Las obras de demolición del puente que acogió el colector de Añarbe — y que acogió temporalmente la línea de ferrocarril del Topo sobre el río Urumea en el barrio donostiarra de Loiola mientras se sustituía el viejo puente del Topo— concluirán a final de mes.
El puente del viejo Topo fue demolido en junio de 2013. Lo que permitió acometer en su lugar la construcción de un nuevo viaducto que habría de acoger el tráfico ferroviario de nuevo. En el ínterin fue necesario derivar el tráfico ferroviario por el puente del antiguo colector de Añarbe que trascurría en paralelo al trazado del antiguo y nuevo puente del Topo.
Es una actuación clave para facilitar el libre fluir de las aguas y reducir la lámina de agua
El nuevo viaducto sin apoyos en el cauce que sustituía al antiguo puente de mampostería inaugurado en 1912 se construyó con un doble objetivo: por un lado, garantizar las necesidades de operatividad del servicio actual del Metro de Donostialdea. Por otro lado, retirar el evidente obstáculo hidraúlico que generaba el puente y que constreñía el paso del caudal del río (Aspecto, que en aguas altas, tornaba un problema por la elevación de la lámina de agua que generaba aguas arriba).
Una vez que el nuevo viaducto ha entrado en funcionamiento en 2014, se ha podido acometer la demolición del viejo puente del colector de Añarbe. Su demolición concluirá a finales del mes de julio.
Una actuación clave para facilitar el libre fluir de las aguas y reducir la lámina de agua especialmente en episodios de aguas altas en la cuenca.
La demolición del viejo puente del Topo, la obra del nuevo puente ya en uso y la retirada de la estructura que sostenía el colector se enmarcan en el proyecto del desdoblamiento del tramo Loiola-Herrera y en las tareas de URA y Gobierno Vasco para la prevención de inundaciones en la cuenca del Urumea, una cuenca densamente poblada y sometida a un régimen pluviométrico intenso.
Los trabajos han sido realizados gracias a un convenio suscrito entre URA- Agencia Vasca del Agua y ETS. “El conjunto de la actuación, además de mejorar el tráfico ferroviario permitirá que la cuenca del Urumea reduzca ostensiblemente el riesgo de inundaciones ante eventuales avenidas de agua” explica Iñigo Ansola director de URA.