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Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía 2022: Superando juntos las sequías

Se prevé que para el año 2023, unos 700 millones de personas se encontrarán en riesgo de desplazamiento por causas relacionadas con las sequías. Esto es una solo una pequeña muestra de que la humanidad se encuentra en un punto crítico en lo que se refiere a la gestión de las sequías y al fenómeno de la desertificación, y que urge acelerar su reducción.

Por eso, cada 17 de junio se celebra el Día de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía, para concienciar a la humanidad sobre los devastadores efectos que estos fenómenos tienen en el medio ambiente y la seguridad de las personas, ya que representan graves problemas presentes y futuros para toda la Tierra.

El Día de Lucha contra la Desertificación y la Sequía urge a concienciar sobre los efectos de estos fenómenos en el medioambiente y la humanidad

La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró oficialmente este día en 1997, con el objetivo de crear conciencia y sensibilizar a la población de la importancia que tiene para los seres humanos y para el planeta abordar y dar soluciones a los problemas de escasez hídrica. Este 2022, además, España se convertirá en anfitrión de este evento internacional, ya que la celebración mundial del este día, cuyo lema este año es “superando juntos las sequías”, tendrá lugar en Madrid el 17 de junio.

La celebración estará centrada en la urgencia de adoptar políticas y medidas a escala local, regional y global para evitar los peores efectos de la desertificación, y permitirá fortalecer la implementación de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación en los países que experimentan graves problemas con estos fenómenos, como es el caso de África, donde se han registrado más de 300 eventos en los últimos cien años, lo que representa el 44% del total mundial.

Superando juntos las sequías

Ningún país es inmune a la sequía. De hecho, las sequías son una de las mayores amenazas para el desarrollo sostenible, máxime en los países que aún se encuentran en vías de desarrollo, aunque también afectan a las naciones más desarrolladas. De hecho, según ONU, el número y la duración de las sequías han aumentado un 29% desde el año 2000, y los imprevistos meteorológicos, hídricos y climáticos acontecidos entre 1970 y 2019 han provocado el 50% de los desastres y el 45% de las muertes relacionadas con estas causas, sobre todo en los países en desarrollo.

Ibrahim Thiaw, secretario ejecutivo de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD), indicó a este respecto que “todos los hechos y las cifras de esta publicación apuntan en la misma dirección: una trayectoria ascendente en la duración de las sequías y la gravedad de sus impactos, que no sólo afectan a las sociedades sino también a los sistemas ecológicos de los que depende la supervivencia de toda la vida, incluida la de nuestra propia especie”.

Más de 2300 millones de personas se enfrentan en situación de estrés hídrico en 2022; cerca de 160 millones de niños están expuestos a sequías graves y prolongadas

Los hechos lo prueban: durante el siglo XX se produjeron 45 sequías importantes en Europa, que afectaron a millones de personas y provocaron pérdidas económicas por valor de más de 27.800 millones de dólares. Hoy en día, la sequía afecta a una media anual del 15% de la superficie terrestre y el 17% de la población de la Unión Europea. En Asia, se produjo el mayor número de personas afectadas por sequías en el último siglo, y en Estados Unidos las pérdidas de cosechas y otras pérdidas económicas debidas a las sequías han ascendido a varios cientos de miles de millones de dólares en el último siglo.

En España, sede del Día de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía, las consecuencias de la sequía se han visto amplificadas en los últimos años y han generado una disminución en la disponibilidad de los recursos hídricos. Así, el nivel de las reservas de agua de los embalses en España se situaba el pasado mes de marzo en el 44,6%, cuando la media de los últimos años en la misma fecha era del 60%.

Alejandro Maceira, director de iAgua, alertaba sobre esta situación en el programa “La Linterna”, de Cadena COPE, indicando que "no nos acordamos de dar la inversión suficiente para tener una seguridad hídrica. Hay que tomar decisiones, invertir y concienciar". Maceira también resaltó el papel de la agricultura en este contexto de escasez hídrica, indicando que "hemos avanzado mucho en eficiencia en el uso del agua y tenemos más recursos que pueden mejorar ese mix de fuentes de agua para los distintos usos, pero si continuamos sin lluvias en los próximos meses, el campo va a sufrir mucho".

De hecho, el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) alertó de esta preocupación creciente, ya que la sequía es uno de los impactos del cambio climático que más afectará a la cuenca mediterránea, con el consecuente peligro para la agricultura, foco decisivo de impactos y adaptaciones al cambio climático.

Droughtland (Spanish version)

En este panorama, se hace especialmente importante la colaboración y cooperación entre naciones para dar prioridad a la acción temprana y buscar y emplear las herramientas necesarias que permitan una adecuada gestión de estos fenómenos con el menor impacto humano y medioambiental.

“Superando juntos las sequías” hace ese llamamiento a la acción global, a la cooperación global para priorizar un compromiso mundial pleno con la preparación y la resiliencia ante la sequía en todas las regiones del mundo.

Planificando el futuro

Los efectos devastadores de la sequía van mucho más allá de las regiones secas de nuestro planeta, lo que supone un presagio de un mundo en el que el agua dulce y los suelos fértiles son cada vez más escasos. Además, los efectos de la sequía pueden llevar a desencadenar hambrunas, migraciones forzadas o conflictos territoriales. Los datos lo confirman, según el último informe publicado por Naciones Unidas, “Drought in numbers 2022”, se cree que para el año 2050 las sequías pueden afectar a más de las tres cuartas partes de la población mundial, y que entre 4800 y 5700 millones de personas vivirán en áreas con escasez de agua durante al menos un mes cada año.

Actualmente, más de 2300 millones de personas se enfrentan en situación de estrés hídrico, y cerca de 160 millones de niños están expuestos a sequías graves y prolongadas.

Las olas de calor, las tormentas de arena y polvo y la desertificación son los síntomas de una sobreexplotación que busca el crecimiento constante, un desarrollo demográfico sin freno y una economía que sigue dependiendo en gran medida de fuentes de energía no renovables.

Así, solo nos queda promover la concienciación pública sobre la desertificación y la sequía, haciendo saber a la gente que estos fenómenos pueden ser abordados de manera eficaz. Las soluciones existen, y las herramientas son el fortalecimiento de la cooperación a todos los niveles, la gestión proactiva del riesgo de sequía y la creación de una economía de restauración de los ecosistemas que tenga como objetivo rejuvenecer los ciclos del agua, la fertilidad de la tierra y los medios de vida de las personas, al mismo tiempo que garantice la salud de las generaciones presentes y futuras.