Estamos tan condicionados de lo que en teoría se puede o no se puede hacer, tan atados mentalmente a la realidad, que nos cuesta despegarnos de ella e imaginar nuevos mundos y tecnologías. Ese pensar “out of the box”, fuera de la caja de nuestro día a día, es lo que diferencia a la gente creativa.
Cambiando el punto de vista
John Keating, el profesor de literatura que encarnaba Robin Williams en la película de 1989 El club de los poetas muertos, en un momento dado se sube a la mesa y les pregunta a los alumnos –¿Saben por qué me he subido aquí? Para recordarme que debemos mirar constantemente las cosas de un modo diferente… Atrévanse a cambiar y a buscar nuevos campos–. Y a continuación les manda como deberes que compongan un poema, que sean creativos.
A veces, la dificultad para avanzar radica en que no ves bien el problema y, por tanto, no lo entiendes. Todos hemos estado muchas veces en una situación en la que no entiendes algo, te lo explican desde otro punto de vista y voilà, lo que parecía ininteligible, ahora es casi evidente.
En la digitalización de infraestructuras (que de eso trata este artículo), en ocasiones, se tiende simplemente a digitalizar todo aquello que ahora se hace de manera analógica, como si de un cambio de piezas se tratara. Pero estos cambios, además, abren un nuevo sinfín de posibilidades. Quizá demasiadas para explorarlas todas.
En la digitalización de infraestructuras, en ocasiones se tiende a digitalizar todo aquello que ahora se hace de manera analógica
Cuando sabes a dónde quieres llegar pero tienes muchos potenciales caminos para hacerlo, algunos dando rodeos muy grandes y otros sin salida, se puede usar la compleja estrategia que usábamos cuando éramos niños y resolvíamos los laberintos de los pasatiempos: empezar por el final y hacerlo al revés. Afortunadamente, en esos tiempos nuestros problemas eran más simples y solo había un camino correcto.
Podemos usar la metáfora del puente sobre el río. Desde la orilla izquierda se trabaja en la implantación real de las medidas de digitalización, a medida que las tecnologías y la innovación lo permiten. A su vez, desde la orilla derecha, donde se encuentra villa-digitalización, hacemos el camino inverso (teórico) y vemos cómo podemos conectar la infraestructura digitalizada ideal con la realidad.
Sim infraestructuras
Por lo tanto, nuestro primer paso para este cambio de perspectiva sería diseñar nuestra infraestructura ideal en el mundo digital. Y como es digital y no nos tenemos por qué atar ni a la tecnología actual, podemos imaginarla como queramos.
Sería como uno de esos juegos en los que tienes que crear y gestionar tu propia ciudad o tu propio parque de atracciones, pero en este caso con una infraestructura. Concretamente, supongamos que se trata de gestionar las infraestructuras del ciclo urbano del agua de una ciudad. Vamos a diseñar el nuevo Sim Infraestructuras, Agua Urbana edition. Pero en lugar de que sea un solo jugador el que controle todo, hacemos uno multijugador con libertad de movimientos, para poder jugar con compañeros y que se adapte un poco mejor a la posible realidad.
Una infraestructura del agua urbana tendría que estar llena de sensores (caudal, presión, temperatura, calidad, etc.). Sensores conectados inalámbricamente y que transmitieran en tiempo real para conocer al instante lo que está pasando en nuestra red, y así que los jugadores (los trabajadores de la empresa), que se encargan de la monitorización, puedan hacer mejor su trabajo sin tener que acudir a revisar las infraestructuras. Simplemente les aparecerían en el panel de control toda la información.
Cuando sabes a dónde quieres llegar pero tienes muchos potenciales caminos para hacerlo, se puede empezar por el final y hacerlo al revés
De repente, una alarma surge en el sistema: “Caída de presión en el depósito 5G, posible rotura de bomba”, con un mapa que geolocaliza el punto problemático, así que te teletransportas al depósito para inspeccionarlo y apagar la bomba afectada. Pensándolo mejor, el teletransporte, aunque muy disruptivo, quizá se pase un poco de fantasía; mejor tener actuadores conectados al SCADA y apagamos la bomba a distancia.
A continuación, envías una orden de trabajo a otro jugador que es reparador para que se encargue de la revisión y reparación. Coge su furgoneta, eléctrica por supuesto, con navegador GPS integrado y realidad aumentada en el parabrisas, y se dirige al depósito intentando no salirse de la carretera y no atropellar a nadie, que en este juego eso quita puntos.
Al llegar allí, intenta entrar en el depósito. Tiene un manojo de llaves inmenso y treinta segundos para encontrar la llave adecuada que habrá el candado, veintinueve, veintiocho, veintisiete…
Nuestro primer paso para este cambio de perspectiva sería diseñar nuestra infraestructura ideal en el mundo digital como queramos
Aunque como puzle puede estar bien, en un mundo digital, no tiene ningún sentido. Como el jugador está dado de alta en el juego con su nombre de usuario y contraseña, el personaje está al corriente de todos los requisitos en cuanto a riesgos laborales y se ha emitido una orden de trabajo a su nombre para la reparación, puede entrar sin problemas.
