Argelia sufre estrés hídrico y su oferta de agua es insuficiente para abastecer su creciente demanda. Para 2030, se prevé que el volumen de necesidades anuales aumente a 12.900 millones de m3: 8.300 millones de m3 para la agricultura, 4.000 millones de m3 para el consumo de los hogares y 600 millones de m3 para el consumo industrial.
Para acabar con esta situación, el Gobierno argelino ha dado prioridad al sector del agua y ha puesto en marcha una serie de medidas, entre las que destacan el Plan Quinquenal 2020-2025, el Plan de Acción 2021-2024, el Plan Nacional de Agua 2021-2030 (Estrategia Hídrica 2021-2030), la nueva Constitución argelina de 2020 y la Carta de la economía del agua. La estrategia nacional desarrolla 3 ejes principales:
- La desalación del agua de mar para satisfacer las necesidades de agua potable: en 2021, Argelia cuenta con un total de 11 grandes plantas de desalación, cuya capacidad de producción total es de 765 millones de m3/año, número que pretende elevar hasta 19 y así alcanzar los 1.350 millones de m3/año.
- La depuración de aguas residuales (tratamiento de aguas), principalmente para el riego: pasando de 12 estaciones en el año 2000 a 200 estaciones en el 2021, con una capacidad de 942 millones de m3/año;
- La racionalización del consumo.
La creciente demanda de agua en Argelia proviene del consumo en el sector agrícola (65 %), el consumo doméstico (32 %) y el sector industrial (3 %). Según el Gobierno, se podrá producir e incluso ahorrar más agua y, así, irrigar más superficies con menos cantidad de este recurso.
La presencia de empresas españolas en Argelia es muy amplia. Prueba de ello es su participación en siete de las once plantas de desalación actualmente operativas en Argelia –ya sea en el diseño, la construcción, la gestión o el mantenimiento–. También existe participación española en proyectos de canalización o depuración de aguas.
Atendiendo a los planes gubernamentales, las empresas españolas que deseen entrar o continuar siendo participes en este sector en Argelia encontrarán oportunidades en las licitaciones ofertadas por los organismos públicos argelinos (por ejemplo, AEC, ADE u ONA) o los boletines oficiales (BOMOP o BAOSEM) en forma de proyectos de almacenamiento de agua, transferencia de agua, plantas de desalación o tratamiento de aguas residuales.
Factores como la voluntad del Gobierno y la continua escasez hídrica debida al empeoramiento de la crisis climática, las bajas precipitaciones, los problemas de las infraestructuras existentes o la fuerte demanda interna plantean grandes oportunidades para las empresas extranjeras y, por lo tanto, optimismo en el sector. Las empresas españolas podrían beneficiarse de estas ventajas y, además, aportar su dilatada experiencia y reputación. El producto español es sinónimo de calidad y seriedad y, por ello, es muy apreciado en el país norteafricano.
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