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Día Mundial de los Océanos 2022: revitalizar los océanos a través de la acción colectiva

Los océanos, los mares y las zonas costeras no solo son esenciales para el desarrollo sostenible, sino que constituyen una parte integral y esencial del ecosistema de la Tierra. La lluvia, el agua potable, el tiempo, el clima, los litorales, gran parte de nuestra comida e incluso el oxígeno del aire que respiramos los proporciona y regula el mar y es el momento de pararnos a pensar qué podemos hacer para que su degradación no siga avanzando.

Inmersos en el Decenio de las Naciones Unidas de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible (2021-2030), cuyo objetivo principal es la ampliación de la acción oceánica basada en la ciencia y la innovación para la consecución del ODS 14 Conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos, el 8 de junio conmemora el Día Mundial de los Océanos. El tema de este año se centra en la acción colectiva para salvar los océanos, pues desempeñan un papel fundamental en nuestras vidas y cada vez más sufren las consecuencias de nuestras actividades.

El Día Mundial de los Océanos recuerda a todos su importante papel en la vida cotidiana

Y, es que, los océanos nos conectan y sostienen; son los pulmones de nuestro planeta —producen al menos el 50 % del oxígeno del planeta―, son una fuente importante de alimentos y medicinas —son la principal fuente de proteínas para más de mil millones de personas en todo el mundo―, y son una parte fundamental de la biosfera. Por no mencionar que resultan claves para nuestra economía, ya que, según la ONU, se estima que, para 2030, habrá en torno a cuarenta millones de trabajadores en todo el sector relacionado con los océanos.

La degradación de los océanos

Los océanos, los mares y los recursos marinos son objeto de amenazas, degradaciones y destrucciones cada vez mayores por causa de prácticas insostenibles, lo que reduce su capacidad de ofrecer servicios ecosistémicos esenciales. La combinación de la acción del ser humano y el cambio climático representa un grave peligro para la salud de los océanos fundamentalmente por tres motivos: el aumento de la temperatura, el aumento del nivel del mar y la acidificación de sus aguas, que además están interrelacionados.

Los océanos son objeto de amenazas, degradaciones y destrucciones cada vez mayores por causa de prácticas insostenibles

Según la ONU, los océanos absorben alrededor del 30 % del dióxido de carbono producido por los humanos, amortiguando los impactos del calentamiento global. De hecho, el informe de la UNESCO publicado en abril de 2021, muestra que, sin una protección adecuada de los océanos, su papel crucial en el control del clima podría verse disminuido en el futuro.

Océanos saludables, planeta saludable

Sin embargo, la quema de combustibles fósiles con el consecuente aumento de esos niveles de efecto invernadero en la atmósfera, altera la composición química del agua en los océanos en esa absorción, provocando su acidificación. Por otro lado, esos mismos gases de efecto invernadero no solo aumentan la temperatura global del planeta, también la de los océanos que, junto a los cambios en los patrones de vientos, provoca la alteración de las corrientes oceánicas. A esto hay que sumarle, además, que el derretimiento de los glaciares a causa de ese aumento de temperatura provoca, a su vez, que el agua del océano siga calentándose y aumente su nivel, lo que, en conjunto, represente una grave amenaza para los ecosistemas marinos y la biodiversidad.

Sin una protección adecuada de los océanos, su papel crucial en el control del clima podría verse disminuido en el futuro

Otro punto a tener en cuenta y que no está relacionado con el cambio climático, pero sí con nuestras actividades, es la contaminación de los océanos. ¿Sabías que el 80% de la contaminación en los océanos está causada por los seres humanos? De hecho, ocho millones de toneladas de plástico al año acaba en nuestros océanos, causando estragos en la vida silvestre, la pesca y el turismo. Pero el plástico no es el único culpable de los océanos sean también grandes vertederos —en realidad los culpables somos nosotros—, pues cada segundo más de doscientos kilogramos de basura van a parar a los océanos, lo que ha provocado, incluso, la formación de “islas” de contaminación en mares y océanos.

El papel del sector del agua

El sector del agua encuentra en la desalinización del agua de mar una gran aliada para afrontar los retos de la escasez hídrica en algunas regiones del mundo. El know how actual permite ver a este recurso no convencional como una alternativa real, viable y segura a los problemas de abastecimiento, por lo que debe trabajar también en reducir el impacto ambiental de su actividad, sustituyendo el uso de combustibles fósiles por energías renovables y reduciendo el impacto de la salmuera que se produce en el proceso y que contamina los ecosistemas costeros.

Por otro lado, según datos de la ONU, más del 80 % de las aguas residuales resultantes de actividades humanas se vierten en los ríos o el mar sin ningún tratamiento, lo que provoca su contaminación, de manera que uno de los objetivos marcados en la Agenda 2030 es mejorar la calidad del agua reduciendo la contaminación, eliminando el vertimiento y minimizando la emisión de productos químicos y materiales peligrosos, con el fin de reducir a la mitad el porcentaje de aguas residuales sin tratar.

Más del 80 % de las aguas residuales resultantes de actividades humanas se vierten en los ríos o el mar sin ningún tratamiento

Así, dentro del importante papel que el sector del agua tiene en la conservación y gestión adecuada de los recursos hídricos, y teniendo en cuenta que dos de sus mayores retos son el escaso valor que los ciudadanos dan al agua y la poca voluntad política de algunos gobiernos, debe seguir trabajando en mejorar el tratamiento de las aguas residuales desde el punto de vista de las poblaciones y desde el punto de vista industrial, y en mejorar todos los procesos industriales para que estos sean lo más eficientes y sostenibles posibles. Todo ello enmarcado en un paradigma tecnológico que está impactando muy positivamente en la gestión del ciclo integral del agua.

El camino también pasa por impulsar a las ciencias oceánicas

En esta Década de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible (2021-2030) proclamada por la ONU no solo debemos movilizar a la comunidad científica, también a los políticos, a las empresas y la sociedad civil para apostar por la investigación y la innovación tecnológica que ayude a revertir la grave situación de los océanos.

En la actualidad, los países dedican a las ciencias oceánicas entre el 0,04 % y el 4 % del dinero invertido en Investigación y Desarrollo (I+D)

Según la ONU, hay casi 3.000 millones de personas que dependen de la biodiversidad marina y costera para su subsistencia y, en la actualidad, los países dedican a las ciencias oceánicas entre el 0,04 % y el 4 % del dinero invertido en Investigación y Desarrollo (I+D), de manera que uno de los objetivos también se centra en reforzar y diversificar las fuentes de financiación en esta materia: “Cubren más del 70 % del globo, pero apenas hemos explorado menos del 5 %. Es nuestra nueva frontera. Tenemos muchas lagunas de conocimiento sobre los océanos, a pesar de su papel crucial para mantener nuestro planeta seguro y respirable”, señala Audrey Azoulay, directora general de la Unesco.

Y, es que, la salud de los océanos se encuentra en la actualidad en un punto de inflexión, al igual que el bienestar de todo lo que depende de ellos. Es por ello que este Día Mundial de los Océanos debe servir como una oportunidad de aumentar la conciencia mundial sobre los beneficios que obtenemos de los océanos, así como nuestro deber individual y colectivo de utilizar sus recursos de manera sostenible.