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Gobernanza y sistemas de alerta temprana, claves en la evaluación del riesgo de catástrofes

La Asamblea General de la ONU designó el 13 de octubre como “Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres” (IDDRR, por sus siglas en inglés), con el propósito de concienciar a los gobiernos y a la opinión pública sobre la importancia de tomar medidas encaminadas a minimizar los riesgos de desastres.

Considerando que los desastres naturales afectan negativamente la existencia de muchas personas y ocasionan considerables daños materiales, especialmente en los países de desarrollo, esta fecha representa, según la propia ONU, “una oportunidad para reconocer los avances logrados hacia la prevención y la reducción del riesgo de desastres y de la pérdida de vidas, medios de sustento, economías e infraestructura básica, de conformidad con el acuerdo internacional para reducir el riesgo de desastres y las pérdidas globales”.

Sigue las acciones a relacionadas con este día con los hashtags #Accióntemprana #Alertatemprana #DRRDay y participa

En 2022, el Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres, se centrará en la Meta G del Marco de Sendai: “Aumentar sustancialmente la disponibilidad y el acceso a los sistemas de alerta temprana de peligros múltiples y la información y evaluación del riesgo de desastres para las personas para 2030”. Una meta que va en consonancia con la temática del Día Meteorológico Mundial 2022 “Alerta temprana y acción temprana”, cuyo objetivo fue el de recalcar la importancia de la información hidrometeorológica y climática para reducir el riesgo de desastres. Las palabras de António Guterres, Secretario General de la ONU, en marzo de este año refuerzan la necesidad urgente de alcanzar este objetivo.

Transformando la gobernanza para un futuro resiliente

El Marco de Sendai se enfoca en adoptar medidas sobre las tres dimensiones del riesgo de desastre (exposición a amenazas, vulnerabilidad y capacidad, y características de las amenazas) con el fin de prevenir la creación de nuevos riesgos, reducir los riesgos existentes y aumentar la resiliencia. En este sentido, ofrece a los Estados miembros una serie de acciones concretas que pueden tomarse para proteger los beneficios del desarrollo contra el riesgo de desastres y reconoce que “en el Estado recae la función principal de reducirlo”, pero que, sin embargo, “es una responsabilidad que debe compartirse con otros actores, tales como los gobiernos locales, el sector privado y otros grupos interesados”.

Las ciudades son particularmente vulnerables a los riesgos meteorológicos, cada vez más frecuentes y extremos

Y, es que, las ciudades son particularmente vulnerables a los riesgos meteorológicos, cada vez más frecuentes y extremos, de manera que los gobiernos municipales y regionales deben trabajar con urgencia en la preparación y respuesta a las catástrofes. Es por ello que la Oficina para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR) lleva a cabo una campaña mundial para desarrollar ciudades más resilientes en línea con otra de las metas del Marco de Sendai: Aumentar sustancialmente el número de países con estrategias nacionales y locales para la reducción del riesgo de desastres.

Según la Organización Meteorológica Mundial, los desastres relacionados con el tiempo, el clima y el agua causaron más de 2 millones de víctimas mortales y 3,6 billones de dólares en pérdidas económicas entre 1970 y 2019. Además, durante ese mismo periodo, el número de desastres registrados se quintuplicó y las pérdidas económicas se multiplicaron por siete, según el Informe sobre el estado de los servicios climáticos en 2020. Unas cifras que preocupan y que resaltan, más si cabe, la necesidad invertir en la comprensión del riesgo como la base para el desarrollo sostenible. “Nada socava más el desarrollo sostenible que los desastres”, dijo António Guterres en la sexta edición del Informe de Evaluación Global de las Naciones Unidas sobre la Reducción del Riesgo de Desastres (GAR2022).

En este mismo informe, se advierte que si las tendencias actuales continúan, la cantidad de desastres por año a nivel mundial puede aumentar de alrededor de 400 en 2015 a 560 por año para 2030, un aumento proyectado del 40% durante la vigencia del Marco de Sendai. Además, recalca que a medida que el mundo se urbaniza, el riesgo se concentra en las áreas más densamente pobladas, “muchas de las cuales no están diseñadas para resistir sus niveles actuales de exposición a peligros y mucho menos los anticipados como resultado del cambio climático”.

