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La imparable escalada del i+D en el sector del regadío

  • imparable escalada i+D sector regadío
  • La agricultura tradicional necesita una vuelta de tuerca. Ante el aumento cada vez más inminente de la demanda de agua a nivel mundial, buscar soluciones sostenibles en el regadío basadas en el impulso de las nuevas tecnologías parece la forma más natural y pragmática de aliviar la crisis hídrica. Cinco proyectos de investigación demuestran que es posible cambiar el paradigma de la gestión del regadío.

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Redacción de iAgua. La web líder en el sector del agua en España y Latinoamérica.

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A día de hoy, resulta innegable que tenemos un problema con la gestión del agua. La escasez de recursos a nivel mundial obliga a los gobiernos y a las empresas a buscar nuevas soluciones para solventar la crisis hídrica. En España, el clima mediterráneo, presente en casi todo el territorio y caracterizado por precipitaciones escasas e inestables, evidencia la excesiva presión a la que se someten los recursos hídricos y el impacto que esta tiene sobre los ecosistemas naturales.

El volumen de agua dulce renovable del que se dispone mundialmente se sitúa en torno a 7.000 m3 por persona y año, y solo la agricultura consume entre un 60% y 70% de los recursos hídricos disponibles. Según la UNESCO, esta cifra podría incrementarse hasta un 19% en 2050 si la población mundial sigue aumentando y no hallamos medidas para mejorar nuestra gestión del agua.

Ante tal escenario, es más necesario que nunca realizar una modernización de regadíos que permita un uso sostenible de los recursos hídricos disponibles, sin poner en riesgo la calidad ambiental.

En ese sentido, España puede sentirse orgullosa de ser toda una pionera, pues nuestro país es líder mundial en ahorro de agua para agricultura y está a la cabeza en el uso de sistemas de riego localizado. Los datos hablan por sí solos: la superficie total regada en España el pasado año se cifró en 3.774.286 ha, aumentando un 1,08% respecto al año 2017, y se ha disminuido un 25% el uso de agua en agricultura gracias a la modernización de los sistemas de regadío.

Las nuevas tecnologías y el necesario cambio en la gestión sostenible de la agricultura han permitido aplicar políticas de modernización en riego, invertir en la renovación de infraestructuras de captación, transporte y distribución del agua e innovar en sistemas de irrigación.

Precisamente en esto se han enfocado los nuevos proyectos de investigación en este campo que, impulsados por las nuevas tecnologías, se centran en simplificar energéticamente los procesos de tratamiento de agua, emplear herramientas digitales al alcance de los agricultores y confiar en la investigación como motor de la sostenibilidad.

España puede sentirse orgullosa de ser toda una pionera, pues nuestro país es líder mundial en ahorro de agua para agricultura y está a la cabeza en el uso de sistemas de riego localizado

Disolvente para desalinizar el agua

La grave situación de sequía que experimenta el sudeste de España hace que la demanda de agua desalinizada para riego crezca considerablemente.

Dado que el 97,5% del agua que existe en el mundo es salada, la desalinización resulta una opción muy considerable en el regadío. Los recursos hídricos son limitados y el uso de agua desalada no pone en riesgo la garantía del recurso, además de asegurar el suministro.

Como dato, España es uno de los países del mundo que más agua desalada produce, unos 5.000.000 m3 al día, y cuenta con 765 plantas en el país que producen agua desalada para abastecimiento, riego y uso industrial. Sin embargo, la salmuera resultante de los procesos de desalinización por ósmosis inversa en las plantas de tratamiento de agua supone un problema ambiental cada vez mayor.

Comprometidos con el medio ambiente y preocupados por hacer más sostenible una técnica tan necesaria para obtener agua de regadío, los investigadores de la Universidad de Columbia probaron a desalinizar el agua mediante el uso de un disolvente y variando la temperatura. Concluyeron que la TSSE (Temperature Swing Solvent Extraction) permite tratar la salmuera, aplicando presiones que no se podrían aplicar con ósmosis, y que el disolvente, muy utilizado en la ingeniería química, resulta un método de separación muy útil.

