Ciudades de varios países de África, entre ellos Ghana, Mozambique, Zimbabue y Costa de Marfil llevan meses padeciendo escasez de agua, informa Bloomberg. Las causas las encontramos en las sequías y el rápido crecimiento de la población urbana, tanto que las escasas inversiones en infraestructuras hidráulicas no pueden ir a la par.
La edición de 2019 del Informe Mundial sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos de las Naciones Unidas, publicado el pasado mes de marzo, señalaba que el uso del agua ha venido aumentando un 1% anual en todo el mundo desde los años 80 del siglo pasado, impulsado por una combinación de aumento de la población, desarrollo socioeconómico y cambio en los modelos de consumo. Se prevé que esta tendencia prosiga hasta el año 2050, lo que representaría un incremento de hasta el 30% por encima del nivel actual de uso del agua. Más de 2.000 millones de personas viven en países que sufren un estrés hídrico importante, y los niveles de estrés seguirán aumentando a medida que crezca la demanda de agua y se intensifiquen los efectos del cambio climático.
Falta de financiación
En el continente más pobre la población probablemente se duplique para el año 2050, alcanzando los 2.500 millones de personas, y más de la mitad vivirán en zonas urbanas llegado ese momento, según las proyecciones de la ONU. La demanda de agua para uso doméstico se sumará al incremento de la demanda destinada a la producción agrícola para alimentar a la población en aumento. Incluso en países con recursos hídricos en abundancia, la situación será problemática, ya que tendrán que construir las infraestructuras hidráulicas necesarias para garantizar los servicios.
Según datos de un estudio del Banco Africano de Desarrollo, serán necesarias inversiones de al menos 130.000 millones de dólares en infraestructuras, de los que 66.000 millones se invertirían en proporcionar acceso a agua y saneamiento. Pero la construcción necesaria se enfrenta a muchas dificultades: inversiones iniciales considerables, intereses políticos cortoplacistas y la escasa capacidad de los gobiernos para acceder a préstamos interfieren.
Restricciones de agua
Zimbabue sufre los efectos de una intensa sequía y de unas infraestructuras deterioradas, por lo que se ha implantado el racionamiento de agua en sus dos principales ciudades, Harare y Bulawayo. Por su parte, los ciudadanos de Maputo, la capital de Mozambique, también viven con cortes de agua en días alternos desde el pasado mes de enero, debido a las reservas cada vez más escasas en sus embalses.
El años pasado los grifos de Ciudad del Cabo estuvieron a punto de quedarse sin agua debido a una intensa sequía, pero la segunda ciudad de mayor tamaño de Costa de Marfil, Bouaké, sí llegó a esa difícil situación. El gobierno tuvo que suministrar agua con camiones cisterna, mientras miles de personas de trasladaron a otros lugares de forma temporal.
En Accra, la capital de Ghana, llueve regularmente, pero aun así, sus habitantes tienen que vivir sin agua corriente debido a deficiencias en las infraestructuras hidráulicas. Los que se lo pueden permitir, compran agua a camiones cisterna y la almacenan en depósitos en su casa. Los menos afortunados tienen que dedicar su tiempo a traer agua a sus casas, a la vez que aprovechan para recoger cada gota cuando llueve. La empresa de servicios públicos de agua, Ghana Water Co., es consciente de los problemas de abastecimiento, pero no da abasto para disponer las infraestructuras que le permitan prestar servicios a la población en constante crecimiento.
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