El Mar Menor ha sido noticia en los últimos días por la aparición de peces muertos durante el fin de semana. Este episodio ha provocado multitud de reacciones entre las diferentes comunidades afectadas.
Por ese motivo, en iAgua iniciamos un ciclo de entrevistas sobre el estado de la laguna. En él participan distintos expertos y afectados. Hoy hablamos con José Luis García Aróstegui, Hidrogeólogo, Científico Titular del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y Profesor Asociado en el Departamento de Ecología e Hidrología de la Universidad de Murcia.
Pregunta - ¿Cómo describiría la situación actual del Mar Menor?
Respuesta - La situación es grave hasta el punto de que, en mi opinión, con mucho esfuerzo y perseverancia, quizás podamos llevar el Mar Menor a un punto de notable mejoría, pero el acuífero asociado lamentablemente no lo recuperaremos en décadas o tal vez nunca. Y en esto último me quiero centrar, porque algunos científicos e incluso colectivos sociales, que aluden a la maldición de Casandra para decir que se venía avisando desde hace décadas que esto podía llegar, simplemente se olvidaban de algo muy importante: los acuíferos. Algunas de las soluciones que se proponían estaban incompletas o desenfocadas.
Parece que los hidrogeólogos, no solo en España, nos hemos acostumbrado a que las aguas subterráneas sean minusvaloradas u olvidadas en la planificación y gestión del agua, y tenemos mucho que decir. Hay graves problemas medioambientales, sociales y económicos relacionados con la hidrogeología: Doñana, Tablas de Daimiel, Albufera de Valencia, Campo de Dalías, sobreexplotación de acuíferos, Campo de Cartagena-Mar Menor, caso Totalán... Creo que la propia percepción tridimensional del medio físico y de la amplitud espacial y temporal de los procesos geológicos nos da cierta ventaja, o al menos, introducimos un enfoque no habitual de los problemas medioambientales y de los riesgos naturales en general. Desafortunadamente, es difícil hacer llegar a la sociedad la complejidad del medio geológico.
Con mucho esfuerzo y perseverancia, quizás podamos llevar el Mar Menor a un punto de notable mejoría, pero el acuífero asociado lamentablemente no lo recuperaremos en décadas o tal vez nunca
Desde su creación en septiembre de 2016, pertenezco al Comité de Asesoramiento Científico del Mar Menor, único hidrogeólogo por el momento. Este es un caso más de libro, de manual, en el que la ausencia de formación hidrogeológica en determinados sectores, estaba derivando en propuestas de soluciones con una baja relación coste/efectividad/tiempo. Se ha tenido que hacer un esfuerzo considerable para reenfocar una de las principales causas del problema: la sobreelevación histórica del acuífero con elevados contenidos en contaminantes de agrario y urbano, e incremento de la descarga subterránea difusa y variable a lo largo de la mayor parte del litoral del Mar Menor. Si, podemos subir un escalón en este breve análisis obviamente insuficiente en una entrevista de este tipo, y achacarlo a modelos de desarrollo insostenibles, pero lo cierto es que, sin tener en cuenta las aguas subterráneas, las explicaciones de lo que ha ocurrido y las soluciones propuestas quedan incompletas.
P. - ¿Cuáles son las causas que han llevado al actual estado de la laguna?
R. - Los factores han sido múltiples, complejos y muy dilatados en el tiempo. Debo, y quiero centrarme en el papel que han jugado las aguas subterráneas, porque análisis de otro tipo ya hay muchos. Hasta 2016 la contribución del agua subterránea no se había considerado en su justa medida y no contaba en los foros de toma de decisiones. Me pregunto: ¿cuántas personas habían oído hablar del acuífero del Campo de Cartagena? A raíz de ese primer episodio brusco de eutrofización, coincidente con la publicación científica de un artículo de revisión iniciado un año antes con el objetivo de visibilizar las problemáticas de la zona, se pone de manifiesto que el papel del agua subterránea puede ser crucial. Desde diferentes administraciones se admitió que las incertidumbres eran manifiestas y que, para diseñar infraestructuras, resultaba necesario cuantificar con datos y medidas más precisas el caudal de descarga a la laguna, actuación que se está finalizando por parte de la Confederación Hidrográfica del Segura, ejecutado por TRAGSA, y con el asesoramiento del Instituto Geológico y Minero de España. De forma paralela, debido a la presión y la urgencia del asunto, recientemente se ha formulado, por parte de la Dirección General de Biodiversidad y Calidad Ambiental, la declaración de impacto ambiental del proyecto “Análisis de soluciones para el objetivo de vertido cero al Mar Menor proveniente del Campo de Cartagena (Murcia)”. Se trata de un documento muy completo (siempre mejorable, lógicamente) en el que se identifican las siguientes principales presiones que está sufriendo el Mar Menor:
- El grado de eutrofia de la masa de agua del Mar Menor que afecta tanto a su calidad como al deterioro de distintos componentes esenciales del ecosistema.
