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Gestionar el riesgo de desastres debe ser parte integral de los planes de desarrollo de México

Sobre la Entidad

Banco Mundial
El Banco Mundial es uno de los organismos especializados de las Naciones Unidas, que se define como una fuente de asistencia financiera y técnica para los países en desarrollo.
  • Oscar Ishizawa, experto en manejo del riesgo de desastres del Banco Mundial, explica en esta conversación cómo apoya esa institución a México en mitigar los efectos de este tipo de desastres y cómo debe prepararse el país para futuras catástrofes.
  • La Secretaría de Hacienda y Crédito Público de México bajó las previsiones de crecimiento del país a consecuencia de los estragos provocados por las tormentas Íngrid y Manuel, que acabaron con la vida de decenas de personas y dejaron grandes pérdidas materiales.
  • La conclusión es clara: aparte del doloroso saldo humano y los costos en dinero, las catástrofes naturales afectan directamente el desarrollo de los países. Espacialmente el de países de ingresos medios, como México, en los que el crecimiento de las infraestructuras y las actividades económicas va más rápido que la aprobación de las leyes y reglamentos que contribuirían a que ese crecimiento fuera ordenado.

Oscar Ishizawa, experto en manejo del riesgo de desastres del Banco Mundial, explica en esta conversación cómo apoya esa institución a México en mitigar los efectos de este tipo de desastres y cómo debe prepararse el país para futuras catástrofes.

P. - ¿Estas últimas inundaciones en México están relacionadas con efectos del cambio climático?

Es difícil explicar las consecuencias de estos eventos, se pueden explicar a partir de cambios en intensidad y frecuencia de los fenómenos naturales. Por el contrario la mayor parte de las raíces del problema de los desastres están asociadas a los procesos de uso y ocupación del territorio y actividades económicas que generan condiciones de alta vulnerabilidad.

P. - Dos fenómenos meteorológicos simultáneos provocan decenas de muertes y pérdidas millonarias. ¿Una coincidencia desafortunada o cabe más preparación?

Según fuentes en el Servicio Meteorológico Nacional y la Comisión Nacional del Agua, este fenómeno de tener dos tormentas juntándose sobre el territorio mexicano no se producía desde 1958.

Las pérdidas millonarias y las decenas de muertos que provocaron las inundaciones causadas por el paso y encuentro de estas dos tormentas tropicales revelan principalmente dos grandes problemas en México:

  • la falta de planificación territorial y urbana que favorece el asentamiento de poblaciones en zonas de alto peligro por inundaciones y deslizamientos que deberían ser designadas como zonas no-habitables; y

  • la falta de programas de mantenimiento y reducción de riesgos que se traduce en el muy mal estado en el que se encuentra mucha de la infraestructura pública, en particular la de carreteras, caminos y puentes, que se ve altamente afectada durante fenómenos de esta naturaleza.

A esto se suma la falta de medidas adecuadas de preparación ante desastres que se destinan a proteger a la población, como son la instalación de sistemas de alerta temprana ante inundaciones y deslizamientos, y los programas de educación en prevención y preparación ante desastres que permiten a la población actuar de manera organizada en este tipo de eventos.

P. - Más del 80% de latinoamericanos viven en ciudades. ¿Es entonces este tipo de catástrofes difícil de evitar?

La concentración de la población en zonas urbanas es un gran reto en términos de gestión del riesgo de desastres. Sin embargo, esta no es una condición per se para que ocurran catástrofes de este tipo. La falta de planificación urbana y aplicación de normas de construcción y uso del suelo en zonas urbanas pueden ser factores detonadores y construir vulnerabilidad que se traducen en eventos como el que ocurrió en México, en desastres de gran magnitud. 

La concentración de la población en zonas urbanas es un gran reto en términos de gestión del riesgo de desastres.

P. - ¿Cómo debería prepararse un país para enfrentar una catástrofe de estas dimensiones? ¿Es posible minimizar las consecuencias de esos desastres futuros? ¿Qué deben hacer los gobiernos, la sociedad?

