El Banco Mundial señala a la contaminación del agua como una “crisis invisible” que amenaza a sociedades y economías, pero las empresas no se toman esta cuestión suficientemente en serio. Son las conclusiones del informe de 2019 de la organización CDP sobre aguas, que analiza los datos proporcionados por 2.433 empresas en 2019.
Según el análisis de la CDP, menos de la mitad de las empresas que proporcionan datos realizan un seguimiento periódico de sus vertidos al medio acuático, y solo el 12% de ellas se han fijado un objetivo de reducción de la contaminación que generan. Por otra parte, solo el 10% de ellas cree que la contaminación de las aguas es un riesgo prioritario.
A nivel global, el 80% de las aguas residuales se vierten sin tratar. La contaminación de las aguas superficiales es un problema en todos los continentes, al que contribuyen empresas de todos los sectores industriales, como el textil, alimentario o la manufactura.
Las empresas que vayan más allá y se adelanten a la tendencia hacia una normativa ambiental más estricta y consumidores más concienciados se verán beneficiadas. El imperativo económico es claro: el valor de negocio en riesgo notificado a la CDP en 2019 asciende a 425,000 millones de dólares, una cifra que puede quedarse corta, ya que solo se proporcionan cálculos financieros relativos a la mitad de los riesgos notificados.
Al hacer un seguimiento de su impacto en materia de aguas, las empresas pueden comenzar a gestionar los riesgos relacionados con la normativa, reputación empresarial, y posibles litigios. La actual pandemia presenta nuevos retos a nivel global, y es por lo tanto más importante que nunca proteger un recurso vital, aprovechar las oportunidades empresariales que surgen, y medir y gestionar los riesgos a largo plazo para garantizar la resiliencia en el futuro.
La transición a un futuro sin emisiones de carbono, donde la seguridad hídrica esté garantizada es una fuente de oportunidades en cuanto a innovación, diferenciación en el mercado y valor de marca. Para tener éxito, las empresas han de ir más allá de la respuesta habitual a la gestión de la contaminación y elaborar planes para crecer de forma diferente. El aprovechamiento las aguas residuales, fuente de calor, energía y productos de alto valor, es una oportunidad de negocio aún por explotar.
Aunque pueden observarse buenas prácticas, queda aún mucho por hacer para generalizar la eliminación y gestión eficaz de la contaminación de las aguas de origen industrial. Un punto de partida importante es hacer un seguimiento y notificación de los riesgos e impactos relacionados con el agua a través de la CDP por parte de las empresas, para poder fijar y avanzar hacia objetivos ambiciosos.
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