Sudáfrica, uno de los países con menos precipitaciones del mundo, sufre sequías graves y prolongadas, que pueden llegar a durar hasta 10 años. A esta escasez natural del agua, hay que añadir la creciente demanda de este recurso, debido al crecimiento demográfico y económico que vive Sudáfrica. En la actualidad, el país está utilizando el 98 % de los recursos hídricos disponibles, de los cuales el 68 % proviene de aguas superficiales. En Sudáfrica el sector agrícola es el mayor consumidor de agua, seguido del sector municipal con un 27 %, el industrial con un 6 % y, por último, el minero y energético, con un 5 %.
Para hacer frente a la elevada demanda, Sudáfrica ha construido un sistema de infraestructuras para la gestión de sus recursos hídricos muy desarrollado, con un gran número de presas, trasvases, plantas de tratamiento de agua y de desalación, etc. Sin embargo, muchas de ellas tienen una antigüedad de más de 20 años y su mantenimiento y gestión es ineficiente, por lo que es necesaria una reforma urgente en la red de distribución.
Ante esta necesidad de inversión, se estima que el presupuesto deberá ser de 90.000 millones de rands (unos 5.000 millones euros) al año durante la próxima década. Este irá dirigido a la creación de nuevas infraestructuras y a la mejora de las ya existentes. La mitad de la inversión deberá venir de manos privadas, ya que el presupuesto público para este ejercicio (2021) es de 54.000 millones de rands (unos 3.000 millones de euros) y se estima que esta cifra sea ligeramente superior en 2022.
La falta de una gran inversión pública por parte del gobierno sudafricano se debe, principalmente, a dos razones. En primer lugar, Sudáfrica es uno de los pocos países del mundo que garantiza el acceso gratuito al agua en determinados hogares, cuyo consumo medio diario es de 235 litros (muy superior a la media mundial de 173) por lo que, en ocasiones, no se recuperan los costes en los que se ha incurrido. El otro motivo, es la complejidad a la hora de actuar de todos los actores que intervienen en el sector del agua. Esta situación no es favorable para una gestión eficiente de los recursos hídricos. Como consecuencia, las tarifas aplicadas varían en función del tipo de agua, de los usuarios y de los municipios. A estas dos razones habría que sumarle además el gran endeudamiento del país.
El crecimiento continuado de la demanda de agua, el déficit de infraestructuras por la falta de inversión, tanto en el mantenimiento de las ya existentes como en la construcción de nuevas, y el bajo precio de este bien, son las principales causas que han llevado a la situación actual de escasez en el suministro del agua y al deterioro de los recursos hídricos en Sudáfrica. Se estima que para 2030 se alcance una brecha del 10 % entre los recursos disponibles y la demanda prevista, un déficit de entre 2.700 y 3.800 millones de m3.
Con la intención de que estas previsiones no se lleguen a materializar, el gobierno sudafricano ha centrado sus esfuerzos en hacer frente al cambio climático, así como al reto que el sector del agua supone para el país. Por ello, ha decidido continuar invirtiendo y aumentar el presupuesto dirigido al sector del agua con el fin de generar un ambiente positivo y la atracción de talento e inversión extranjera. En la actualidad, existen numerosos proyectos en desarrollo y se espera que estos continúen al alza para poder abastecer la demanda prevista en los próximos años, lo que, sin duda, genera muchas oportunidades para el sector privado.
Amplia información descargándote el estudio ‘El mercado del agua en Sudáfrica 2021’ en nuestro portal ICEX.
Y para recibir alertas sobre las próximas licitaciones, no dejes de inscribirte en el Servicio de Oportunidades de Negocio ICEX.