- La llegada de contaminantes a través de las aguas superficiales y subterráneas al Mar Menor procedentes de la actividad agraria del Campo de Cartagena, cuyo origen se debe al exceso de fertilización aportada al suelo y a la deficiencia en las instalaciones de almacenamiento de las deyecciones ganaderas.
Desde su creación en septiembre de 2016, pertenezco al Comité de Asesoramiento Científico del Mar Menor, único hidrogeólogo por el momento
- La persistencia en el tiempo de una carga enorme de nutrientes y agroquímicos en las aguas subterráneas y en los suelos.
- La interconexión mediante pozos de captación entre las formaciones de acuíferos superficiales y profundos, con la consiguiente contaminación de estos últimos.
- La sobreelevación del nivel freático del acuífero cuaternario superficial debido a los retornos de regadío procedentes de aportes externos al sistema y los bombeos para riego desde las formaciones de acuíferos profundos.
- Las rutinas, hábitos y malas prácticas causantes de la contaminación en la extracción a nivel de parcela de las aguas subterráneas, su desalobración y evacuación de salmueras en el medio.
- El aporte de contaminantes diversos por desbordamiento en momentos de avenida de las instalaciones urbanas de saneamiento.
- El arrastre de suelos y contaminantes presentes en el suelo debido a las lluvias torrenciales e inundaciones que llegan a la ribera del Mar Menor.
- Los arrastres por escorrentías de restos desde la sierra minera procedentes de aprovechamientos no restaurados.
- Persistencia de residuos agrícolas en el terreno.
El proyecto indica que son cuatro circunstancias determinantes de la actual situación del Mar Menor:
La ausencia de formación hidrogeológica en determinados sectores, estaba derivando en propuestas de soluciones con una baja relación coste/efectividad/tiempo
- La actividad desarrollada en el entorno del Mar Menor, el Campo de Cartagena
- La relación de las aguas subterráneas con el medio lagunar
- La sobreelevación del nivel freático del acuífero cuaternario motivada por los retornos del regadío.
- Las características meteorológicas que determinan el comportamiento hidrológico de la cuenca vertiente y de la masa de agua del Mar Menor
Las aguas subterráneas han adquirido recientemente un papel preponderante en términos de actuaciones e inversiones. El proyecto indica que “siendo las aguas subterráneas una vía de transferencia preferente de contaminantes a las aguas lagunares, el Mar Menor no podrá protegerse mientras éstas no sean protegidas”. El presupuesto estimado es de 647 millones de euros con un desarrollo durante diez años. Al menos la tercera parte corresponden directamente a actuaciones relacionadas con las aguas subterráneas. Pero no deja de ser un plan en el que las actuaciones tienen que ser sometidas a los correspondientes trámites de evaluación ambiental una vez se concreten.
Sin tener en cuenta las aguas subterráneas, las explicaciones de lo que ha ocurrido y las soluciones propuestas quedan incompletas
P. - ¿Qué factores han influido en la mortandad de peces que ha sido noticia estos últimos días?
R. - En relación al asunto del episodio brusco de mortandad de octubre de 2019, sería bueno y sano que los científicos tratásemos de informar solo de nuestra especialidad. La ciencia es muy amplia y para casos multifactoriales como es este conviene consultar a especialistas en los temas, y yo en este tema obviamente no lo soy. Por no eludir la pregunta, en esta cuestión sólo puedo transmitir el consenso que parece existir entre biólogos marinos, oceanógrafos y otros especialistas, siempre con matices de cada uno, en que la causa de la mortandad se ha debido al desplazamiento hacia superficie, por la parte norte de la laguna, provocado por el viento, de una capa anóxica de enorme extensión. Dicha capa, hasta esa fecha, había quedado estable en la parte inferior de la masa de agua del Mar Menor, a su vez estratificada con un agua de menor salinidad (y densidad) en la parte superior debido a la entrada masiva en el episodio de la DANA. Hay cierto debate científico sobre su mayor o menor extensión y características antes del citado episodio, pero parece que hay consenso en que solo ha sido el desencadenante, con una situación previa de la laguna enormemente deteriorada.
