Invertir en agua: la estrategia más rentable para adaptarse al cambio climático
“Actuar ahora es más rentable que responder a desastres en el futuro”, afirmó Alejandro Maceira, fundador y director de iAgua, durante la segunda sesión plenaria del Congreso Nacional del Medio Ambiente (CONAMA). Este encuentro reunió a expertos y responsables políticos para analizar los retos y oportunidades de la adaptación climática en un contexto de fenómenos extremos cada vez más frecuentes, como olas de calor, sequías, inundaciones e incendios de cuarta generación.
Bajo el título «Un punto de inflexión sobre la adaptación al cambio climático», la sesión destacó la urgencia de integrar la adaptación como prioridad estratégica para reducir los impactos económicos, sociales y ambientales del cambio climático. Desde el análisis de riesgos climáticos y la resiliencia en infraestructuras hasta la gestión del agua y la lucha contra la desinformación, el panel ofreció una visión integral de las herramientas necesarias para mitigar daños y mejorar la preparación para futuros eventos extremos.
Entre los participantes destacaron Francisco Heras, Subdirector General de Adaptación al Cambio Climático del MITERD, quien abrió la sesión con reflexiones sobre el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático; Efrén Feliu, gerente de Cambio Climático en Tecnalia; Lourdes Hernández, consultora de WWF España; Sergio Vázquez, presidente de Ineco; y Alejandro Maceira, fundador de iAgua, quien centró su intervención en la gestión de sequías e inundaciones.
La última parte de la sesión abordó los desafíos añadidos, provocados por la tendencia a extender la desinformación y los mensajes de odio, con intervenciones de Cristina Monge, politóloga; Maribel Ángel-Moreno, de Maldito Clima; y Javier Salas, periodista de El País. La discusión fue guiada por Sara Acosta, directora de Ballena Blanca, quien facilitó un debate que subrayó la importancia de la gobernanza, la educación pública y la colaboración intersectorial para fortalecer la resiliencia climática.
La desinformación: una amenaza crítica
Un tema recurrente en el panel fue la desinformación, identificada como un obstáculo crucial para la acción climática. Francisco Heras, Subdirector General de Adaptación al Cambio Climático del MITERD, abrió la discusión afirmando: “La desinformación nos pone en peligro y es la principal amenaza frente a los riesgos climáticos”. Según Heras, quienes comprenden el cambio climático tienen la responsabilidad de comunicar su significado de manera clara y beligerante para contrarrestar las noticias falsas.
Alejandro Maceira destacó la importancia de proporcionar información precisa y accesible para que la ciudadanía comprenda los riesgos climáticos y las soluciones disponibles. “Es fundamental no solo transmitir datos fiables, sino también establecer puentes entre la información técnica y la ciudadanía. La confianza en las instituciones se construye desde la claridad y la transparencia”, señaló.
Cristina Monge alertó sobre cómo las redes sociales han transformado la conversación pública en un terreno de conflicto, afectando la credibilidad de los hechos. “La revolución digital ha dado pie a movimientos populistas que han convertido la conversación pública en un campo de batalla. Hoy, ni siquiera nos ponemos de acuerdo sobre los hechos”, afirmó.
Por su parte, Javier Salas explicó que el ecosistema de información ha cambiado radicalmente, con plataformas como TikTok y WhatsApp reemplazando a los medios tradicionales como fuentes principales de información. “La industria de la mentira ha secuestrado el espacio digital, y necesitamos exigir que las plataformas tecnológicas hagan más para rastrear y frenar la desinformación”, aseguró.
Maribel Ángel-Moreno, de Maldito Clima, destacó que combatir la desinformación requiere rapidez y estrategia. “El desmentido siempre llegará más lento que el bulo, pero es esencial actuar en las redes donde surge la desinformación y colaborar con figuras influyentes que puedan transmitir mensajes fiables a sus comunidades”, afirmó.
Sequías: un desafío estructural
Alejandro Maceira subrayó que las sequías representan un desafío estructural para España, marcado por ciclos recurrentes de eventos extremos cada 10-15 años que generan impactos significativos en sectores como la agricultura y la energía. “El 74% del territorio español enfrenta riesgos significativos de desertificación, especialmente en regiones semiáridas como Castilla-La Mancha, Andalucía, Murcia y Comunidad Valenciana, donde la escasez hídrica, la presión sobre los recursos y los efectos del cambio climático están degradando suelos y ecosistemas de manera preocupante”, afirmó.
Además, destacó que el estrés hídrico extremo sigue siendo uno de los mayores retos, agravado por una disminución en las precipitaciones y un aumento en las temperaturas que intensifican la evaporación y reducen la capacidad de recarga de los acuíferos. Este contexto, añadió, complica la respuesta a la creciente demanda de agua, especialmente en áreas con déficits estructurales como la vertiente mediterránea.
“El 74% del territorio español enfrenta riesgos significativos de desertificación, especialmente en regiones semiáridas como Castilla-La Mancha, Andalucía, Murcia y Comunidad Valenciana", Alejandro Maceira
Como soluciones, Maceira señaló la necesidad de avanzar en la reutilización del agua, multiplicando el uso de aguas residuales tratadas como una herramienta clave para cerrar el ciclo del agua. Asimismo, destacó la desalación sostenible como una solución esencial para garantizar la seguridad hídrica en zonas costeras y con recursos limitados, y subrayó la importancia de modernizar las infraestructuras hídricas urbanas para mejorar la eficiencia en la distribución.
