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La gran familia europea del agua

La configuración de la Unión Europea ha sido sinónimo de buenas (y en ocasiones menos buenas) noticias para España desde prácticamente su nacimiento. En líneas generales, el sector del agua también se ha visto beneficiado por esta forma de gestión. Sin embargo, también ha sido escenario de desigualdades: las diferencias geográficas, y, sobre todo, climatológicas, han hecho que nuestro país tenga que hacer algunos esfuerzos adicionales para estar al nivel de los vecinos europeos.

En parte, esta presión desde las instituciones comunitarias ha hecho de la industria hídrica española sea un referente a nivel mundial. Y, aun así, quedan retos por resolver en todos los ámbitos en los que el recurso está implicado: recientemente, por ejemplo, la Comisión Europea ha avisado (una vez más) sobre la falta de tratamiento de aguas en 145 aglomeraciones españolas.

Con esta perspectiva presente, charlamos en el espacio habitual de Roca Madrid Gallery con cinco expertos que aportan su visión sobre lo que es, debería ser y será la gestión del agua en Europa. Ellos son Mariano Blanco, director de Estudios Internacional de Aqualia y miembro del Comité Ejecutivo de Eureau; Jorge Malfeito, director de I+D+i del Área de agua de ACCIONA y miembro del Comité de Dirección de Water Europe y del Comité de Dirección de la European Desalination Society; Elena Maneiro Franco, responsable de Financiación del Crecimiento y Desarrollo de Negocio en, entre otras, Triple Helix, Wireless Innovative MMIC (WIMMIC) y bound4blue, y asesora externa de la Comisión Europea; Beatriz Mayor, investigadora senior en iCatalist; y Guido Schmidt, Senior Policy Expert en Fresh-Thoughts Consulting GmbH.

Con el comienzo de la nueva década, la ‘familia’ del agua en Europa afronta nuevos desafíos, sin olvidar el camino recorrido hasta ahora. 5 voces autorizadas en la materia comparten perspectivas al respecto

Directiva Marco del Agua: la madre

Comenzamos hablando de la norma en mayúsculas: la Directiva Marco del Agua. “Es uno de los grandes éxitos europeos”, afirma Guido Schmidt. “Es un salto importante para una sociedad más resiliente frente al cambio climático. Sin embargo” –continúa– “su implementación tiene más sombras que luces”. “Estoy de acuerdo”, expresa Mariano Blanco; “Hay dos asuntos que han fallado en la implementación: el primero es que, debido a la cantidad de stakeholders que participan, ha habido conflicto de intereses y no ha podido gestionarse todo lo rápido que se debería; el segundo es el famoso artículo 9 sobre la cobertura de costes, donde la directiva no ha sido taxativa”. A pesar de ello, cree que sí ha habido avances en este sentido: “Hay metodologías, como la de las ‘3T’ de la OCDE (Taxes, Tariffs and Transfers) que ayudan a interpretar ese artículo”. Y recuerda que “a partir de 2025 hay que hacer hincapié en solucionar la cobertura de costes”. “Sí”, prosigue Guido Schmidt, “porque nadie se ha atrevido a tocar el tema, y sin ello no se va a hacer una buena gestión del agua en Europa a largo plazo”.

Otra asignatura pendiente que ve Beatriz Mayor son “los caudales ecológicos. No hay metodologías claras de cómo se deben calcular; cada confederación tiene su manera de hacerlo”. “Falta un debate de qué queremos hacer con ello como sociedad, y como país o como Europa”, asevera Guido Schmidt. “Una visión a largo plazo. En Alemania y Holanda tienen un debate más abierto y estratégico sobre los caudales ecológicos. No tiene que ser lo mismo para todo”.

