La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció esta semana el nombramiento de la sueca Jessika Roswall como nueva comisaria de Medio Ambiente de la Unión Europea, subrayando que la resiliencia hídrica será una de las prioridades clave durante su segundo mandato.
Roswall, quien hasta ahora ha ejercido como Ministra de Asuntos Europeos de Suecia, asumirá la responsabilidad de encabezar la respuesta de la UE ante los crecientes desafíos medioambientales, en particular aquellos relacionados con las sequías e inundaciones. Su nuevo rol en la Comisión Europea se enfocará no solo en la protección medioambiental, sino también en la resiliencia hídrica y en impulsar una economía competitiva. Antes de asumir oficialmente el cargo, Roswall deberá pasar por una audiencia parlamentaria ante los diputados del Parlamento Europeo (PE).
En su nuevo puesto, Roswall liderará el desarrollo de una estrategia de resiliencia hídrica largamente esperada, que ha sufrido varios retrasos. Von der Leyen, al anunciar su nombramiento, destacó que este tema será una prioridad máxima para la Comisión Europea en los próximos años, debido a la creciente urgencia de abordar las consecuencias del cambio climático.
Roswall liderará el desarrollo de una estrategia de resiliencia hídrica largamente esperada, que ha sufrido varios retrasos
Roswall expresó su agradecimiento por la confianza depositada en ella y destacó la relevancia de su nueva cartera, no solo para mejorar la competitividad de la UE, sino también para avanzar en la transición hacia energías limpias y el abandono de los combustibles fósiles. Tanto Roswall como von der Leyen pertenecen al Partido Popular Europeo (PPE), el principal grupo político del Parlamento Europeo.
En una conferencia medioambiental celebrada la semana pasada en Múnich, von der Leyen enfatizó la necesidad urgente de garantizar la seguridad hídrica en Europa. La presidenta alertó de que, si no se toman medidas efectivas, para 2050 el mundo podría enfrentarse a crisis graves tanto por la escasez de agua como por inundaciones devastadoras. Esta preocupación fue compartida por la ministra portuguesa y representantes de otros 21 Estados miembros de la UE, quienes hicieron un llamado conjunto para reforzar las políticas de seguridad hídrica.
Según datos de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), aproximadamente el 20% del territorio europeo y el 30% de su población sufren anualmente los efectos del estrés hídrico, con pérdidas económicas que rondan los 9.000 millones de euros anuales. Estos cálculos excluyen los daños ecológicos significativos. Para finales de siglo, la AEMA estima que losno costes para hacer frente a este problema podrían elevarse hasta los 65.000 millones de euros anuales, afectando gravemente sectores clave como la agricultura, la energía y los sistemas públicos de suministro de agua.
Además, el manejo de los riesgos asociados a las inundaciones entre 2016 y 2021 le ha costado a la UE al menos 14.000 millones de euros, según cifras de la Comisión Europea. La urgencia de implementar políticas que mitiguen estos riesgos es, por tanto, cada vez más evidente.