Si las tendencias actuales continúan, la cantidad de desastres por año a nivel mundial puede aumentar de alrededor de 400 en 2015 a 560 por año para 2030

Así, la UNDRR hace hincapié en que los sistemas de gobernanza deben evolucionar con rapidez y “reconocer que los desafíos para la economía, el medioambiente y la igualdad ya no pueden separarse”. Para ello, el GAR2022 señala que las claves para generar resiliencia son medir lo que valoramos, diseñar sistemas en torno a la forma en que las personas toman decisiones sobre el riesgo y reconfigurar la gobernanza y los sistemas financieros para trabajar en colaboración y entre silos.

International Day for Disaster Risk Reduction #IDDRR 2022 theme

Los sistemas de alerta temprana

Según la ONU, las inundaciones, las sequías y las tormentas son los desastres naturales más frecuentes y representan ceca del 90% de los más de mil desastres registrados desde 1990. De hecho, de acuerdo al Atlas de la OMM sobre mortalidad y pérdidas económicas debidas a fenómenos meteorológicos, climáticos e hidrológicos extremos, los desastres relacionados con el agua encabezan la lista de desastres tanto en pérdidas humanas como económicas de los últimos cincuenta años.

En este contexto, es importante ser consciente de que la reducción del riesgo de desastres es una inversión y reconocer la importancia de la protección ambiental para prevenir los desastres naturales y mitigar sus efectos, de manera que la propia gestión del agua se posiciona como uno de los puntos clave para abordar este reto y la implementación de las nuevas tecnologías que se incluye en el proceso de transformación digital que atraviesa en la actualidad el sector es el punto de partida.

Es importante ser consciente de que la reducción del riesgo de desastres es una inversión y reconocer la importancia de la protección ambiental

Así, dentro del plan de la UNDRR, los sistemas de alerta temprana (SAT) “ayudan a funcionarios públicos y administradores a planificar, ahorrar dinero a largo plazo y proteger las economías”.  Estos utilizan sistemas de comunicación integrados que recogen, procesan e interpretan datos, con el fin de ayudar a las comunidades a prepararse para los peligros relacionados con el clima (inundaciones, sequías, olas de calor o tormentas), gracias a los cuales es posible predecir la frecuencia e intensidad de estos fenómenos y reducir los tiempos de respuesta. Los SAT se componen del Sistema de Información Hidrográfica, que obtiene los datos de medida necesarios en tiempo real (precipitación, niveles o caudales de los ríos); el Sistema de Ayuda a la Decisión, que utiliza la modelización de la respuesta hidrológica para identificar los riesgos y sus posibles efectos; y el Sistema de Aviso a la Población, que avisa a las autoridades y a la población afectada con el fin de garantizar su protección y minimizar los daños.

  • Si las tendencias actuales continúan, la cantidad de desastres por año a nivel mundial puede aumentar de alrededor de 400 en 2015 a 560 por año para 2030
  • Las ciudades son particularmente vulnerables a los riesgos meteorológicos, cada vez más frecuentes y extremos

En España, el PERTE de Digitalización del Ciclo del Agua tiene como objetivo la modernización del ciclo del agua a través de tres herramientas: la digitalización, la innovación y la formación. Dentro del Componente 5 del PERTE de Digitalización del Ciclo del Agua dedicado a Preservación del espacio litoral, la inversión 3 plantea tres líneas de actuación y supondrá la puesta en funcionamiento de diversas herramientas o infraestructuras renovadas para mejorar, entre otras cosas, el registro de las precipitaciones y otros datos meteorológicos para prevenir los riesgos climáticos. En concreto, se plantea que los organismos de cuenca y la AEMET dispongan de sistemas integrados de información, que permitan “generar previsiones, avisos y alertas en coordinación con las autoridades de protección civil para minimizar los riesgos asociados a los fenómenos meteorológicos extremos”.

En esta línea, el sector del agua ya tiene parte del recorrido andado gracias al uso de las nuevas tecnologías, a herramientas de información y telecomunicaciones, y ya son varias empresas gestoras de agua las que cuentan con estos sistemas para ofrecer un mejor servicio a los ciudadanos.