Toma fotos y vídeos de la avería con su móvil, que se adjuntan automáticamente a la ficha de la incidencia, y procede a la reparación. Durante el proceso, le surgen dudas sobre un componente, por lo que activa las gafas de realidad aumentada y conecta con otro jugador, especialista en ese tipo de bombas, que a través de su interfaz, ve lo que el reparador ve y le indica cómo proceder. Termina la reparación, y sale del depósito; tarea finalizada. El sistema ha registrado todos estos pasos, y el reparador y el especialista reciben puntos extra por su rápida intervención y arreglo.
A lo mejor este juego no entra en el top 10 de los más vendidos, pero a nosotros nos sirve para pensar cómo sería nuestra infraestructura ideal, con tecnologías vanguardistas y sin límite de presupuesto. Y solo sería la primera versión: en las actualizaciones se podrán comprar vehículos de reparación voladores para llegar más rápido, lentillas de realidad aumentada en lugar de gafas, tuberías que se autoreparan e incluso inteligencia artificial que anticipara roturas analizando todos los datos de los sensores.
Cerrando el hueco
Ahora que tenemos una versión más o menos evolucionada de nuestra infraestructura digitalizada en mente, tenemos que hacer el camino inverso, ver si podemos conectar con la otra parte del puente, la parte real, y observar el hueco que aún nos queda.
De todos los ejemplos que hemos puesto en nuestro juego, tenemos versiones reales, algunas más comúnmente implantadas que otras. En infraestructuras tan diseminadas, que cubren tanto territorio como las del agua y que a menudo se encuentran en condiciones ambientales adversas, la implantación de sistemas robustos puede ser un problema.
Es el caso de los accesos a estas infraestructuras, que hay que recordar que en muchos casos están declaradas como infraestructuras críticas.
Accesos digitales
Se da la paradoja, en ocasiones, que para acceder a una bomba (o a cualquier otra instrumentación) de manera digital tengas que introducir tu usuario y contraseña personal en el sistema, y si tienes permisos, puedas manejarla, pero que físicamente lo único que te separe de la bomba sea un candado cuya llave ha pasado por las manos de infinidad de personas y no se sepa muy bien ni cuantas copias se han podido hacer.
Es como si hubiera una sola contraseña para acceder al sistema y no tuvieras que introducir ni siquiera un nombre de usuario. Algo que a ningún administrador de sistemas se le ocurriría programar.
Sistemas de acceso con permisos existen muchos y desde hace mucho tiempo, los más habituales, basados en tarjetas magnéticas. Cada vez existen sistemas más avanzados, con reconocimiento biométrico, por huella dactilar, iris, estructura facial… La realidad alcanzando y superando a las películas de espías.
Pero ¿tiene algún sentido instalar un sistema biométrico en la tapa de una arqueta donde está instalada una bomba? Aparte de caro, el sistema tiene que ser robusto ante las inclemencias del tiempo, y en muchas ocasiones se deben instalar en lugares pequeños, que no tienen alimentación eléctrica ni conexión de datos.
La capacidad de integración de las tecnologías que se adopten debe ser un factor esencial a la hora de decantarse por una tecnología
Parece mucho pedir un sistema de acceso digitalizado, pero que cuente con las bondades de una llave convencional, que no necesite cables y no se rompa fácilmente. Afortunadamente, este hueco entre lo digital y lo real, en el caso de los accesos, lo hemos cerrado. Por ese carril el puente ya está conectado.
El mayor y más avanzado exponente es la que denominamos como llave mecatrónica, ya que aúna las ventajas de la llave mecánica y la electrónica. El problema de la alimentación eléctrica se resuelve por inducción magnética. Es la llave quien aporta la energía al cilindro (donde se introduce la llave) por inducción, lo que soluciona otro problema, el de posibles restos de polvo y suciedad que pudieran quedar adheridos, ya que no se requiere de contacto físico.
Tampoco necesita una conexión de datos, ya que los permisos se almacenan en la llave. Si la llave tiene el permiso correcto para ese cilindro, abre, si no, no, y todo queda registrado. Los permisos se pueden actualizar por medio de bluetooth que conecta la llave con el móvil, así la infraestructura necesaria es mínima.
El todo es más que la suma de las partes
Pero lo más potente de nuestra infraestructura digital ideal, la que hemos diseñado para nuestro juego, no son los sensores, los actuadores, los accesos o las gafas de realidad virtual; es lo que hemos llamado “el sistema”.
Es la interconexión entre todos estos elementos digitales que nos permite, por ejemplo, conectar los sensores con una central de alarmas, que se conecta con el sistema de órdenes de trabajo, que a su vez activa los permisos de accesos necesarios y registra las actuaciones de los operarios.
Esta integración es la clave para una digitalización total y satisfactoria de cualquier infraestructura, por lo que la capacidad de personalización e integración de todas las tecnologías que se adopten debe ser un factor esencial a la hora de decantarse por una tecnología u otra.
Una tecnología que no sepa comunicarse con otras está destinada al fracaso, y una infraestructura que no tenga un buen sistema de gestión, no encontrará el camino hasta la otra orilla.