Los desastres naturales constituyen una fuente significativa de riesgo fiscal en países altamente expuestos a catástrofes naturales, como México, presentando así pasivos contingentes de considerable magnitud para los gobiernos.

La ausencia de mecanismos eficientes de preparación y atención de emergencias y de una adecuada planeación financiera para hacer frente a los desastres puede crear dificultades y demoras en la respuesta, lo que podría agravar las consecuencias en términos de pérdidas humanas y económicas.

Para prepararse a este tipo de eventos es indispensable que un país conozca los peligros y riesgos que se pueden presentar en su territorio. Este conocimiento va a permitir a un país estructurar el marco de políticas y normas, y las acciones y medidas de inversión necesarias tanto transversalmente a nivel sectorial, como territorial, para gestionar el riesgo de desastres.

Estas acciones no tienen que ser vistas únicamente como de prevención, preparación y respuesta ante un desastre sino que integralmente en el marco de las políticas de planificación del desarrollo.

P. - ¿Cuál es el tipo de conocimiento y experiencia que una entidad global como el Banco Mundial puede compartir con los países en desarrollo?

El Banco Mundial cuenta con una serie de servicios de conocimiento y financieros y una larga experiencia apoyando a sus países miembros en incluir la gestión del riesgo de desastres como un pilar de las políticas de desarrollo que aseguren sostenibilidad en el crecimiento y brinden seguridad tanto a las poblaciones, como a las actividades económicas que se realizan en el territorio de un país.

Para prepararse a este tipo de eventos es indispensable que un país conozca los peligros y riesgos que se pueden presentar en su territorio.

El Banco Mundial y su Facilidad Global para la Reducción de Riesgos y Recuperación (GFDRR) (i) han desarrollado un marco operacional y un conjunto de productos y servicios para la gestión integral del riesgo de desastres con el fin de ayudar a los gobiernos a incrementar su capacidad de respuesta financiera ante la ocurrencia de desastres generados por fenómenos naturales, a la vez que protege el equilibrio fiscal de largo plazo y establecer y financiar programas para la reducción de estos riesgos.

El Banco ha apoyado a sus países miembros en la estructuración, financiamiento e implementación de Programas de Reducción de Riesgos que tienen como objetivo reducir la vulnerabilidad física y financiera de los estados ante desastres generados por fenómenos naturales.

México cuenta con algunos instrumentos que le permiten disponer de fondos de forma inmediata cuando ocurre una catástrofe de grandes dimensiones. ¿Se activarán esos instrumentos en este caso?

México cuenta con una estrategia de financiamiento del riesgo de desastres estructurada en base al Fondo de Desastres Naturales. Dentro de esta estrategia, se cuenta con diversos instrumentos financieros que permiten disponer con recursos para responder a la emergencia de un desastre, financiar la rápida rehabilitación y el proceso de reconstrucción. A través del Fondo de Atención de Emergencias, que es una ventana del FONDEN se disponen recursos de forma inmediata para responder a la emergencia después de un desastre. A partir de un proceso de evaluación de daños y pérdidas en el que participan diferentes actores a nivel Federal y nivel Estatal, se establecen las necesidades de reconstrucción de infraestructura pública que el FONDEN financiará. Este es un proceso que toma, en base a procesos bien definidos en sus reglas y lineamientos de operación.

P. - La comunidad científica ha advertido sobre las posibles consecuencias del calentamiento global. ¿Veremos más desastres como este en el futuro?

Los desastres por fenómenos naturales están íntimamente ligados a debilidades y vacíos en la planificación del desarrollo de un país. Mientras las políticas de ordenamiento del territorio y uso del suelo sean deficientes, y se sigan multiplicando los asentamientos en zonas de alta peligrosidad, mientras se siga construyendo infraestructura pública y vivienda sin tomar en cuenta normas de construcción mínimas, construyendo así más vulnerabilidad, se verán más desastres en el futuro. 

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