Además, “cada país tiene una condición climática diferente, y eso hace que sea imposible unificar el criterio”, según Mariano Blanco. A lo que hay que unir “el principio de subsidiaridad, por el cual cada país tiene derecho a decidir. Eso acentúa las diferencias”. Guido Schmidt lo considera positivo, ya que lo contrario “sería inabordable; fallarían más de la mitad de las aplicaciones. Ese principio da lugar a probar cosas diferentes”. A ello se suma que “las diferencias están disminuyendo por el cambio climático”, manifiesta Beatriz Mayor. Según ella, es necesario “el intercambio de conocimiento y de técnicas, no solo infraestructuras, para abordar esas situaciones”.

No todo son críticas para la gran norma europea sobre agua: “La Directiva fue un cambio de paradigma en la gestión del agua en España”, retoma Mariano Blanco. “Una de las cosas más importantes es el enfoque medioambiental de la gestión de los recursos. Ya no se trata de política de oferta y de demanda, sino de protección del medioambiente y garantizar la sostenibilidad”. “También introduce el concepto de gestión de cuencas”, añade Jorge Malfeito, “que, desde el punto de vista de España, es relativamente claro. En Europa, la gestión de la cuenca como unidad, junto a la gestión del recurso y los caudales mínimos, fueron las grandes novedades y retos de la Directiva”. Además, según Elena Maneiro Franco, “la Comisión Europea fomenta una mayor colaboración entre los países que comparten cuencas”.

  • “Hay regiones que se han enfrentado a los problemas de diferente manera. La zona mediterránea a sequías, la zona norte a inundaciones”. Beatriz Mayor, investigadora senior en iCatalist
  • “Falta concienciación y transparencia, fundamentales si queremos cambiar la visión del papel del agua en la sociedad y la economía”. Guido Schmidt, Senior Policy Expert en Fresh-Thoughts Consulting GmbH
  • “En el nuevo programa que va a sustituir a Horizonte 2020, los contaminantes emergentes y los microplásticos estarán muy presentes”. Jorge Malfeito, director de I+D+i del Área de agua de ACCIONA
  • “Hay algo más de 500 municipios de más de 2.000 habitantes equivalentes que todavía no tratan sus aguas residuales adecuadamente”. Elena Maneiro Franco, responsable de Financiación del Crecimiento y Desarrollo de Negocio
  • “Algunos intentaron con el movimiento Right2Water demostrar que hay una correlación entre gestión privada y mayor precio: no es cierto”. Mariano Blanco, director de Estudios Internacional de Aqualia

Tratamiento de las aguas residuales: el hijo rebelde

Seguimos con las normas. En materia de tratamiento de aguas residuales, estamos bastante atrás. “Desgraciadamente, la solución pasa por la inversión, y eso implica mayor cobertura de costes, y eso es gran parte del origen del problema”, asegura Mariano Blanco. “Esa es la razón fundamental”, confirma Guido Schmidt. “La otra es que las multas europeas llegan para el siguiente gobierno, si llegan, y se deja correr el tiempo sin actuar”, sugiere sin mencionar específicamente el caso español.

Elena Maneiro Franco recuerda los números: “Hay algo más de 500 municipios de más de 2.000 habitantes equivalentes que todavía no tratan sus aguas residuales adecuadamente”. Y comenta que serían necesarias “soluciones que fuesen más sencillas y más fáciles de implementar”. Y ahí es donde entran en juego “las innovaciones que puedan incorporar empresas de reciente creación (las denominadas ‘startups’), que tienen soluciones muy rompedoras”. Beatriz Mayor es igualmente positiva: “La Confederación Hidrográfica del Duero ha desarrollado un programa de tratamiento de aguas para pequeños municipios con infraestructuras relativamente básicas, no costosas, incluyendo tratamientos tipo humedales artificiales”. E indica que “puede haber vías cuando no se encorseta demasiado. Es necesario que esas experiencias se trasladen”. “Sería importante que los pliegos que se hagan sean abiertos a estas soluciones”, sugiere Guido Schmidt. “Tienes razón”, corrobora Jorge Malfeito. “En España, y en general en la industria del tratamiento del agua, las nuevas soluciones se encuentran con el freno de que no se contemplan. Hay que tener pilotos y referencias para poder introducir, aunque sea como variante, nuevas tecnologías”. Y se explica: “Las administraciones están más cómodas con tecnologías probadas, que saben que no van a dar problemas”. Por suerte, “algunas administraciones en España tienden a ser un poco más innovadoras e incorporar nuevas tecnologías”. Elena Maneiro Franco le responde: “Quizás es una cuestión de comunicación: no es tanto que estén en contra de la innovación, sino que no están familiarizadas con ello. Hay una labor pendiente del sector de tener una comunicación más cercana y de transmitir a las administraciones públicas los nuevos desarrollos como una oportunidad”. Y, por supuesto, “estar abiertos a no priorizar tanto la oferta económica”. Lamentablemente, “ir a contracorriente de unos pliegos es muy difícil”, remata Guido Schmidt.

