La preparación de los países para enfrentar un futuro de riesgos climáticos crecientes avanza a un ritmo insuficiente, reveló hoy el cuarto Informe de ONU Medio Ambiente sobre la Brecha de Adaptación.
La investigación subraya la creciente disparidad entre las inversiones hechas hasta el momento a favor de la resiliencia y los costos reales de una adaptación exitosa, la cual permitiría alcanzar el desarrollo sostenible y garantizar comunidades saludables y economías prósperas.
En los compromisos asumidos por los Estados como parte de los Acuerdos de París, solo 40 países en desarrollo tienen metas de adaptación cuantificables, mientras que 49 incluyen metas cuantificables en sus leyes y políticas nacionales.
El cambio climático tendrá un impacto significativo en la salud humana en las próximas décadas, y si bien se ha avanzado en la reducción de las enfermedades y lesiones relacionadas con el cambio climático, los esfuerzos actuales de adaptación no son suficientes para minimizar el impacto futuro en la salud.
La investigación destaca que, a menos que los esfuerzos de adaptación se fortalezcan considerablemente, la morbilidad y la mortalidad relacionadas con el calor y los eventos extremos continuarán aumentando.
Aunque el informe expresa preocupación por la diferencia entre los objetivos globales de adaptación y la acción real en el terreno, destaca como positivo el aumento en las leyes y políticas que incluyen la adaptación. Al menos 162 países abordan explícitamente la adaptación a nivel nacional a través de un total de 110 leyes y 330 políticas.
En los compromisos asumidos por los Estados como parte de los Acuerdos de París, solo 40 países en desarrollo tienen metas de adaptación cuantificables, mientras que 49 incluyen metas cuantificables en sus leyes y políticas nacionales.
Los países de ingresos bajos y medios han mostrado un progreso constante. Sin embargo, sin signos de aceleración y bajo las tasas actuales de mejora, les tomará muchas décadas alcanzar a los países más ricos para cerrar la brecha en la capacidad de adaptación, indica el reporte.
El informe destaca que lo que se necesita con urgencia para reducir aún más esta disparidad en el campo de la salud es la voluntad política y los recursos financieros requeridos para implementar las acciones más importantes a favor de la resiliencia de los sistemas de salud, los sistemas de alerta temprana y una agenda de desarrollo más amplia dirigida a reducir la vulnerabilidad a los riesgos sanitarios, como las enfermedades infecciosas y la inseguridad alimentaria y nutricional.