P. - ¿Cómo cree que han influido factores como DANA o la agricultura en el estado de la masa de agua?
R. - Esta es una zona en la que, salvo las zonas de borde, presenta muy bajas pendientes topográficas, lo que favorece los procesos de infiltración además de otros aspectos intervinientes. Tan solo se genera escorrentía superficial a partir de eventos de precipitación de cierta intensidad. Resulta evidente que los episodios de precipitación intensa favorecen el incremento de escorrentía, el arrastre de sedimento y el lavado de sales asociado. La gestión del suelo en términos de usos y cobertura vegetal resulta esencial. La red de drenaje natural de la cuenca prácticamente se ha perdido o difuminado. Hay mucho por hacer. La actividad agraria tiene un papel preponderante, pero también lo tienen las zonas urbanas, y, en general, todas las actividades que se hacen en el medio, y puedan afectar al acuífero subyacente. Los problemas no son de ahora, sino que se vienen gestando durante décadas.
Las aguas subterráneas han adquirido recientemente un papel preponderante en términos de actuaciones e inversiones
P. - ¿Cree que se podía haber actuado para prevenir esta situación?
R. - Es una buena pregunta, y la respuesta compleja. Me temo que algunas administraciones y científicos, e incluso la sociedad, no eran conscientes del papel que jugaban las aguas subterráneas. Otras administraciones no han puesto los medios para reducir la contaminación de las aguas subterráneas. La administración con competencias en la gestión de las aguas subterráneas no han prestado la atención suficiente al problema de las aguas subterráneas, que por decirlo claramente, se ha ido de las manos. Estamos lejos de empezar a gestionar bien los acuíferos, porque previamente se necesita una mejora del conocimiento y control de tal calibre que requiere varios años siempre que se financie adecuadamente. Por supuesto, la implicación de los usuarios es fundamental.
Para hacernos una ligera idea, se ha pasado de una situación de intrusión marina y salinización parcial del acuífero superior (Cuaternario) en los años sesenta del pasado siglo, casi veinte años antes de la llegada del Trasvase Tajo-Segura, a los valores más altos de niveles piezométricos históricos en la actualidad. Esta elevación de la superficie piezométrica se ha producido por un incremento de la recarga con la puesta en juego de las aguas subterráneas de los acuíferos inferiores, fuertemente sobreexplotados (cotas de 100 metros bajo el nivel del mar cerca del borde costero), las aportaciones externas del trasvase y más recientemente aguas desaladas. Es difícil entender el sistema sin comprender la estructura geológica e hidrogeológica. Muy probablemente, el Mar Menor ha resistido tanto tiempo porque a medida que se incrementaba la descarga también lo hacían los contaminantes en el acuífero, y las respuestas son diferidas en el tiempo. El debate científico también se ha puesto sobre la mesa respecto a si el sistema históricamente ha sufrido un proceso de mediterraneización o tal vez más correctamente de dulcificación debido a la descarga subterránea. El papel de la hidrología superficial (la contribución de la rambla del Albujón) también debe ser revisado, sin complejos. El asunto tiene muchas aristas y, a nivel general, se necesita mejorar el conocimiento hidrológico e hidrogeológico en términos de flujo y transporte en la cuenca vertiente, y desarrollar y acoplar modelos a las simulaciones hidrodinámicas de la laguna. De no ser así, tal vez las soluciones pueden no ser acertadas, implicar enormes inversiones, y no conseguir el objetivo deseado.
Los problemas no son de ahora, sino que se vienen gestando durante décadas
P. - Usted ha hecho una propuesta que consiste en 'pinchar' un acuífero limpio para verter agua. ¿En qué consiste esta solución y qué coste tendría?
R. - Debemos empezar a tratar los acuíferos con mayor propiedad. Hablar de “pinchar” un acuífero traslada a la sociedad una visión frecuentemente errónea, y de cierto misticismo. Me consta que la noticia ha sido difundida de forma muy preliminar y en este sentido. Nos toca a los hidrogeólogos hacer una labor de divulgación y con rigor, y eso no es siempre fácil. Los acuíferos no son bolsas de agua subterránea, sino materiales geológicas capaces de almacenar agua (porosidad) y dejarla circular (permeabilidad), y que se captan artificialmente a través de sondeos, galerías, drenes, etc. En el caso que nos ocupa se trata de un acuífero detrítico en el que interviene la porosidad primaria (de formación). El agua circula muy lentamente (varios metros/día) desde zonas de mayor potencial hacia zona de menor potencial hidráulico, en este caso el borde costero a cota 0.
