLAM.

Sobre la Entidad

Grupo INCLAM
Grupo internacional, dentro del Mercado Alternativo Bursátil, que se dedica al sector de la ingeniería del agua y el cambio climático. Gracias a su expansión dispone de delegaciones en Latinoamérica y Caribe, España, África Subsahariana y Asia.

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Portada iAgua Magazine

Hablar de Industria 4.0 y ciclo del agua no es una combinación demasiado evidente. Antes de analizar hacia dónde podemos avanzar, conviene recordar que en el ciclo del agua intervienen desde la meteorología (agua potencial) hasta los retornos de los efluentes de cada uso (vertidos), pasando por aspectos como por ejemplo las diversas tecnologías de potabilización, la reutilización o la recuperación ambiental.

Haciendo un símil con la naturaleza, el concepto de Industria 4.0 es como un ecosistema, donde las relaciones y las conexiones entre los elementos del sistema cobran tanta importancia como los eslabones independientes de la cadena del ciclo del agua. La transformación digital consiste en pasar de "eslabones de la cadena" que funcionan más o menos bien de forma aislada, a la interconexión global de sistemas y elementos que conforman un ecosistema interdependiente y mucho más eficiente. Estas conexiones modificarán y condicionarán la manera de producir en la industria del agua, combinando productos y servicios transversales en el sector.

Se puede afirmar que en el ciclo del agua se ha avanzado mucho en optimizar procesos aislados para poder hacer frente a retos muy concretos tanto a nivel de cuenca (uso multipropósito de los sistemas de regulación, prevención de inundaciones, preservación ambiental, gestión integrada de recursos, etc.) como de sistemas de abastecimiento (potabilización, eficiencia energética e hídrica en redes, reducción de fugas, etc.). Como en todo ecosistema, hay partes vivas o activas, como por ejemplo los usuarios, las agencias del agua, las empresas de servicios, abastecedoras y distribuidoras —cada uno con sus departamentos y competencias— y el hábitat donde se dan las relaciones y con el que interactúan, es decir, la cuenca. Indirectamente, este complejo ecosistema genera cierta resistencia a la innovación tecnológica, favoreciendo la descoordinación, las afecciones negativas de forma cruzada entre usos del agua, la ineficiencia global en el manejo de los escasos recursos hídricos, los altos costes de tratamiento, etc.

Desde nuestro punto de vista, esto se debe a que la gestión global del ciclo del agua, además de muy compleja en la medida que actúan factores sociales y ambientales, contiene un factor económico que tampoco funciona con patrones de eficiencia: es difícil pensar en una organización de la gestión integral de recursos hídricos que solo responda a la mejora del ROI o del EBITDA, como si lo hacen las empresas para seguir compitiendo, mejorar su posicionamiento, su capacidad de financiación o la rentabilidad de sus accionistas. Por supuesto que una empresa abastecedora o un productor hidroeléctrico buscan beneficios económicos, pero lo vemos de forma aislada y no a nivel global de cuenca bajo un enfoque sistémico de ciclo del agua.

El ciclo del agua tiene reglas internas de relaciones entre las partes distintas en cada continente o entorno económico-social

Volviendo a la analogía del ecosistema, en la naturaleza las semillas que generan los pastos o los árboles son una decisión evolutiva del mundo vegetal, que interaccionando con seres vivos, como los animales, son capaces de garantizar su desarrollo y perpetuación.  En el mundo del ciclo del agua, vemos como la información del estado de los recursos, el agua disponible o su calidad, es un sector especializado en sí mismo con sus "dinámicas evolutivas" propias (estaciones hidrométricas, centros de telecontrol, infraestructuras automatizadas, sensores AMI o AMR conectados a modernos SCADAS, aplicación de IoT o plataformas de Software, etc.) como si de un nicho aislado se tratara. Sin embargo, toda esta información puede ser utilizada y aprovechada por diferentes usuarios del sistema o incluso por otros actores que generan datos complementarios (económico, social, etc.). Son los avances e inercias del sector tecnológico asociado a los datos y a la información los que generan dicha evolución hacia la interconexión del sistema. Por tanto, casos históricos como que un colectivo de usuarios tenga una red de medición propia no tienen cabida bajo esta nueva visión integral y de conectividad. De la misma forma que sin sinergias e interacción entre plantas y animales no hay evolución, tampoco la habrá si se continúa actuando por nichos aislados en cada elemento y actor del ciclo del agua.

