En la ciudad portuaria de Hodeida las bombas siguen destruyendo la infraestructura de agua y las agencias de la ONU han denunciado que estos bombardeos están aumentando el riesgo de una nueva epidemia de cólera.
“El cólera ya está presente en Hodeida, y en la última semana hemos visto un incremento exponencial en el número de gente que se ha contagiado de esta mortal enfermedad”, dijo Lise Grande, coordinadora humanitaria de las Naciones Unidas en Yemen”.
Además, explicó que, bajo estas condiciones, el cólera se puede propagar aceleradamente.
“Si no podemos contener estos brotes, la ciudad entera puede estar sumida en esta epidemia en tan solo unas cuantas semanas”, manifestó Grande. “Un bombardeo más en Hodeida podría desatar una epidemia de cólera imparable”.
Por su parte, UNICEF indicó que en los últimos días se ha producido una escalada en la selección de sistemas e instalaciones que son esenciales para mantener las vidas de los niños y las familias. Los ataques han afectado almacenes del organismo en los que se guardaban provisiones humanitarias, incluida la higiene y los suministros relacionados con el agua.
“Un bombardeo más en Hodeida podría desatar una epidemia de cólera imparable”.
El 28 de julio, un centro de saneamiento apoyado por UNICEF en el distrito de Zabid fue atacado y dañó el tanque de combustible de la instalación. El 27 de julio, la estación de agua en el distrito de Mina, que proporciona a Hodeida la mayor parte de su agua, fue alcanzada.
“La violencia constante y los ataques repetidos contra la infraestructura civil que salva vidas en Hodeida son una amenaza directa para la supervivencia de cientos de miles de niños y sus familias”, declaró la directora ejecutiva de UNICEF, Henrietta H. Fore.
Hodeida, la principal puerta de entrada de alimentos y ayuda humanitaria para una población al borde de la inanición, ha sido atormentada por los combates entre los rebeldes hutíes, que controlan el puerto, y las fuerzas gubernamentales respaldadas por una coalición militar encabezada por Arabia Saudita.
Si no podemos contener estos brotes, la ciudad entera puede estar sumida en esta epidemia en tan solo unas cuantas semanas.
Las bajas civiles y los desplazamientos masivos continúan aumentando en medio de intensos combates que comenzaron el 12 de junio.
El conflicto ha causado un grave daño a los servicios públicos, que se han estirado al límite, interrumpiendo el suministro de agua, obligando a las tiendas a cerrar y limitando los productos básicos. Esto ha complicado prestar asistencia humanitaria y dio lugar al cierre de un centro de alimentación temporal en Zabid.
"Yemen ya enfrenta una grave escasez de agua potable, que está directamente relacionada con brotes de cólera y diarrea acuosa aguda”, alertó Fore. "Continuamos convocando a todas las partes en el conflicto para proteger a los civiles y la infraestructura civil”.
El año anterior, Yemen vivió la epidemia de cólera más grande de la historia; alrededor de un millón de personas se infectaron y al menos dos mil murieron.