Durante las primeras horas del día, los animales aprovechan el frescor que haya quedado de la noche para realizar su actividad diaria hasta que el calor les hace imposible cualquier movimiento.
Este grupo de elefantes ha encontrado las últimas manchas verdes en las laderas de una colina kárstica donde la roca caliza ha retenido el agua.
Los elefantes se mueven constantemente en busca de agua y de recursos alimenticios y ahora, con las plantas raquíticas y descarnadas, necesitan recorrer aún más distancias para conseguir los 200 kg de materia vegetal que consumen diariamente.
La enfermedad ha vencido a un elefante debilitado por la falta de agua y la precariedad de la dieta.
Ahora su cuerpo es apenas un cuero abrasado. Los pliegues de su piel simulan montañas ajadas de un paisaje torturado por la sequía. Hasta los más poderosos sucumben bajo el poder del sol.