“Estas soluciones deben abordarse de manera coordinada y con una visión de largo plazo que garantice una asignación equitativa de los recursos, fomentando la resiliencia hídrica y reduciendo la vulnerabilidad ante los fenómenos extremos”, concluyó Maceira.
Inundaciones: una amenaza creciente
Las inundaciones, por su parte, representan el otro extremo de la crisis hídrica. Alejandro Maceira destacó que fenómenos como las Depresiones Aisladas en Niveles Altos (DANA) están aumentando en frecuencia e intensidad debido al cambio climático, especialmente en la cuenca mediterránea.
“Estas soluciones deben abordarse de manera coordinada y con una visión de largo plazo que garantice una asignación equitativa de los recursos", Alejandro Maceira
“El Mediterráneo, que se está calentando un 20% más rápido que la media global, actúa como un auténtico combustible para estas tormentas, aportando humedad y energía adicionales que incrementan su severidad”, explicó Maceira. Además, señaló que el calentamiento global permite que el aire retenga más vapor de agua, intensificando las precipitaciones asociadas a fenómenos extremos.
Maceira subrayó que el impacto de las lluvias torrenciales afecta tanto a infraestructuras como a ecosistemas. “Desde daños graves en infraestructuras urbanas y agrícolas hasta riesgos significativos para las personas y los hábitats, las lluvias torrenciales nos obligan a repensar nuestra forma de planificar y construir”, afirmó.
Como soluciones, Maceira destacó la importancia de implementar sistemas de alerta temprana que permitan anticipar riesgos y minimizar daños. También abogó por las soluciones basadas en la naturaleza, como la restauración de humedales y cauces fluviales, que actúan como amortiguadores naturales frente a inundaciones. En términos de infraestructuras, insistió en diseñar sistemas resilientes y adaptar el urbanismo, evitando construir en zonas inundables y priorizando enfoques sostenibles.
“Solo con una planificación adecuada podemos minimizar los daños y fortalecer la resiliencia de nuestras comunidades”, afirmó Maceira.
La inversión en adaptación: una prioridad estratégica
Alejandro Maceira enfatizó que invertir en adaptación climática no solo es una necesidad, sino también una oportunidad para reducir costes y salvar vidas. Citando estudios internacionales, afirmó que cada euro invertido en resiliencia climática ahorra entre cinco y siete euros en compensación de daños. Además, subrayó que herramientas como el Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) y los sistemas predictivos climáticos son esenciales para anticipar fenómenos extremos y minimizar sus impactos.
“Solo con una planificación adecuada podemos minimizar los daños y fortalecer la resiliencia de nuestras comunidades”, Alejandro Maceira
En su intervención, Maceira destacó que España cuenta con una larga tradición en planificación hidrológica. “El modelo de gestión por cuencas, que utilizamos desde hace más de un siglo, y los planes especiales de sequía y de gestión del riesgo de inundación son ejemplos del conocimiento acumulado que debemos aprovechar para adaptarnos al cambio climático”, explicó. También puso en valor las soluciones basadas en la naturaleza, como la restauración de humedales y cauces fluviales, destacando su papel en mitigar los riesgos de inundaciones y desertificación.
Francisco Heras, Subdirector General de Adaptación al Cambio Climático del MITERD, subrayó que la gobernanza transversal es clave para implementar soluciones efectivas. Según Heras, el Plan Nacional de Adaptación propone un ciclo continuo de adaptación basado en análisis de riesgos, planificación, implementación de políticas y evaluación, promoviendo una transformación real frente a los crecientes riesgos climáticos.
Sergio Vázquez, presidente de Ineco, reforzó esta perspectiva al destacar que el cambio climático no es un problema teórico, sino una amenaza directa que pone en riesgo nuestra forma de vida. Por su parte, Efrén Feliu, gerente de Cambio Climático en Tecnalia, hizo hincapié en la necesidad de abordar las desigualdades regionales en la exposición y vulnerabilidad a los riesgos climáticos, demandando enfoques específicos para cada territorio.
Lourdes Hernández, asesora de WWF, subrayó que la adaptación no solo requiere inversiones en infraestructuras, sino también un cambio en la mentalidad colectiva. “La educación pública juega un papel crucial para generar conciencia y preparar a la sociedad frente a los desafíos climáticos”, afirmó, alertando sobre cómo la desinformación puede dificultar la implementación de medidas efectivas.
En este contexto, Heras anunció que próximamente se abrirá el proceso para definir el programa de trabajo 2026-2030 del Plan Nacional de Adaptación, una oportunidad crucial para reflexionar sobre los avances necesarios en este ámbito. Los participantes coincidieron en que la reciente DANA en la Comunidad Valenciana representa un punto de inflexión, evidenciando la urgencia y magnitud del desafío climático.
La sesión dejó claro que invertir en adaptación no es solo una respuesta necesaria al cambio climático, sino una oportunidad para garantizar un futuro resiliente y sostenible. “Contamos con conocimientos y herramientas, pero nos falta el coraje para realizar cambios profundos”, concluyó Heras. Apostar por soluciones innovadoras y estrategias integradas es la única forma de proteger vidas, reducir costes y preservar nuestros recursos frente a los crecientes desafíos climáticos.