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Día Mundial del Agua 2023: el cambio que queremos ver en el mundo

Foto: Pablo González-Cebrián/iAgua.
Dos inmigrantes subsaharianos transportan agua en un campamento improvisado en el Monte Gurugú (Marruecos).

La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró, en diciembre de 1992, que cada 22 de marzo se celebrara el Día Mundial del Agua para concienciar sobre la importancia de los recursos hídricos en nuestras vidas. Han pasado treinta años desde su primera celebración y los avances, aunque los ha habido, siguen sin ser suficientes. Ha llegado la hora de acelerar el cambio.

El Día Mundial del Agua ha servido en los últimos años para hacer hincapié sobre la crisis mundial del agua y el saneamiento que atraviesa la humanidad. La presentación de cifras alarmantes sobre la problemática de no gestionar adecuadamente las aguas residuales, las consecuencias de la sobreexplotación de los acuíferos o los impactos del cambio climático en años anteriores, sirvieron para dar visibilidad a una serie de problemas que hoy en día siguen sin solventarse. En otra ocasión también se resaltó que, ante esta realidad, nadie puede quedarse atrás —‘No dejar a nadie atrás’ es la promesa central de la Agenda 2030—; sin embargo, a veces cuesta darse cuenta de que existe un problema cuando no lo vivimos en primera persona.

El Día Mundial del Agua 2023 alienta a las personas a que sean el cambio que quieren ver en el mundo. Y es que siempre ha sido fácil criticar desde la barrera sin asumir que la crisis actual del agua y el saneamiento tiene un alcance global con impactos locales, en la que cada gota cuenta.

Publicado en iAgua Magazine 43 - Marzo 2023
iAgua Magazine 43

La crisis mundial del agua, en hechos y cifras

Los problemas relacionados con los recursos hídricos son urgentes, y lo serán cada vez más durante los próximos años si no aceleramos las acciones para combatirlos. La crisis actual del agua engloba muchos aspectos como la urbanización, el saneamiento, el cambio climático, los desastres naturales o el medioambiente, que si bien deben abordarse uno a uno, están relacionados entre sí.

Los problemas relacionados con los recursos hídricos son urgentes, y lo serán cada vez más durante los próximos años si no aceleramos las acciones para combatirlos

Pese a los avances logrados, según el Programa de Monitoreo Conjunto OMS/UNICEF para Abastecimiento de Agua, Saneamiento e Higiene (JMP) - Progreso en agua potable, saneamiento e higiene en los hogares 2000 – 2020, una de cada cuatro personas (2.000 millones de personas) en todo el mundo carecen de agua potable gestionada de forma segura. Esto significa que en una familia de cuatro miembros que podría ser la tuya o la mía, alguien estaría bebiendo agua en condiciones insalubres, lo que pone en serio riesgo su vida. Además, casi la mitad de la población mundial (3.600 millones de personas) carecen de saneamiento gestionado de forma segura —que sería casi la mitad de tu familia o la mía si seguimos personalizando la crisis a nuestro entorno— y 494 millones de personas todavía practican la defecación al aire libre.

Tanto la falta de instalaciones como el conocimiento para utilizarlas son fundamentales para la salud de las personas, tal y como comprobamos durante la emergencia sanitaria de la COVID-19 con la principal medida de prevención: el lavado de manos. Una de cada tres personas (2.300 millones) carecen de una instalación para lavarse las manos con agua y jabón en el hogar, incluidas las 670 millones que no tienen acceso a ninguna instalación para ello. Si volvemos a reducir el foco al entorno familiar y la crisis mundial del agua se diera, por ejemplo, en la comunidad de vecinos de tu edificio, al menos una persona en cada piso no podría lavarse las manos. La Organización Mundial de la Salud y UNICEF, advierten que las enfermedades que se transmiten por una mala o inexistente higiene de manos tienen un enorme impacto sobre la salud, pues provocan altas tasas de enfermedades diarreicas y de infecciones respiratorias, cutáneas y oculares agudas; y si tenemos en cuenta que 1 de cada 3 centros de salud no tiene acceso a la higiene de manos donde se brinda atención, es muy probable que el asignado a tu edificio fuera el que no tenga.

  • Foto: Pablo González-Cebrián/iAgua.
    La crisis actual del agua y el saneamiento tiene un alcance global con impactos locales, en la que cada gota cuenta

En este sentido, el acceso seguro tanto al agua potable como al saneamiento son reconocidos como un derecho humano y, como tales, además de valorar lo que tenemos quiénes gozamos de ello, los gobiernos deben adoptar un enfoque integrado basado en ese ello para ampliar el acceso a estos servicios, ya sea en las ciudades o en entornos rurales. El último Resumen de la actualización de progreso del ODS 6: agua y saneamiento para todos de ONU Agua dice que el número de habitantes de las ciudades que carecen de agua potable gestionada de forma segura ha aumentado en más del 50% desde el año 2000; aun así, las personas que viven en áreas urbanas gozan de mejores servicios de agua potable y saneamiento gestionados de forma segura que en las áreas rurales: un 86% frente al 60% en el caso del primero y un 62% frente al 44% en el caso del segundo. Si no te imaginas cómo sería vivir en estas condiciones, pregúntales a tus abuelos cómo era lo de no tener agua potable en casa; seguro que lo recuerdan.