Agua potable: la buena hija

Tras este escenario algo desesperanzador, hablamos de la tercera en discordia: la Directiva referente al agua potable. “Las tasas de cumplimiento son muy altas”, aborda Mariano Blanco. “En Europa, comparado con otras partes del mundo, tenemos muy buena calidad del recurso. Los avances actuales están relacionados con la gestión de los llamados microcontaminantes. El debate está en si hay que ser más exigentes con esos parámetros o dejarlos como están”. “¿Qué va a pasar ahí con las farmacéuticas y microplásticos?”, se pregunta Guido Schmidt. “Van a ser el gran reto”. “De hecho”, le responde Jorge Malfeito, “en el nuevo programa que va a sustituir a Horizonte 2020, los contaminantes emergentes y los microplásticos estarán muy presentes. No solo desde el punto de vista de la detección, sino de la vigilancia de las cuencas y de los contenidos de estos contaminantes en las diferentes procedencias del agua”.

Otra línea prometedora en este ámbito es “el concepto de proteger las fuentes”, menciona Beatriz Mayor. “Hay casos en los que las propias empresas de agua han invertido en medidas de protección de los manantiales, de la cuenca alta, mediante reforestación o incentivos a agricultores para reducir los inputs que utilizan en el campo. Eso es porque han hecho los números y se reducen muchísimo los costes de potabilización”. “Y como el principio de quien contamina paga no funciona”, interrumpe Guido Schmidt, “hay que explorar esta vía”.

Mariano Blanco comparte la posición de la asociación de la que forma parte: “En EurEau creemos que una de las estrategias importantes es el control de la contaminación en origen y, a partir de ahí, penalizar a quien contamina, pero sin perder de vista el origen. Hay que analizar el diseño de los procesos, que es el verdadero causante de la contaminación y donde debe actuarse de manera prioritaria”.

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La diversidad climática ha propiciado que Europa sea un excelente laboratorio sobre gobernabilidad y tecnologías del agua. Mientras que en el norte la abundante disponibilidad de agua ha obligado a desarrollar políticas y herramientas para la lucha para frenar los efectos de las inundaciones, el sur de Europa es uno de los paradigmas de la excelencia en la gestión del agua en situación de escasez.

La innovación: el hermano callado

En este punto, sale a relucir en la conversación la tan necesaria innovación, siempre importante, pero a menudo secundaria. ¿De qué se habla en Europa? “La lista es larga, siempre con el objetivo de conseguir mayores eficiencias con el menor coste y con el menor daño a la naturaleza”, refiere Mariano Blanco. “Y nada fácil”, completa Guido Schmidt. Elena Maneiro Franco detalla que “desde hace años, está muy enfocada al binomio agua-energía y a la eliminación de contaminantes emergentes”. Otro tema importante, según Jorge Malfeito, sería “lo relacionado con la economía circular: la retención de recursos que van en el agua y pueden ser valorizados. Y la digitalización: smart city, sensorización, big data… Todo esto puede dar lugar a importantes ahorros en la gestión del agua, por una parte, y por otra, ayudarnos a obtener información muy útil para desarrollar y optimizar la gestión”. Y vuelve a “los microplásticos, ya no solo desde el punto de la contaminación, sino de prevención y cuantificación dentro de las masas de agua”.