Interfaz de WatEner

En este punto introducimos otro símil: las variadas y diferentes ecorregiones que existen en nuestro planeta. El ciclo del agua tiene reglas internas de relaciones entre las partes distintas en cada continente o entorno económico-social. No podemos pensar que trasladar procesos y metodologías de Europa o EE.UU. a otros países o mercados será siempre la mejor solución. El enfoque de las grandes inversiones en redes de control y sensorización realizadas en Europa hace años en las cuencas quizás no sea igual en Latinoamérica, donde ya existen redes muy activas de generación de información a partir de los propios usuarios con sus smartphones.

Ante todo esto, ¿qué hacer? ¿Hacia dónde deberíamos dirigir los esfuerzos evolutivos? La observación sigue siendo un mecanismo esencial para aportar nuevo conocimiento, y debemos aprovecharnos de las nuevas tecnologías como el Big Data para conocer mejor las relaciones de las partes del ecosistema del ciclo hidrológico. Para ello, hay que seguir invirtiendo en obtener información integral más que meros datos —que ya nos inundan—; y en analizar esa información para poder establecer validaciones, correlaciones, predicciones y sobretodo soporte a la toma de decisiones a través de aplicativos y sistemas inteligentes; y, por último, en gestionar toda la información y conocimiento como un activo más con un gran valor propio dentro de las organizaciones. Es decir, como sector estamos en la senda de ese desarrollo —normalmente de forma aislada por usos o riesgos— a través de los sistemas de información y gestión de las confederaciones, agencias o empresas abastecedoras, los modelos numéricos que se usan para planificar o gestionar, algunos predictores o sistemas de alerta temprana para gestionar embalses o superar preventivamente inundaciones, sistemas de control y operación de redes de abastecimiento, etc. El reto es realizar todo esto de forma interconectada, sinérgica y en tiempo real. Evolucionar hacia el Smart Management es un ejercicio ecosistémico, es una labor donde tenemos que hacer interactuar personas, organizaciones, empresas e intereses diferentes, pero que tienen muchas correlaciones y puntos comunes que pueden alinearse en la toma de decisiones en aras de mejorar y ser más eficientes en el uso de la cuenca, no solamente de cada canal o red de agua de forma aislada.

Interfaz de SUAT.

El Grupo INCLAM dirige parte de sus esfuerzos hacia esa necesidad de conectar datos, información, usuarios y parte del ciclo integral para mejorar la gestión del agua, pero también para poner en valor millonarias inversiones en infraestructuras, tecnología y estudios que suelen hacer las instituciones a golpe de programa o que nacieron con una filosofía de consumo  y tras cumplir con un objetivo inicial puntual dejan de ser útiles. La rendición de cuentas a la que toda institución está sometida, la interacción con la ciudadanía que necesita del agua y su economía pero quiere preservar su medio ambiente, las obligaciones globales que toman los estados en los acuerdos internacionales, hacen más necesario conectar las partes bajo un enfoque holístico y reaprovechar la información en la nube de forma inteligente y accesible en todo el ciclo del agua. Los ciudadanos deben conocer la realidad, los riesgos y comprender cómo se ha realizado la toma de decisiones de forma transparente.

En Grupo INCLAM apostamos por una gestión inteligente basada en la innovación y un modelo de servicios orientado al análisis y gestión de datos

El esfuerzo necesario para conseguir la transformación digital bien vale la pena teniendo en cuenta los beneficios (además de los económicos):

  • Mayor eficiencia en la gestión hídrica y energética.
  • Mejora de la conciencia ambiental y de ciclo por parte de la ciudadanía.
  • Mayor resiliencia ante eventos extremos y escasez derivados del cambio climático.
  • Aumento de la seguridad hídrica de los abastecimientos.
  • Mejora de la calidad del servicio y de la satisfacción del consumidor.
  • Transferencia del conocimiento y mejora de la imagen corporativa.
  • Reducción de la huella de carbono y sostenibilidad de los procesos, entre otros.

Con una fuerte vocación tecnológica, desde el Grupo INCLAM apostamos por el camino hacia una gestión inteligente basada en la innovación y un modelo de servicios orientado al análisis y gestión de datos. Usando herramientas como la Inteligencia Artificial, el objetivo es mejorar la eficiencia en los procesos y una gestión eficaz y transparente de la información. En este sentido, podemos mencionar líneas de negocio como la Plataforma inteligente WatEner, para mejorar la eficiencia energética e hídrica en la operación y gestión de redes de abastecimiento utilizando Inteligencia Artificial o el SUAT, servicio unificado de alerta temprana basado en plataforma web, orientado a la gestión de eventos naturales con alertas y recomendaciones automáticas en tiempo real.

Redacción iAgua

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