Locken: Sencilla y compleja

El título de este artículo es engañoso, y lo sabemos. Pero está hecho a propósito, no para engañar a nadie, sino para todo lo contrario.
Al leerlo el lector puede pensar que estamos hablando de dos caras de la misma moneda. Del Yin y el Yang en la filosofía taoísta. Pero no, porque sencillo y complejo, aunque al principio nos lo suela parecer, no son antónimos. Y es que en castellano hay una gran diferencia entre lo simple, y lo sencillo.
Hay palabras en un idioma que en otros no existen y serían muy útiles. Algunas son más anecdóticas, como la escocesa Tartle, que define algo que todos hemos sufrido: ese momento de vacilación al presentar a alguien del que hemos olvidado su nombre.
Otras en cambio son muy útiles. Nosotros echamos especialmente en falta del castellano, por deformación profesional y porque nos topamos con ellas todos los días, dos palabras que sí tenemos por ejemplo en inglés: safety y security. En castellano las tenemos revueltas en un solo concepto: “seguridad”, aunque de una a otra haya un mundo de significados. No es lo mismo trabajar en seguridad del agua con una porra y un walkie-talkie que con una bata y un microscopio.
Con “simple” y “sencillo” pasa al contrario, en castellano son conceptos diferentes con significados muy distintos. Aunque los solamos usar constantemente como sinónimos.
Si no tienes claro que es uno u otro, piensa en este ejemplo y lo verás inmediatamente. ¿Qué imagen te harías de una persona si te la describieran como simple? ¿Y si te la describieran como sencilla? ¿A que ahora tienes más claro que no es lo mismo y a que se refiere cada adjetivo?
Lo único que necesita un usuario para usar nuestra solución de accesos es conectar la llave mecatrónica al móvil mediante Bluetooth
Teniendo en cuenta que lo contrario de lo simple es lo complejo, y que lo contrario de lo sencillo es lo complicado (vuelve a usar el ejemplo de una persona si te resulta más fácil), podemos decir orgullosamente y sin miedo a equivocarnos, que nuestra solución es sencilla y compleja.
Es esto lo que toda herramienta digital busca, que sea suficientemente sencilla para que el usuario medio pueda manejarla con facilidad, y suficientemente compleja para que tenga una gran versatilidad.
Podría explicarte cómo usar nuestra solución en cinco minutos, pero estaría días explicándote cómo funciona y sus múltiples posibilidades, no sin antes preguntar en unos cuantos departamentos. Y aun así seguro que se puede usar de formas en las que ni nosotros hemos pensado aún.

Cuando una empresa gestora de infraestructuras decide instalar nuestra solución inteligente de accesos, lo hace habitualmente para sustituir a simples pero complejos sistemas de llaves y cerraduras. Los de toda la vida.
Y son simples porque solo tienen una función, abrir una cerradura. Da igual que hora sea, da igual que la persona que tenga la llave no tenga permiso para entrar ahí, y todo de manera totalmente anónima, no queda registro de esa entrada. Pero a la vez son complicadas, porque en muchas ocasiones tienes que pedir permiso para que te den la llave (papel por delante para que quede constancia si se hace bien). Ir a donde tengan guardadas las llaves con la esperanza de que esté todas y bien ordenadas. Ir al sitio donde quieres acceder y que no se hayan equivocado. Y luego todo el proceso al revés. Innecesariamente complicado en el siglo XXI.
Lo sencillo
Esto lo define muy bien, mucho mejor que nosotros, el poeta salmantino Juan Antonio González Iglesias en su poema Lo sencillo.
Lo sencillo está diseminado por el mundo.
A veces no se ve, porque es diáfano.
Su lugar es la rutina tanto como el acontecimiento.
No necesita explicación porque ya está desplegado.
Estaba antes y estará después.
Vuelve verdaderamente inolvidable
el encuentro con otro ser humano.
Convierte las cosas en momentos.
A pesar de lo que pudiera parecer,
lo complicado no prevalecerá.
Es curioso como algo que en una primera lectura está muy alejado a la digitalización, que parece intuirse que habla de lo humano más que de lo tecnológico, en una segunda lectura se adapta tan bien a nuestra filosofía y a lo que queremos conseguir.
No podemos estar más de acuerdo, lo complicado no prevalecerá.