Beatriz Mayor suma “las soluciones basadas en la naturaleza: el aprovechamiento de ecosistemas que proporcionan un servicio equivalente al de una tecnología para determinadas cosas”. Guido Schmidt argumenta que “un informe de la Corte Europea de Auditores dijo que esas soluciones no se estaban utilizando en las situaciones donde se podrían haber aplicado con menor coste para el erario público”. “Sí”, prosigue Beatriz Mayor, “se está intentando pasar a la implementación. La UE y otros organismos internacionales como The Nature Conservancy están trabajando para dar difusión a los ejemplos exitosos para que sirvan de referencia”.

Un punto que sirve para concluir es el aporte de Guido Schmidt: “Hace falta innovación también en gobernanza. Cuesta, porque si ya hay un sistema establecido con sus stakeholders, ¿para qué invertir en configurar y pulir un nuevo sistema?”.

  • “En el este de Europa, tienen mayor vulnerabilidad porque las instituciones son menos fuertes y hay menor capacidad de inversión”. Beatriz Mayor, investigadora senior en iCatalist
  • “Con la aparición de la regulación europea de aguas residuales se ha dado un paso adelante para promover la política de reutilización”. Jorge Malfeito, director de I+D+i del Área de agua de ACCIONA
  • “Fomentar la compra pública innovadora sería una vía para transformar los resultados de la investigación en servicios a la población”. Elena Maneiro Franco, responsable de Financiación del Crecimiento y Desarrollo de Negocio
  • “Las soluciones basadas en la naturaleza no se están utilizando en las situaciones donde se podrían haber aplicado con menor coste”. Guido Schmidt, Senior Policy Expert en Fresh-Thoughts Consulting GmbH
  • “La propia subida de la temperatura acelera los procesos en las masas de agua. Está cambiando el agua en origen y su composición”. Mariano Blanco, director de Estudios Internacional de Aqualia

Remunicipalización: el hermano escéptico

Hablando de gobernanza, es inevitable que surja la cuestión de los movimientos remunicipalizadores, que hace unos años tuvieron su momento cumbre con la iniciativa Right2Water. Mariano Blanco lo plantea en dos preguntas: “¿Cómo ha influido en la política europea? Y ¿cómo ha influido en el día al día de los servicios de agua?”. Así, “la influencia ha sido menor de la prevista. Sí que ha habido casos como los de Berlín, París, alguno en España… Pero en esta batalla ideológica y política, ha ganado el concepto de eficiencia”. Y matiza que “a nivel de política macro, el debate ha servido para fijar ideas acerca del derecho humano al agua y de la dotación mínima asequible por ciudadano, que por otra parte en España ya se respetaba mediante la tarifa progresiva con tramos de precio usada desde hace décadas”. Otro punto positivo ha sido “poner sobre la mesa que el agua es un bien público y de primera necesidad, y que hay que garantizar accesibilidad y capacidad de pago al mismo”.

“Estoy de acuerdo”, manifiesta Jorge Malfeito. “Estos movimientos han puesto el foco en el derecho al acceso a un agua de calidad, que está muy en consonancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en concreto el 6”. Y concuerda con su compañero de debate: “En cuanto a la gestión, partimos de la base de que todos los activos son públicos. El hecho de que la gestión sea pública o privada no debería influir en este derecho”. El aludido, Mariano Blanco, asiente: “Hay quien ha manipulado el mensaje. Algunos intentaron con el movimiento Right2Water demostrar que hay una correlación entre gestión privada y mayor precio: eso no es cierto. Tampoco es cierto que la calidad de los recursos sea mayor o menor dependiendo de un tipo de gestión u otra. Afortunadamente, solo es una derivada intencionada del movimiento, que no tiene más recorrido; hemos de quedarnos con el mensaje positivo”.