Cabe decir que, a medida que las poblaciones crecen y la presión sobre los recursos hídricos aumenta, garantizar los servicios de agua y saneamiento en cantidad y calidad suficientes para toda la población es cada vez más difícil. A nivel mundial, el 44% de las aguas residuales domésticas no se tratan de forma segura y más de 3.000 millones de personas están en riesgo porque se desconoce la salud de sus ecosistemas de agua dulce, pues los datos sobre la calidad del agua no se recopilan de manera rutinaria en la mayoría de los países, según el anterior resumen.

Los servicios de agua y saneamiento gestionados de forma segura, así como una higiene adecuada y equitativa, impulsarán el progreso en la Agenda 2030, en particular en lo que se refiere a la salud, igualdad de género y medios de subsistencia. Sin embargo, no debemos olvidar que la crisis mundial del agua, como recurso natural que es, también es una crisis medioambiental propiciada, además de por la mala gestión del ciclo del agua, por el cambio climático. Según ONU-Agua, una quinta parte de las cuencas fluviales del mundo están experimentando cambios rápidos en el área cubierta por las aguas superficiales, lo que se traduce en un aumento de las inundaciones, pero también en el secado de los cuerpos de agua.

La crisis mundial del agua, como recurso natural que es, también es una crisis medioambiental propiciada, además de por la mala gestión del ciclo del agua, por el cambio climático

El cambio climático es el desafío de nuestro tiempo y sentimos sus impactos a través del agua: inundaciones, aumento del nivel del mar, derretimiento de los glaciares, sequías o fenómenos meteorológicos cada vez más extremos. El Atlas sobre mortalidad y pérdidas económicas debidas a fenómenos meteorológicos, climáticos e hidrológicos extremos 2021 de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), dice que la cantidad de desastres relacionados con el clima se ha multiplicado por cinco en los últimos cincuenta años, y se ha cobrado, en promedio, la vida de 115 personas y causado 202 millones de dólares en pérdidas económicas todos los días. Más recientemente, entre 2001 y 2018, alrededor del 74% de todos los desastres naturales estuvieron relacionados con el agua, y las inundaciones y sequías afectaron a más de 3.000 millones de personas en los últimos veinte años, de acuerdo con el Informe de las Naciones Unidas sobre el desarrollo de los recursos hídricos en el mundo 2020. Si hablamos de escasez de agua, que puede exacerbarse por la acción humana, 2.300 millones de personas viven en países con estrés hídrico, de los cuales 733 millones viven en países con estrés hídrico alto y crítico (ONU-Agua, 2021). España, por ejemplo, es uno de los países de Europa que se enfrenta a un mayor estrés hídrico, según los datos del último estudio del World Resources Institute (WRI).

A estas alturas no vamos a negar que tenemos un gravísimo problema en torno al estado de los recursos hídricos y un grandísimo reto en lo que a su gestión se refiere. Debemos cambiar la forma en la que vemos, gestionamos y usamos el agua para preservarla, ya no para las generaciones futuras, sino para la nuestra. Cada 22 de marzo, la campaña del Día Mundial del Agua vuelve a recordar la importancia de abordar esta crisis mundial del agua y, este año, insta a acelerar ese cambio más que necesario.

Día Mundial del Agua 2021: ¿Cuál es el valor del agua?

Acelerar el cambio

A partir de una antigua fábula procedente del pueblo quechua de Perú en la que una colibrí transporta gotas de agua para extinguir un gran incendio mientras el resto de los animales huyen despavoridos, la campaña “Sé el cambio” del Día Mundial del Agua 2023 anima a las personas a aportar su granito de arena y a tomar medidas en sus propias vidas para cambiar la forma en la que usan, consumen y gestionan el agua.

Estas promesas contribuirán a una Agenda de Acción del Agua que contará también con los compromisos a mayor escala de gobiernos, empresas, instituciones, etc., con el fin de acelerar las acciones necesarias para cumplir con los objetivos de la Agenda 2030.

La decisión de los gobiernos

Según la ONU, los últimos datos muestran que los gobiernos deben trabajar un promedio de cuatro veces más rápido para cumplir con el ODS 6 a tiempo. El agua y el saneamiento fluyen a través de todos los aspectos que contribuyen al progreso del desarrollo sostenible, de manera que el ODS 6 está indisolublemente unido al resto de objetivos de la Agenda 2030, en especial con los referentes al hambre, la equidad de género, la salud, la educación, los medios de subsistencia, la sostenibilidad y los ecosistemas. A ellos se suma el cambio climático, para el que también el agua se sitúa en el centro de la adaptación.

