Manaos es la mayor ciudad del estado brasileño de Amazonas, donde viven más de dos millones de personas, y está situada cerca del punto en el que el río Negro -un afluente del río Amazonas que representa hasta el 14% del caudal de la cuenca del Amazonas- se une al Solimões, nombre que recibe el río Amazonas en su tramo superior.
Cada día se sacan cerca de 30 toneladas de residuos de los cursos de agua que atraviesan la ciudad, informa Phys.org. La basura flotante, que incluye plásticos y otros residuos como electrodomésticos mezclados con hojas y ramas de árboles, cubre la superficie del agua hasta el punto de que en algunas zonas no se puede ver el agua.
Aunque la cantidad de basura en el agua suele aumentar en esta época del año, las autoridades locales creen que está empeorando. Entre enero y mayo se han recogido un total de 4.500 toneladas de basura.
Los vecinos se quejan de que "la gente que vive al borde del agua tira la basura directamente al agua... poca gente la tira a los cubos". La ciudad calcula que podría ahorrar unos 190.000 dólares al mes en costes de limpieza si hubiera más concienciación sobre el problema, dijo a AFP el subsecretario de saneamiento, José Reboucas.
Manaos está en la selva amazónica, con una biodiversidad sin parangón. La zona urbana abarca la totalidad o parte de cuatro cuencas fluviales, todas ellas afluentes del río Negro. Los residuos que flotan en sus cursos fluviales acaban llegando al río Amazonas.
Un estudio de 2019 señalaba la contaminación por plásticos como una amenaza emergente en la región amazónica, ya sometida al impacto de la deforestación y otros impactos ambientales adversos derivados de las actividades económicas. Se trata de un reto complejo con diferentes aspectos, entre ellos la falta de gestión adecuada de los residuos y la falta de concienciación, agravada por las lluvias torrenciales y las frecuentes inundaciones que arrastran los residuos plásticos a los cursos de agua. Gran parte de la basura acaba en los ríos, lo que convierte al Amazonas en el segundo río más contaminado del mundo en cuanto a plástico, sólo por detrás del río Yangtzé en China.
Los residuos de plástico pueden acabar atrapados en los bosques inundados y degradarse en microplásticos que suponen una amenaza adicional para el ecosistema amazónico. Ingeridos por los peces, los efectos del consumo humano de partículas de microplástico se desconocen, pero suponen una preocupación para la salud pública. Las consecuencias son importantes, ya que los plásticos y microplásticos acabarán llegando al océano Atlántico y contribuyendo a la creciente contaminación global.
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