El cambio climático: un familiar lejano…

Aunque no hemos hablado específicamente de ello, la crisis climática ha llegado para cambiarlo todo. La gestión del agua es una de las mayores afectadas. ¿Cómo lo está “sufriendo” el continente? “Va impactar en todo el mundo”, reflexiona Jorge Malfeito. En Europa, “las precipitaciones y los períodos de sequía se están alargando tanto en el sur como en el norte. Aunque quizás en el sur pudiéramos estar algo más preparados para hacer frente a la escasez por el desarrollo de la reutilización y la desalinización”. Por otro lado, menta que “hay períodos de lluvia torrenciales en el sur que no se habían visto desde hacía mucho. Eso hace que la gestión tenga que cambiar y, en ese sentido, queda mucho por hacer”.

“Va a ser como el cuento de la cigarra y la hormiga”, advierte divertido Guido Schmidt. “Habrá sitios en los que se previene cambiando los sistemas de abastecimiento, diversificando las fuentes, mejorando la infiltración de las lluvias torrenciales… y sitios que no hagan nada, y cuando pasen cosas como lo del Mar Menor, dirán que ha sido la naturaleza y que era impredecible”.

Beatriz Mayor apostilla: “Hay regiones que se han enfrentado a los problemas de diferente manera. La zona mediterránea a sequías, la zona norte a inundaciones”. Lo importante para ella es “aprovechar el conocimiento generado para aplicarlo en otros lados”. Y hace mención a una de las zonas más olvidadas: “En el este de Europa, tienen mayor vulnerabilidad porque las instituciones son menos fuertes y hay menor capacidad de inversión”.

La aportación de Mariano Blanco se basa en un estudio de posibles impactos a futuro analizados en EurEau: “La propia subida de la temperatura acelera los procesos en las masas de agua. Está cambiando el agua en origen y su composición”. Por otra parte, “tanto el aumento de temperatura del aire como del suelo añaden una mayor temperatura al agua de distribución. Estamos distribuyendo agua con una temperatura ligeramente más elevada, lo que favorece la proliferación de patógenos en el agua”. Aclara que este efecto “está por concretar”. En relación al saneamiento, “las altas temperaturas favorecen el tratamiento biológico, pero también incrementan la demanda de aireación en los procesos. Con lo cual, el efecto es de balance energético. Y en el alcantarillado, hace que pueda aumentar la generación de sulfuro de hidrógeno”.

Para cerrar, el mar. Jorge Malfeito alega que “el cambio climático va a ocasionar importantes impactos en las ciudades costeras, tanto por el incremento de temperatura del mar como del aumento en su nivel”. Y Guido Schmidt avisa: “Me preocupan los sistemas de agua urbanos diseñados para el nivel de agua que hay ahora, y los costes de adaptación”.

¿Cuáles son los retos a los que se enfrenta la gestión del agua en Europa?

Jorge Malfeito (ACCIONA)

“La digitalización: puede dar lugar a importantes ahorros y ayudarnos a obtener información para desarrollar y optimizar la gestión”

Elena Maneiro Franco

“Uno de los retos es la seguridad, porque con las nuevas tecnologías de comunicaciones estamos más expuestos a intrusiones externas”

Beatriz Mayor (iCatalist)

“Un desafío es la transparencia: la comunicación con el usuario, y hacerle partícipe de las buenas prácticas de utilización del agua”

Guido Schmidt (Fresh-Thoughts Consulting GmbH)

“Me preocupan los sistemas de agua urbanos diseñados para el nivel de agua de ahora, y los costes de adaptación a la subida de ese nivel”

Mariano Blanco (Aqualia)

“La gestión del activo a largo plazo. No podemos dejar las infraestructuras sin un mantenimiento que permita mantener la eficiencia”

… que ya es cercano

Ante esta (cruda) realidad, la siguiente cuestión es si está Europa preparada. “Estamos en camino”, arranca de nuevo Guido Schmidt. “Espero que Timmermans (vicepresidente de la Comisión Europea) sea capaz de hacerlo, pero hace falta mucha coordinación: la política agraria, de agua o ambiental no han ido juntas hasta ahora. Espero que el New Green Deal sea una estrategia muy fuerte”. Si no, “¿para qué van a aunar responsabilidades, si no es para ver diferentes políticas de forma integrada?”, se cuestiona.

