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Jorge Olcina: "Ha habido muy poco respeto al cauce fluvial y, especialmente, al cauce sin agua"

Jorge Olcina Cantos, director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante y catedrático de Análisis Geográfico Regional.
Jorge Olcina Cantos, director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante y catedrático de Análisis Geográfico Regional.

Jorge Olcina Cantos es un reconocido experto en climatología y planificación territorial. Como director del Laboratorio de Climatología en la Universidad de Alicante, su trabajo ha resaltado la importancia de una ordenación territorial coherente y adaptada a los riesgos climáticos, especialmente en el Mediterráneo, una de las regiones europeas más afectadas por el cambio climático. En esta conversación, abordamos la relación entre la planificación urbana y los efectos de eventos extremos recientes en la Comunidad Valenciana, así como las medidas necesarias para evitar que estos desastres se repitan.

Pregunta: Desde su experiencia, ¿qué aspectos del modelo de desarrollo y ocupación del suelo han agravado los efectos de las recientes inundaciones en la Comunidad Valenciana?

Respuesta: Indudablemente, la ocupación de espacios inundables con viviendas, equipamientos e infraestructuras que se viene realizando en nuestro país desde los años sesenta del pasado siglo, cuando comenzó el desarrollo económico moderno. El suelo pasó a ser un objeto de valor económico para la promoción inmobiliaria. Y ello en un contexto jurídico en el que no existían normativas de carácter ambiental como las conocemos actualmente. Este proceso se aceleró ya en época democrática, especialmente en el período 1998-2008, cuando la Ley del Suelo de 1998 incluyó en su artículo 13 la obligación de clasificar como suelos no urbanizables para aquellos que tuviesen «riesgo natural acreditado», pero este artículo nunca se cumplió porque los municipios aludían a la imposibilidad de acreditar el riesgo por la inexistencia de cartografía de riesgo. Este hecho coincidió con el boom inmobiliario que más promoción de viviendas supuso en la España moderna. El resultado fue una ocupación intensa de espacios con riesgo de inundación. Este proceso fue muy intenso en la Comunidad Valenciana, que registró el mayor volumen de construcción de nuevas viviendas de nuestro país en dicha década.

En general, ha habido muy poco respeto al cauce fluvial y, especialmente, al cauce sin agua, que se ha entendido como un espacio marginal, sin riesgo, válido para la acumulación de escombros o para la transformación para usos urbanos al entenderse que no tenía peligrosidad por no circular agua salvo en ocasión de episodios de lluvia intensa.

"Los eventos extremos relacionados con la lluvia están adquiriendo una carga energética notable que provoca su intensificación y efecto de torrencialidad"

 

P.- ¿Cómo ha influido el cambio climático en la frecuencia e intensidad de estos fenómenos en el Mediterráneo, y qué previsiones maneja para los próximos años?

"Es necesario vigilar el cumplimiento de la actual Ley del Suelo, que ya obliga a incorporar mapas de riesgo en los procesos de transformación de usos del suelo"

R.- El litoral mediterráneo español está experimentando un proceso de «mediterráneización» del proceso global de calentamiento climático actual. Y ello debido al propio calor que está acumulando la cuenca del Mediterráneo, que entre 1980 y 2024 se ha calentado el doble (1,5 °C) de lo que lo ha hecho el aire en el mismo espacio geográfico en dicho período (0,7 °C). Y este es un factor esencial para entender la pérdida de confort térmico, especialmente en verano, y la intensidad que están adquiriendo los procesos de condensación y precipitación en las últimas décadas, especialmente desde 2010.

Los eventos extremos relacionados con la lluvia están adquiriendo una carga energética notable y ello provoca intensificación de las lluvias con el efecto de torrencialidad en cursos fluviales. Las previsiones para las próximas décadas señalan un aumento de estos rasgos más extremos de la dinámica atmosférica en el ámbito mediterráneo, puesto que no estamos consiguiendo frenar el desajuste en el balance energético planetario, con continuas emisiones de gases procedentes de la combustión de combustibles fósiles que consumimos cada vez más, a pesar de los protocolos internacionales que nos conminan a su reducción.

P.- En cuanto a planificación territorial, ¿qué cambios urgentes serían necesarios para proteger mejor las zonas más vulnerables ante futuros eventos?

R.- Es necesario vigilar el cumplimiento de la actual Ley del Suelo de 2015, que ya obliga a incorporar mapas de riesgo en los procesos de transformación de usos del suelo para evitar a futuro la invasión de espacios inundables. Pero el gran problema será actuar sobre las zonas ya ocupadas desde los años sesenta a la actualidad. Para ellas van a ser necesarios programas de realización de obras hidráulicas y de desalojo pactado de áreas de alto riesgo de inundación. Va a ser necesario, además, incorporar a la normativa del suelo la obligación de informar a los compradores de vivienda de la situación de riesgo del suelo donde pretendan comprar una casa.

Se debe acabar con la falta de información que existen en un proceso que es tan importante en la vida de las personas porque supone la inversión de los ahorros de toda una vida en muchos casos. De este modo se prohibiría, de facto, la posible ocupación de espacios de inundación. Y, además, debería producirse una moratoria en aquellas promociones de vivienda aprobadas, pero no realizadas en años previos, hasta que no se realicen nuevas evaluaciones del riesgo adaptadas a las condiciones climáticas actuales.

«Lo importante, como ha demostrado el evento dramático de Valencia, es que la población esté informada con inmediatez»

P.- ¿Considera que se han realizado avances significativos en los sistemas de alerta temprana? ¿Qué mejoras ve prioritarias para anticiparse y mitigar los daños de estos fenómenos?

R.- Sí, se ha realizado. Pero será necesario mejorar los protocolos de comunicación para que el aviso meteorológico llegué de forma inmediata al ciudadano y, de este modo, se puedan adoptar medidas precautorias en la esfera personal o familiar. A continuación vendrán las indicaciones de protección civil, con medidas concretas y conminativas a llevar a cabo en caso de un aviso de color rojo. Será necesario que en los municipios se avise por megafonía, con los medios necesarios (vehículos de la policía local o de protección civil) a la población. Lo importante, como ha demostrado el evento dramático de Valencia, es que la población esté informada con inmediatez.

P.- ¿Qué medidas serían claves para mejorar la educación y preparación de la población ante los riesgos de inundaciones en la región?

R.- Es una de las asignaturas pendientes de nuestro país. Los sistemas de alerta a la población no serán del todo efectivos si la población no está educada para gestionar situaciones de riesgo. Esto debe ser incorporado a los diferentes niveles de enseñanza (desde primaria a la universidad) y debe percolar a toda la población mediante acciones que tienen que llevar a cabo colectivos, asociaciones, entidades de todo tipo que tengan representación social en nuestro país. La administración debe potenciar estas acciones. La información, en sentido amplio, salva vidas en situaciones de riesgo. Y esto implica a la comunicación, pero también a la educación. Los medios de comunicación deben jugar también un papel educativo en este caso, informando sin catastrofismo, con mensajes claros y basados en la ciencia.