La idea, como digo, es muy preliminar, y está considerándose, por lo que no hay por el momento estimación de costes, ni siquiera de su pre-viabilidad. Entiendo que la presión mediática es fuerte en situaciones de crisis y planteamientos efectuados en reuniones restringidas puedan ser tomados como soluciones mágicas, que por desgracia no existen. Por una evidente cuestión de escala, no es ninguna solución al problema general, sino una actuación local, y no para verter agua a la laguna porque probablemente no serviría de nada. Básicamente se trataría de captar agua salina, muy por debajo de la interfaz agua dulce-agua salada, de tal manera que en determinadas ubicaciones se pueda disponer de agua de calidad, siempre que esto sea así, con una salinidad similar a la del Mar Menor, para que, por ejemplo, en casos críticos de mortandad de peces puedan temporalmente ser mantenidos vivos en sistemas de almacenamiento fuera de la laguna o en zonas muy restringidas de esta. Puede ser interesante para la recuperación de algunos pequeños humedales costeros. Es un planteamiento similar a la captación de agua subterránea salina para abastecimiento a las desaladoras, pero más local, y por el momento sólo experimental y puntual.
Se ha pasado de una situación de intrusión marina y salinización parcial del acuífero superior (Cuaternario) en los años sesenta del pasado siglo, casi veinte años antes de la llegada del Trasvase Tajo-Segura, a los valores más altos de niveles piezométricos históricos en la actualidad
P. - En 2016, el Mar Menor se convirtió durante unos meses en una “sopa verde”. En comparación con aquel episodio, ¿diría que este es el episodio más grave que ha atravesado esta masa de agua?
R. - Es evidente que la situación actual es la más grave que ha ocurrido en la laguna desde que se tiene conocimiento. Respecto al acuífero, los niveles piezométricos están en máximos históricos. Hemos pasado de una situación de intrusión marina en los años 60 a la situación actual. Un llenado que ha conducido a la mayor descarga actual en términos de flujo y masa asociada. Revertir la situación no es fácil.
P. - ¿Qué medidas cree que sería más adecuado adoptar para remediar la situación, y que acciones para evitar que se repita en el futuro? ¿Qué instituciones cree que deberían participar en la recuperación del Mar Menor?
R. - Las actuaciones están contemplada en el Plan de vertido 0, que por cierto, quiero indicar que el propio plan indica que “vertido” debe ser entendido en cuánto a la reducción de la descarga. Existe mucha confusión respecto a lo que es vertido y lo que es descarga del acuífero, lo cual tiene connotaciones e implicaciones en algunas de las actuaciones que se están iniciando. Como suele suceder en temas de aguas, casi todas las partes tienen parcialmente razón. Las actuaciones propuestas son las siguientes:
Probablemente, el Mar Menor ha resistido tanto tiempo porque a medida que se incrementaba la descarga también lo hacían los contaminantes en el acuífero
- Mejora de la fertilización mineral y orgánica
- Adaptación de modelo productivo
- Revisión y adecuación de las instalaciones de almacenamiento
- Establecimiento del régimen de explotación de la masa de agua subterránea
- Extracción directa de las aguas subterráneas para el drenaje del acuífero
- Extracción de aguas subterráneas por aprovechamiento mediante pozos
- Medidas para reducir al mínimo los retornos de agua de riego
- Control de escorrentías y transporte de sedimentos contaminados. Actuaciones a nivel de parcela
- Control de escorrentías y transporte de sedimentos contaminados. Actuaciones a nivel de cuenca
- Restauración hidrológico forestal de las cuencas mineras
- Mejora de los sistemas de saneamiento
- Ampliación y mejora de los sistemas e instalaciones de depuración
- Gestión de residuos agrícolas
- Gestión de deyecciones
- Ordenación y dimensionamiento de la actividad ganadera a escala comarcal
- Adecuación y mejora de vertederos controlados y eliminación de incontrolados
- Adecuación y ampliación de sistemas de drenaje agrícola
- Clausura o adecuación de los pozos involucrados en la contaminación cruzada entre acuíferos
- Mejora en la integración ambiental de usos (navegación, turismo, pesca y actuaciones costeras
- Mejora de las condiciones físico-químicas de la laguna
- Recuperación de espacios litorales de gran valor ecológico
Las actuaciones 1,3,7, 8, 13, 14 y 15, incluyen además una medida conjunta de Seguimiento y Control.
Es evidente que la situación actual es la más grave que ha ocurrido en la laguna desde que se tiene conocimiento
El Plan de vertido 0 al Mar Menor establece las competencias y administraciones que deben acometer cada una de las 21 actuaciones que se proponen, si bien también hay debate al respecto. Espero que este tema se tome lo suficientemente en serio, y, a la vista de los acontecimientos recientes, sea un punto de inflexión que permita iniciar al menos las actuaciones más urgentes, singularmente la determinación de la descarga sostenible y las infraestructuras que permitan llevarla a cabo. A partir de ahora también necesitamos reconducir el debate científico-técnico de forma sosegada. Espero que esto no sea una quimera.