Por su parte, Beatriz Mayor atestigua que “Europa está poniendo muchos esfuerzos en investigación de soluciones y casos de estudio. El discurso se ha enfocado tradicionalmente a la mitigación, cambios en el modelo energético, reducir emisiones... Pero cada vez se enfatiza más la adaptación”. Y critica que “lo que falta, porque la ciencia siempre va por delante, pero muchas veces falla en la comunicación, es llegar a la política”.

Mariano Blanco pone el foco en la energía: “Se está impulsando todo lo relativo al nuevo modelo energético. En nuestro sector, la economía circular se promueve, por ejemplo, para generar biogás, introducir energía fotovoltaica… todo lo que ayude a la reducción de emisiones”. Y asevera que “por ejemplo, casi todo el portfolio de proyectos de I+D+I de Aqualia ayuda al cambio de modelo energético”.

“Relacionado con esto”, continúa Jorge Malfeito, “está la búsqueda de nuevos recursos de agua: sobre todo la reutilización y desalación. Con la aparición de la regulación europea de aguas residuales se ha dado un paso adelante para promover la política de reutilización. Si bien es verdad que la norma solo incide en el uso agrícola del agua, no deja de ser un avance para tener un recurso alternativo que pueda mitigar el cambio climático”. En España, la situación al respecto “va un poco más avanzada. Hay una política clara desde hace muchos años”. Y Mariano Blanco lo corrobora: “España tiene que sentirse orgullosa de la elevada tasa de reutilización, comparado con lo que hay Europa”.

Guido Schmidt retoma el enfoque general de lucha y adaptación al calentamiento global: “Es una asignatura que hay que trabajar mucho más”. “Y además con un enfoque holístico: hay que verlo desde muchos puntos de vista”, observa Mariano Blanco. “En la práctica, no estamos para preparados para esto”, replica Guido Schmidt. “Hay suficientes experiencias que han pasado recientemente que nos muestran que no”. “A día de hoy no, pero hay una conciencia mucho mayor sobre el cambio climático y cada vez más demanda social de soluciones”, alega Beatriz Mayor siendo optimista. “Eso está haciendo que la UE ponga énfasis”. Para ella, lo interesante es “el movimiento municipal, más ligero y más rápido: el ‘Covenant of Mayors’ es un pacto entre alcaldes de distintas ciudades de Europa y del mundo para tomar acción directamente”.

La carta a los Reyes: ¿Qué cambios queremos?

Con este amplio dibujo de la situación en el continente, es el turno para imaginar y pedir. ¿Qué cambios favorecerían la gestión del recurso? Mariano Blanco lo tiene claro: “La gobernanza, con el impulso de la colaboración público-privada”. Y lo justifica: “Uno de los puntos débiles del sector es la necesidad de llevar a cabo inversiones potentes. La colaboración público-privada es una de las soluciones”. Según datos del sector, “en Europa, en los próximos 10 años, harán falta más de 300.000 millones de euros en inversiones. Si los presupuestos gubernamentales no tienen capacidad de llevar a cabo esta inversión, una de las medidas que se pueden implementar, desde su punto de vista, es la colaboración pública-privada”.

Otra opción es, según Elena Maneiro Franco, “fomentar las líneas de compra pública innovadora y compra pública pre-comercial. Sería una vía para transformar los resultados de la investigación en servicios a la población”. Jorge Malfeito ve una dificultad: “Las administraciones se encuentran con dificultades a la hora de articular este tipo de mecanismos. Hay una barrera. Quizá sea falta de comunicación, de regulación o de conocimiento lo que ha impedido que se haya llevado a cabo”.

