Analizamos con expertos y actores implicados del sector cuánto debe costar el agua, poniendo sobre la mesa dentro del ciclo de entrevistas sobre el precio del agua en España la situación actual y los retos futuros con el fin de hallar la fórmula de una gestión eficiente y justa del agua a través de un equilibrio económico-financiero de los servicios del agua y su integración. En esta ocasión contamos con Álvaro Jiménez, gerente de Promedio.
P.- En primer lugar, nos gustaría conocer su trayectoria profesional hasta el puesto que ocupa en la actualidad.
Respuesta: En cuanto a mi formación reglada, soy licenciado en Ciencias Ambientales (UEX) e Ingeniero Técnico de Telecomunicaciones (UPM). Empecé gracias a una beca, en el departamento de ingeniería audiovisual y comunicaciones de la Universidad Politécnica de Madrid. Después trabajé varios años como ingeniero de proyectos, en diferentes empresas, una de las cuales fue Siemens.
Mi primer contacto con el sector del agua fue en 2012. Desde entonces trabajo como gerente del Consorcio para la gestión de servicios medioambientales de la Diputación de Badajoz, Promedio.
P.- ¿Cómo definiría la política de precios del agua en España?
R.- Si nos referimos los servicios de abastecimiento domiciliario, se podría decir que hay más de 8.000 “políticas” de precios de agua, tantas como municipios.
P.- ¿Qué le parece el marco competencial?
R.- Veo correcto que se respete la autonomía municipal.
P.- ¿Debería haber una legislación nacional que los regule?
R.- Como digo, no creo que deba traspasarse la autonomía local para tomar decisiones sobre el precio del agua. Ahora bien, sí considero imprescindible que el marco legal garantice una recuperación de costes adecuada. Eso no está sucediendo ahora mismo.
P.- ¿Qué aspectos se incluyen en la factura del agua?
R.- Normalmente, se nos facturan los servicios de abastecimiento y depuración de aguas residuales. En algunos casos se incorpora un canon autonómico de infraestructuras, a veces también un canon local. Puede aparecer una penalización por pérdidas en la red, y el IVA.
P.- ¿Debe recuperarse la totalidad de los costes asociados a los servicios?
R.- Sin duda, sí. Y, como hay “servicios” y “servicios”, deben establecerse indicadores de gestión homogéneos. No basta con que usted diga que está recuperando todos los costes, sino que, además, debe cumplir con un mínimo de calidad de servicio y, para poder medirla y compararla, son imprescindibles estos indicadores. Si hay, por ejemplo, un ayuntamiento que dispone de otra fuente de ingresos y puede permitirse destinarlos al abastecimiento, pienso que, únicamente debería poder hacerlo, si dispone de un servicio y nivel de inversión en infraestructuras óptimos. También se deben tener en cuenta indicadores sociales y medioambientales, no en vano estamos ante un derecho humano y un recurso natural finito. Precisamente estamos trabajando en estos aspectos con otros operadores del ciclo del agua dentro de la Asociación Española de Operadores Públicos de Abastecimiento y Saneamiento (AEOPAS).
Por último, las administraciones públicas debemos abordar la gestión de los activos de los servicios de agua y, como suele decirse, “guardar para mañana”. Esto es, establecer políticas tarifarias que nos permitan hacer frente a las inversiones que ya necesitan y van a necesitar, a medio plazo, nuestras infraestructuras. En este asunto, puede ser de utilidad conocer la exitosa experiencia del Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia.
P.- ¿Cuál cree que es la estructura tarifaria más eficiente?
R.- Pienso que, tal y como suele ser habitual, es adecuado penalizar los consumos elevados, en línea con la protección del recurso y la directriz de “quien contamina paga”. Sin embargo, creo que falta consolidar la óptica del derecho que las personas tenemos al acceso al agua y al saneamiento. Debemos incorporar mecanismos tarifarios que garanticen los suministros mínimos vitales y que protejan a las familias con dificultades económicas serias.
P.- ¿Qué opinión le merecen los cánones autonómicos de depuración? ¿Cree que cumplen el objetivo finalista con el que se plantearon?
R.- Es arriesgado dar una única respuesta, dada la diversidad de situaciones que tenemos en el país. Personalmente, como regla general, para conseguir fondos que permitan construir depuradoras, preferiría recurrir a figuras tributarias que consideren, en su naturaleza, la renta de las familias. Para contestar la segunda parte de la pregunta, habría que analizar el destino que han tenido los cánones, comunidad por comunidad. De lo que no hay duda, es de que vamos muy tarde para cumplir con la directiva 91/271.
P.- ¿A qué se deben la diferencia tarifaria en las Comunidades Autónomas?
R.- Entran en juego multitud de factores: geográficos, de calidad del servicio, de disponibilidad del recurso, potabilización, depuración y, también, la tipología de los cánones autonómicos.
Pero también otro tipo de cánones: los concesionales. No hay que comprar comunidades autónomas para observar diferencias alarmantes. Municipios que distan apenas 5 kilómetros y que comparten el sistema de abastecimiento en alta, tienen diferencias del 100% en sus tarifas. No debería ser legal pedir dinero a cambio de concesionar un servicio público esencial y, además, muchas veces, destinar ese préstamo a cuestiones que nada tienen que ver con el agua.
P.- Respecto a Europa, ¿cómo valora el precio del agua en España en comparación con el resto de países?
R.- No creo que ese dato aporte mucha información, por sí solo. Insisto en que hay que trabajar en indicadores de gestión que permitan comparar cómo son los servicios que recibe la ciudadanía y en un marco normativo que condicione una recuperación de costes adecuada.
Por resumirlo, me da igual lo que paguemos por el servicio, mientras se esté prestando bajo ciertos estándares de calidad y se estén recuperando adecuadamente los costes. Ahora mismo, lo primero no lo sabemos porque no podemos medirnos y, lo segundo, sabemos que no se cumple.
P.- Finalmente, ¿cree que la sociedad está concienciada sobre su consumo de agua y el coste real del mismo?
R.- No somos conscientes del “milagro” que supone abrir el grifo y beber agua, o tirar de la cadena. Mucho menos conscientes somos de lo poco que nos cuesta. Sin embargo, no debemos olvidar que tampoco somos conscientes, muchos de nosotros, de lo que cuesta pagar un recibo de agua cuando los ingresos no te llegan para llenar la nevera.
Deberíamos reflexionar sobre lo que estamos enseñando a nuestros hijos al respecto de la importancia del agua. Termino con otra pregunta: ¿cómo se aborda todo esto en los programas educativos?