El año 2024 pasará a la historia como uno de los más devastadores en términos de desastres naturales, en concreto, el sexto año más costoso jamás registrado, con pérdidas económicas globales que alcanzaron los 368.000 millones de dólares, un 14% por encima del promedio del siglo XXI. La causa principal de estos daños fueron ciclones tropicales, tormentas severas e inundaciones, que afectaron a múltiples regiones del planeta y pusieron en jaque la resiliencia de las infraestructuras y los sistemas de gestión del agua.
El informe Climate and Catastrophe Insight sobre el año 2024 recientemente publicado, revela que el evento más costoso del año fue el huracán Helene, que tocó tierra en EE. UU. en septiembre, dejando 75.000 millones de dólares en pérdidas y 243 víctimas mortales, convirtiéndose en el tercer huracán más letal en el país en lo que va del siglo.
Por otro lado, las tormentas convectivas severas (SCS) continúan representando un peligro creciente a nivel mundial. En 2024 se registraron al menos 54 eventos con pérdidas superiores a 1.000 millones de dólares cada uno, superando ampliamente la media de 44 eventos anuales. Este aumento está directamente relacionado con el crecimiento de la población y la expansión urbana en zonas vulnerables.
Además, los datos del informe destacan que las inundaciones y sequías han generado pérdidas récord en numerosos países, con España, Brasil, Emiratos Árabes Unidos y Vietnam, registrando sus eventos asegurados más costosos hasta la fecha. A nivel global, las aseguradoras cubrieron 145.000 millones de dólares, lo que representa un 40% de las pérdidas totales, dejando un preocupante 60% de la brecha de protección sin cobertura.
Climate and Catastrophe Insight 2024/ AON.
España: el coste humano y económico de los desastres climáticos
Uno de los casos más alarmantes dentro de Europa ha sido España, donde las inundaciones en Valencia a finales de octubre se han convertido en uno de los eventos climáticos más mortíferos y costosos del año. Según el informe, la catástrofe dejó 224 víctimas mortales y generó pérdidas económicas de 16.100 millones de dólares, de las cuales solo 3.900 millones estaban cubiertos por seguros.
La tormenta que azotó Valencia provocó 184,6 mm de lluvia en una hora, un récord histórico para España. La insuficiencia de los sistemas de drenaje urbano y la rápida acumulación de agua derivaron en inundaciones masivas que afectaron infraestructuras críticas, viviendas y comercios.
Pero mientras la costa mediterránea lidiaba con el exceso de agua, el resto del país sufría una de las sequías más intensas en años. Entre enero y marzo de 2024, la falta de precipitaciones afectó gravemente al sector agrícola, con pérdidas estimadas en 110 millones de dólares. En varias cuencas hidrográficas, los niveles de los embalses cayeron a mínimos históricos, poniendo en riesgo el abastecimiento de agua para millones de personas.
La relevancia del sector asegurador
El informe enfatiza que el aumento en la frecuencia e intensidad de estos eventos climáticos extremos pone de manifiesto la urgente necesidad de estrategias de adaptación. Mejorar la gestión del agua, reforzar la infraestructura urbana y establecer sistemas de alerta temprana son medidas clave para reducir el impacto de futuras catástrofes.
Asimismo, el papel del sector asegurador cobra mayor relevancia en la recuperación económica. En España, el Consorcio de Compensación de Seguros asumió pérdidas por 3.700 millones de dólares, lo que demuestra la creciente presión sobre el sistema de protección financiera ante la crisis climática.
Con fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes, expertos advierten que el país debe prepararse para mitigar los efectos del cambio climático sobre el ciclo del agua y evitar pérdidas aún mayores en el futuro. Sin medidas efectivas, eventos como las inundaciones en Valencia o las sequías prolongadas podrían convertirse en la nueva normalidad.