Una demanda más por parte de Mariano Blanco es “sacar los modelos de gestión del servicio de la discusión política. No se puede hacer política con el agua. El agua es un bien necesario para los ciudadanos, industria y agricultura. Hay que prestar el servicio con excelencia y con un nivel de costes asequible. Ese es el objetivo común. Ese es el enfoque que hay que dar en Europa en esta década 2020-2030”. Otro vector importante es, en palabras de Beatriz Mayor, “la transparencia: la comunicación con el usuario, y hacerle partícipe de las buenas prácticas de utilización del agua”. Guido Schmidt propone en esa línea: “Falta concienciación, fundamental si queremos cambiar la visión del papel del agua en la sociedad y en la economía. Y también más transparencia sobre los costes: quién paga por el agua y por qué… Si las buenas prácticas se reflejan en la factura, es fácil motivar”. Mariano Blanco agrega que “llevo años insistiendo en eso, y veo poco avance. El ciudadano tiene que ver en su factura el coste total del agua: qué parte es inversión, qué parte es mantenimiento, qué parte son impuestos, qué parte son transferencias europeas, etc… Una transparencia completa. Todavía no hay ninguna experiencia en Europa dónde la metodología 3T antes mencionada esté explicitada en la factura del agua”.

XXV Foro iAgua Magazine: La gran familia europea del agua

Los retos: una foto de familia para el futuro

Tras conformar el panorama del agua en Europa, llega el análisis de los mayores retos que plantea el futuro cercano de la gestión del agua a nivel europeo. Y nuestros participantes tienen mucho que decir. “El tema de la gestión del agua de escorrentía, incluyendo la prevención o reducción de efectos de las inundaciones”, arranca Elena Maneiro Franco. Beatriz Mayor tiene una perspectiva más general: “El sector tiene que ‘abrir la mente’. Dejar que entren otro tipo de soluciones, que tienen más incertidumbre, supone renovarse. Que poco a poco irán entrando por el relevo generacional, pero cuesta”. Otro reto sería “las avenidas, las olas de calor… suponen que la ciudad se reinvente”.

Mariano Blanco incorpora “la gestión del activo a largo plazo. No podemos dejar las infraestructuras sin un mantenimiento adecuado que permita mantener altas cotas de eficiencia”. Y también la incorporación de nuevas tecnologías: “La tecnología 5G y el llamado ‘Internet de las cosas’ nos van a permitir tener un control de los procesos del agua potable y de la depuración con una discriminación casi horaria, que permitirán gestionar el activo de manera muy eficaz”.

A raíz de eso, Elena Maneiro Franco llama la atención sobre “el reto de la seguridad, porque con las nuevas tecnologías de comunicaciones estamos más expuestos a intrusiones externas”. Y prosigue: “Otro punto importante: los temas generacionales. Es muy importante incorporar la savia nueva, pero sin olvidar el conocimiento anterior. Es un camino a largo plazo”. Beatriz Mayor, que además forma parte de la red de Young Water Professionals española, matiza: “La clave también es que ese cambio no se produzca de golpe. Hay que fomentar la transición”. Jorge Malfeito comparte la postura de ACCIONA en relación al tema: “Tenemos una política de incorporación de nuevo talento en el convencimiento de que las personas son lo más importante y las que aportan valor a la compañía. Colaboramos además con universidades, startups y pequeñas y medianas empresas”.

Seguimos identificando desafíos: “La capacitación y la educación para que parte de los agentes no se queden atrás”, señala Beatriz Mayor. “Parar el deterioro de los ecosistemas”, agrega Guido Schmidt. “La tan traída armonización regulatoria” también le preocupa a Mariano Blanco.

Finalmente, Guido Schmidt remata la lista de ‘exigencias’: “Seguro que tenemos 100 retos más. Ese es otro problema del sector del agua, que al final es tan amplio y tenemos tantos retos que nunca concretamos y zanjamos”.