En ingeniería y en programación hay una máxima muy conocida que se conoce por sus siglas: KISS, que viene de la expresión en habla inglesas keep it simple, stupid, y que se suele traducir como: hazlo/mantenlo simple, estúpido.
La frase fue acuñada por Clarence “Kelly” Johnson, que fue ingeniero jefe de Lockheed Skunk Works, que, entre otras muchas cosas, diseñaron el avión espía SR-71 “Blackbird”, una joya de la ingeniería aeronáutica que se defendía de los misiles de ataque solamente acelerando y dejándolos atrás.
Kelly explicaba esta frase diciéndoles a los ingenieros que cualquier cosa que hicieran, debería poder ser reparada por un hombre en un campo con una educación básica en mecánica y herramientas básicas.
Ahora sabemos que lo que quería decir Kelly era: hazlo sencillo, estúpido.
La clave, lo que hace verdaderamente compleja a la solución Locken es lo que hay detrás, el software que gestiona los accesos
En nuestro caso, cualquier usuario lo único que necesita para usar nuestra solución de accesos en su versión más moderna es conectar la llave mecatrónica al móvil mediante Bluetooth, autenticarse en la app y ya puedes acceder a todos los lugares para los que tengas permiso como si de una llave de toda la vida se tratara. De hecho, la experiencia es tan parecida a la de abrir cualquier cerradura, que las primeras veces, hasta que no giras la llave y la cerradura no se abre, tienes una sensación de que es una llave completamente normal.
Casi tan sencillo como una llave, pero infinitamente más complejo.
Lo complejo
Detrás de lo que ve el usuario, se expande y ramifica la solución Locken. Vamos a resumir mucho los componentes más importantes, para que os hagáis una pequeña idea, y si os dais cuenta, siempre aparecen características que piensan en la facilidad de uso y de instalación (KISS).
Lo primero que sorprende es que no hace falta ningún cable. La cerradura no tiene que tener alimentación eléctrica, ni batería, ni una conexión de datos, por lo que se puede colocar en cualquier puerta como el que cambia una cerradura normal. Incluso en un candado en una arqueta. Incluso bajo tierra. ¿Dónde está el secreto? El secreto está en la llave. Es dentro de la llave donde se almacenan los permisos, si tienes permiso para esa cerradura se abrirá, si por cualquier razón no lo tienes, no te permitirá entrar, y toda esta actividad quedará registrada.
Los permisos puedes actualizarlos por varios métodos: desde un ordenador, desde una consola en las instalaciones o, lo que es más interesante, desde el propio teléfono móvil mediante Bluetooth. Esto dota al sistema de muchísima fiabilidad y seguridad, ya que puedo exigir que se renueven los permisos cada poco tiempo, en emplazamientos muy delicados, o cada más tiempo, dependiendo de las necesidades.
Los permisos pueden ser válidos durante el tiempo que queramos, de tal manera que, si pedimos permiso con nuestra app para acceder a un lugar, podremos acceder por ejemplo en los siguientes cinco minutos, una vez pasado este tiempo el permiso caduca, de modo que si perdemos la llave —o nos la roban—, no podrán acceder al lugar de ninguna manera.

Podremos tener acceso a un lugar a cualquier hora y cualquier día o solo en una ocasión concreta, como por ejemplo el caso de una reparación por avería. Podemos permitir el paso solo en horas laborales o asegurarnos de que la persona esté al día en la prevención de riesgos laborales.
Las reglas para conceder permisos virtualmente son infinitas y fácilmente personalizables, y el sistema es muy eficiente a la hora de aplicarlas, por lo que las posibilidades son tantas como las necesidades de los clientes y las infraestructuras.
En muchas ocasiones son las mismas empresas usuarias las que encuentran y nos proponen nuevas utilidades a la solución, como la necesidad de acceder con dos llaves distintas a la vez para evitar que un trabajador en solitario acceda a un espacio peligroso como pudiera ser un depósito de agua.
La solución de Locken permite tener acceso a un lugar a cualquier hora y cualquier día o solo en una ocasión concreta, como una avería
En otras ocasiones ni siquiera se usa la solución Locken para acceder a ningún lugar, si no que poniendo varios cilindros a lo largo del recorrido de una gran obra lineal, como pudiera ser una gran conducción de agua, se aseguran de que los encargados de su control y vigilancia efectivamente realizan ese recorrido.
La clave, lo que hace verdaderamente compleja a la solución Locken es lo que hay detrás, el software que gestiona los accesos. Se puede usar desde un potente pero simple gestor de accesos vía web, hasta un software personalizado para cada empresa si sus necesidades son distintas.
Desarrollar la solución tan compleja, pero a la vez tan sencilla, es lo que ha hecho que Locken sea líder en el acceso electrónico a infraestructuras
Y su característica más potente, la que abre un sinfín de posibilidades y hace que los accesos pasen a formar parte del core de la operatividad, es la integración con los otros softwares de la empresa para incluir automáticamente aspectos como; la situación contractual del empleado, su situación en cuanto a PRL se refiere, la existencia de órdenes de trabajo, etc.
Y permite extraer de ella información relativa a operaciones, rendimientos, tiempos de respuesta, optimización de desplazamientos, accesos sospechosos, investigación de incidentes y un larguísimo etcétera.
Poder desarrollar la solución tan compleja, totalmente integrada con el funcionamiento de la empresa, pero a la vez tan sencilla, es lo que ha hecho que Locken sea el líder en el acceso electrónico a infraestructuras.