Hasta finales del siglo XX una buena depuración de las aguas residuales urbanas consistía en un tratamiento primario y, a continuación, un tratamiento secundario. Con esto se conseguía un agua con unos parámetros suficientes para verter al cauce público. Entonces, se empezó a plantear que parte de ese caudal vertido podría ser reutilizado para otras funciones de mayor utilidad y se empezó a denominar a esos tratamientos como tratamiento terciario.
Después de aplicar esos tratamientos terciarios se conseguía agua industrial para usos internos de la propia EDAR, o bien riego en cultivos agrícolas, jardines y campos de golf y posteriormente para aporte de agua en procesos productivos de otro tipo de industrias. Hoy en día la tecnología permitiría utilizar el agua residual para consumo humano, pero todavía no estamos preparados para ello ni mental ni legislativamente. No obstante, cada vez más utilizamos esta agua residual para multitud de usos además de los referidos anteriormente. Actualmente no existe ninguna EDAR de nueva construcción que no lleve un sistema terciario en el proyecto de esta y existen multitud de proyectos con ampliaciones de plantas para integrar un tratamiento terciario.
En España el RD 1620/2007 de 7 de diciembre recoge el régimen jurídico y las condiciones de la reutilización de las aguas depuradas y se fijan los parámetros admisibles en función de los usos permitidos de las mismas.
Groso modo, el tratamiento terciario consistiría en un sistema de filtración y una desinfección para lograr los parámetros máximos admisibles (VMA) en función del uso. Los principales parámetros indicados en el RD serían sobre nematodos intestinales, sólidos en suspensión, turbidez y valores de Escherichia Coli. Sobre los tres primeros parámetros podemos actuar con la filtración.
Los sistemas de filtración por lecho, mallas o de anillas se emplean en tratamientos terciarios para la reutilización de agua.
La filtración mediante anillas y mallas se utilizan en “aguas industriales” o de uso en la propia planta para aplicaciones de baldeo, riegos de espacios verdes en la EDAR, refrigeración de cogeneración por biogás de lodos y muchas más. Generalmente se calculan con un grado de filtración de 20 micras para asegurar la retención de nematodos intestinales y lograr una correcta desinfección posterior (habitualmente con luz UV). La capacidad de estos sistemas para filtrar a velocidad de tubería hace que sean compactos y no requieran de una inversión elevada.
Cuando requerimos unos niveles de turbidez muy bajos, tendríamos que optar a una filtración de lecho como puede ser para riegos de espacios públicos o en procesos previos de tratamiento del agua residual con sistemas de membranas, donde obtendremos un agua válida como agua de aporte para uso industrial en industrias de alta demanda de agua, donde el coste de tratar el agua residual compensa al del agua de red.
En Lama, contamos con más de 25 años de experiencia en el tratamiento de aguas industriales, siendo especialista en filtración desde hace más de 70 años. Nuestro departamento industrial junto con el de ingeniería siempre están desarrollando y adaptando nuevos productos para dar solución a las demandas requeridas por nuestros clientes. Diseñamos y fabricamos la mayor gama de equipos de filtración: lecho, anillas, mallas y microfiltración. De manera que siempre vamos a ofrecer la solución que mejor se adecue a las necesidades planteadas por el cliente. Además de innovar en soluciones de filtración, lo hacemos en la comunicación con nuestros clientes, gracias a nuestra tienda online.
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Hoy en día cada vez más ayuntamientos riegan sus parques y jardines con agua regenerada, más agricultores emplean esta agua para sus cultivos, multitud de campos de golf se riegan con agua regenerada y muchas industrias empiezan a utilizar esta agua en sus procesos productivos. Este tipo de utilización de agua ya esta implantada en nuestro país siendo de los países más avanzados en estas técnicas por nuestras particularidades climatológicas de escasez de este preciado recurso.