Así, en el nexo entre el agua, la energía, los alimentos y el medioambiente, los retos son muchos y los impactos de uno tienen repercusión en los de los otros: el 72% de todas las extracciones de agua son utilizadas por la agricultura, el 16% por los municipios para los hogares y los servicios, y el 12% por las industrias, según ONU-Agua. Un suministro impredecible de agua podría reducir el avance socioeconómico en el futuro, de manera que los gobiernos han de tomar de decisiones firmes para mejorar la eficacia y la eficiencia de la gobernanza del agua: salvaguardar el acceso seguro y equitativo al agua como el derecho humano que es; recuperar y proteger los ecosistemas de agua dulce; y aunar a todos los actores implicados en la gestión y usos del agua.

Para ello, se requiere un aumento en las inversiones destinadas a la planificación hidrológica y la gestión sostenible del agua y el saneamiento. No obstante, según el Informe de ONU-Agua, GLAAS 2019: Sistemas nacionales para apoyar el agua potable, el saneamiento y la higiene - Informe de situación mundial, menos del 15% de los países informan tener suficientes recursos financieros para implementar planes nacionales de Agua, Saneamiento e Higiene. Queda mucho trabajo por hacer, y el tiempo apremia.

La campaña “Sé el cambio” anima a tomar medidas en sus propias vidas para cambiar la forma en la que usamos, consumimos y gestionamos el agua

El paso al frente de las empresas

El tejido industrial, compuesto tanto por empresas privadas como públicas, ha de dar un paso al frente para apostar por una gestión eficiente de los recursos hídricos. Esto incluye aprovechar el valor las aguas residuales a través de un enfoque basado en la economía circular, incorporar la digitalización en todos los procesos del ciclo integral del agua y abrir la puerta a las oportunidades del uso de energías renovables.

Desde la captación del agua hasta su devolución al medio en condiciones óptimas o su reutilización, el sector debe acelerar la implementación de la tecnología que le permita prestar los servicios de agua y saneamiento, así como el tratamiento de las aguas residuales, en las mejores condiciones posibles para seguir siendo el motor de prosperidad que es como servicio público.

Ante los retos actuales y fututos, la adaptación de las infraestructuras de agua es vital tanto para la resiliencia de las sociedades como la de los entornos naturales.

La acción de las personas

Creemos que una pequeña acción en nuestra vida cotidiana no significa nada para un reto tan grande como al que nos enfrentamos, pero si todas las personas lo hiciéramos, podríamos llegar a producir un gran cambio.

Ducharse en lugar de un baño; cerrar los grifos cuando no se usen; implementar sistemas de ahorro de agua en casa; no usar el inodoro como basura; utilizar electrodomésticos ecológicos; reutilizar el agua sobrante de las jarras, la ducha o el lavado de alimentos; reparar los grifos cuanto antes en el caso de goteos o fugas, respetar los entornos naturales… son muchas y muy variadas las acciones que podemos llevar a cabo casi sin darnos cuenta. En el día a día nuestra vida no cambiará mucho, pero entre todos sí cambiaremos nuestro futuro.

La fábula de la colibrí que representa la campaña de este año, ejemplifica nuestra forma de reaccionar ante una crisis. La nuestra es la del agua y el saneamiento y debemos decidir si ser meros espectadores del desastre o pasar a la acción y aportar nuestra gota de agua para acelerar el cambio que el planeta necesita.

  • Foto: Pablo González-Cebrián/iAgua.
    El agua y el saneamiento contribuyen al progreso del desarrollo sostenible y al resto de objetivos de la Agenda 2030

Conferencia de la ONU sobre el Agua 2023, el año de los compromisos

2023 es un año muy especial, pues se celebra la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Agua. Es el primer evento de este tipo desde 1977 y reunirá a partes interesadas muy variadas con el objetivo de entablar nuevas asociaciones y llevar a cabo acciones que permitan acelerar el cambio, a través de la constitución del Programa de Acción para el Agua que impulsará la consecución de avances. Se trata de una oportunidad única para que el mundo se una en favor del agua y acelere el cambio con miras a lograr el ODS 6: Agua y saneamiento para todos de aquí a 2030.

Además, el próximo día 22 de marzo, ONU-Agua publica un nuevo informe sobre el desarrollo de los recursos hídricos en el mundo, Acelerar el cambio: Asociaciones y cooperación, en el que se darán recomendaciones a la hora de marcar políticas basadas en mejores prácticas y análisis en profundidad de cara a los próximos años.

La vista está puesta en los objetivos marcados para el Decenio Internacional para la Acción “Agua para el Desarrollo Sostenible”, que finaliza en tan solo cinco años, y en la Agenda 2030, para la que tampoco queda tanto. Los retos son muchos, y la voluntad ante su urgencia debería ser infinita. Ya lo dijo Mahatma Gandhi: “Nosotros tenemos que ser el cambio que queremos ver en el mundo”. Seámoslo.