El Ministerio del Ambiente (MINAM), prepara un Sistema de Gestión Ambiental para prevenir y disminuir los impactos ambientales de la base peruana “Machu Picchu” en la Antártida, también se busca fortalecer la presencia del Perú en el continente antártico. La Antártida alberga alrededor del 80% del agua dulce del planeta y es uno de los pocos lugares del mundo en los que la intervención del hombre es casi nula. Un lugar perfecto para la investigación y el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Pero también, un ecosistema que todos debemos proteger.
El Perú forma parte de los 50 países miembros del Tratado Antártico, un acuerdo que regula las relaciones internacionales en el continente y establece protocolos para la protección del ambiente. Sin embargo, la presencia de nuestro país en la Antártida es aún mínima. Contamos con la estación Machu Picchu, que funciona solo en el verano antártico (enero). El Perú ha realizado solo 22 expediciones desde que forma parte del Tratado, el 10 de abril de 1981.
En enero de este año se realizó la más reciente expedición (ANTAR XXII). Esta vez con participación de representantes de siete sectores del Ejecutivo, incluido el MINAM. La idea de esta expedición fue reactivar el trabajo del Perú en la Antártida, sobre todo en el aspecto ambiental. Se busca fortalecer las prácticas ambientales de nuestros expedicionarios de acuerdo a los protocolos establecidos por el Tratado, además de promover más investigaciones en la zona.
Sonia Gonzáles, directora de Investigación Ambiental y representante del MINAM en esta expedición, resaltó la importancia de desarrollar investigaciones en la Antártida, las cuáles luego pueden ser aplicadas en zonas del Perú con características similares a las del continente, donde en el verano la temperatura máxima es de hasta 3°C. “Es importante que esas investigaciones se realicen con los menores impactos posibles al ambiente. Por eso, vamos a establecer el Sistema de Gestión Ambiental para el desarrollo de actividades en la Antártida”, indicó Gonzales.
Este primer acercamiento al ecosistema antártico ha permitido a los especialistas verificar in situ las condiciones de trabajo de los investigadores nacionales a fin de plantear un sistema que permita mejorar sus prácticas ambientales.