En los años 50 del siglo pasado, el académico ruso Vladimir Kunin descubrió y describió las capas o “lentes” de agua dulce en el desierto de Karakum, en Turkmenistán. Se trata de capas de agua dulce que flotan encima de aguas salinas subterráneas. Por aquel entonces se desconocía cómo se formaban y qué factores controlaban el almacenamiento de agua dulce, la circulación de agua en esas capas y su resiliencia a fenómenos climáticos adversos y a impactos antropogénicos (bombeo). En los años 80, un grupo de la Universidad Estatal de Kazán, en Rusia, comenzó a investigar estas reservas de agua dulce. Dichas investigaciones se ampliaron posteriormente al este de la península arábiga.
Desde entonces, y dado el déficit de recursos de agua dulce, en particular en zonas áridas, los modelos matemáticos desarrollados se han aplicado a recursos similares en Australia, el estado de Oregón en EE. UU., Arabia Saudí, Qatar, y Kuwait, entre otras. Un grupo de investigadores de la Universidad Sultan Qaboos en Omán y el matemático Yuri Obnosov, de la Universidad de Kazán en Rusia, han explicado el equilibrio de las capas de agua dulce, en el que entran en juego factores como la infiltración de lluvias esporádicas, la evaporación de la capa freática, la flotabilidad debido a las diferentes densidades del agua dulce y salina, y la resistencia al movimiento del agua por parte de la arena de las dunas.
Las aplicaciones de estas investigaciones son diversas: en particular, actualmente las técnicas de recarga artificial de acuíferos crean capas o “lentes” de Kunin. Por ejemplo, se ha diseñado una gran lente cerca de Abu-Dabi, mediante la inyección de agua desalada en un acuífero salino. El gobierno de los EAU la considera como una reserva para situaciones de emergencia, a la que recurrir en caso de fallar el suministro de agua de fuentes tradicionales.
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