La ventaja de este proyecto es que apenas precisa de recursos, es relativamente barato y sencillo en comparación con el resto de procesos de tratamiento similares, y podría suponer una mejora significativa para aprovechar los recursos disponibles en agricultura.

La respuesta de las plantas a la sequía, en el espacio

Conocer de qué manera responden las plantas a la sequía y poder reducir la vulnerabilidad de los cultivos en épocas de escasez hídrica podría ser posible gracias a ECOSTRESS, un proyecto internacional que tiene como misión recopilar datos sobre cómo las plantas de todo el mundo gestionan el agua.

La iniciativa utiliza las comunicaciones de la Estación Espacial Internacional para recopilar los datos y enviarlos a los científicos. Los instrumentos empleados miden la temperatura de la superficie y señalan el calor que emiten las plantas como signo de estrés hídrico. Así, se puede saber qué plantas están sufriendo falta de agua y cuándo hay que regarlas. Además, con este método, los investigadores pueden calcular la cantidad de agua que se evapora de la superficie de la Tierra y de las plantas, y establecer estadísticas que permitan gestionar un riego eficiente de los cultivos.

Lodos de depuradoras como fertilizantes

CircRural4.0 nace con el objetivo de convertir las estaciones depuradoras de agua residual (EDAR) de zonas rurales en plantas orientadas a la sostenibilidad.

Este proyecto, que cuenta con la participación de diferentes centros e institutos de investigación, está apoyado por Promedio, el Consorcio para la gestión de servicios medioambientales de la provincia de Badajoz, y cuenta con una propuesta que alude especialmente a la recuperación de nutrientes a partir de los residuos de las depuradoras.

Los residuos que generan estas plantas, los fangos, tienen gran valor en la agricultura y son empleados como fertilizantes, así que acometer la conversión de estas EDAR en un agente activo de la economía circular podría ser la solución verde a la gestión de residuos que generan estas plantas de tratamiento de agua.

Es más necesario que nunca realizar una modernización de regadíos que permita un uso sostenible de los recursos hídricos disponibles

Drones que detectan la humedad del terreno

Australia, uno de los países más afectados por la sequía, ha desarrollado un innovador sistema para localizar la humedad en sus parcelas de regadío. Mediante drones, cartografían el terreno agrícola e identifican las zonas que necesitan ser regadas y qué cantidad de agua es óptima para cada cultivo.

Los sensores de estos drones pueden analizar la humedad de una superficie a una escala de metros, lo que permite a los agricultores emplear la cantidad justa de agua y evitar que se desperdicie.

Este proyecto, ideado por la Universidad de Monash, podría ser una verdadera revolución dentro del sector de la industria agrícola, permitiendo incorporar tecnología inteligente y logrando así gestionar de manera mucho más eficiente y sostenible el regadío.

Irriman: el regadío móvil

¿Y si pudiéramos planificar un riego más sostenible mediante una aplicación de móvil?

Esto fue lo que pensaron los investigadores de Irriman Life+, una aplicación móvil que permite, de manera gratuita, conocer la disponibilidad de agua en la zona regable y disponer de un diario de riegos, con datos sobre la cantidad de agua empleada, la duración y la periodicidad con la que se lleva a cabo el regadío.

El proyecto, coordinado por la Universidad Politécnica de Cartagena y en colaboración con la Consejería de Agricultura, Agua, Ganadería y Pesca de la Región de Murcia, cumple la premisa de difundir una estrategia de riego sostenible entre los agricultores de manera que puedan aprovechar los recursos hídricos disponibles sin malgastar ni una gota de agua.

Es evidente, por tanto, que disponemos de soluciones basadas en investigación y tecnología que pueden facilitar el trabajo de los agricultores y mitigar el impacto del estrés hídrico en nuestros recursos. Solo hay que gestionar el regadío de manera eficiente y confiar en los avances tecnológicos para aliviar la presión que supone el irremediable uso de agua en la producción de alimentos.

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