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"No hay una receta única para los desafíos urbanos en cuestión de inundaciones pero sí soluciones"

  • "No hay receta única desafíos urbanos cuestión inundaciones pero sí soluciones"

Sobre la Entidad

Redacción iAgua
Redacción de iAgua. La web líder en el sector del agua en España y Latinoamérica.

Las inundaciones provocan miles de pérdidas materiales y humanas en todo el mundo, de hecho, son el fenómeno natural que más daños provoca en España. Los efectos del cambio climático, que cambian los patrones climáticos, agravan las consecuencias y ocasionan unas inundaciones mucho más frecuentes y torrenciales.

En iAgua queremos conocer más sobre este fenómeno y cómo se gestiona en los diferentes escenarios, y por ello hemos contactado con expertos para que nos den su visión al respecto.

Hoy hablamos con Sofía González López, geógrafa y experta en gestión de riesgos de desastres.

Pregunta: ¿Cómo describiría la situación global que enfrentamos en el ámbito de las inundaciones?

Respuesta: A pesar de lo que nos pueda parecer por los últimos episodios que han afectado especialmente al SE, en España se ha hecho mucho y bien. No podemos olvidar que la historia de nuestro país ha venido marcada por múltiples eventos de inundación que por su magnitud y nivel de consecuencias han merecido el calificativo de catástrofes. Todavía hoy perviven los ecos  de la “gran riada de Valencia” de 1957, como consecuencia de la cual se llevó a cabo el Plan Turia que derivó en un nuevo encauzamiento que alejó a la ciudad de episodios catastróficos. O las inundaciones que en la década de los 80 del siglo pasado afectaron entre otros a la cuenca del Segura (1982, 1986, 1987 o 1989) y que derivaron en el Plan de defensa contra avenidas, una actuación reclamada desde el s.XIX y que marcó un antes y un después en la historia del río Segura. Sin embargo, es mucho lo que queda por hacer, teniendo en cuenta además, que en paralelo a estos avances se han ido produciendo desarrollos urbanísticos, actuaciones agrícolas ,etc que no siempre han tenido en cuenta el riesgo, incrementando escorrentías y con ellos caudales circulantes y por tanto la peligrosidad y el riesgo de determinadas áreas. Digamos que en algunos casos la acción del hombre ha contribuido a crear nuevas áreas de riesgo, mientras que en otros, las acciones llevadas a cabo hasta la fecha se han manifestado claramente insuficientes para episodios extraordinarios cuando no excepcionales.

Otro gran avance, que debería poner coto a esta situación es la aprobación y entrada en vigor del RD 903/2010, de 9 de julio sobre Evaluación y Gestión del Riesgo de Inundación, que transpone al ordenamiento jurídico español la Directiva Europea 2007/60/ CE. Como consecuencia de ello se han identificado para todo el territorio español todas las Áreas con Riesgo Potencial Significativo de Inundación (ARPIS), realizándose la Cartografía de Peligrosidad y Riesgo de todas esas áreas que se puede consultar en el Sistema Nacional de Cartografía de Zonas Inundables (por primera vez en España hay una Cartografía Oficial de Peligrosidad y Riesgo de Inundaciones, que obligatoriamente tiene que ser tenida en cuenta por los gestores de cara a procesos de desarrollo urbanístico, infraestructuras, etc) y por último los Planes de Gestión del Riesgo de Inundación de cada una de esas áreas que establecen las medidas necesarias para reducir el riesgo. En la actualidad, nos encontramos en un segundo ciclo de revisión y actualización de esa información que se somete a consulta pública y sobre la que cualquier persona física y/o jurídica puede presentar alegaciones.

Los ciudadanos deben saber, cuando sea el caso, que viven en una zona de riesgo, y cual es ese riesgo para desarrollar buenas prácticas y medidas

 P.- ¿Qué desafíos considera que enfrentan actualmente las grandes ciudades en relación a las inundaciones?

R.- Por lógica, los mayores daños se producen en áreas urbanas porque es donde se concentra una mayor exposición al riesgo, además en estas áreas el propio proceso de urbanización incrementa las escorrentías y en ocasiones modifica sensiblemente el comportamiento de los caudales en cuanto a velocidad y trayectoria, de tal forma que las aguas dejan de  pasar por donde tienen que pasar y pasan por donde pueden pasar pero, como bien saben los huertanos, al final el agua ¡siempre saca sus escrituras!.

Esta es una dinámica que hay que revertir y hay que hacerlo con un planteamiento integral que parta de un buen conocimiento del riesgo a escala adecuada. Digamos que el primer paso es un buen diagnóstico, que tenga en cuenta no solo el espacio afectado sino también su superficie vertiente. A partir de ahí, el diseño y desarrollo urbano es determinante, no solo hay que evitar totalmente la ocupación de zonas de paso de agua, sino asignar usos compatibles con el riesgo existente en cada caso, procurando que no se vean afectados los elementos expuestos y que en ningún caso incrementen los efectos de la inundación. Esto implica también el diseño y dimensionamiento de sistemas de drenaje urbano, la necesidad de incluir zonas verdes que además de hacer la ciudad más amable contribuirán a la regulación natural de los caudales, etc. El problema se complica cuando nos enfrentamos a espacios urbanos ya consolidados, en esos casos muchas veces habrá que enfrentarse a retos importantes que conlleven obras de infraestructuras de envergadura (encauzamientos, presas, canales de derivación áreas de inundación controlada, etc) otras será suficiente con actuaciones más amables, tanques de tormenta, parques inundables, etc. Digamos que no hay una receta única pero si hay soluciones.

Por otra parte, la ciudad no es nada sin los ciudadanos que la habitan y ahí también hay que hacer un esfuerzo de concienciación y sensibilización, deben saber, cuando sea el caso, que viven en una zona de riesgo, y cual es ese riesgo para desarrollar buenas prácticas y medidas que llegado el caso les permita permanecer a salvo, o compensar posibles pérdidas, con la contratación de pólizas de seguros, etc

P.- La magnitud y la potencia de las inundaciones parece estar aumentando en los últimos años, ¿cuál es el papel del cambio climático en este fenómeno?

R.- Es difícil de determinar, nos falta período de observación y más investigación. En lo que coinciden todos los expertos en cambio climático basándose en los diferentes escenarios previstos, es que el número de episodios hidrometeorológicos extremos cada vez será mayor, más frecuentes y de mayor magnitud. En algunos casos se está constatando un debilitamiento de la circulación atmosférica general, en concreto de la corriente en chorro “jet stream” y lo traducen en mayor  presencia de DANAs lo que, sí coincide con las condiciones adecuadas, derivará en más episodios de precipitación extraordinaria que podrían tener consecuencia de inundación. Otro hecho constatado y que es determinante para la génesis de este tipo de episodios extraordinarios es la temperatura del agua del mar que como consecuencia del cambio climático se está incrementando. El último episodio coincidió con una anomalía positiva del agua del Mediterráneo en esa zona, de entorno a dos grados.

No obstante inundaciones ha habido siempre, en España según la información que consta en el Catálogo Nacional de Inundaciones Históricas (CNIH) de la Dirección General de Protección y Emergencias (Mº del Interior), por término medio se registran cinco episodios de inundación al año con consecuencias para la población y sus bienes, algunas de ellas realmente trágicas, como las registradas en tiempos remotos, la inundación de San Calixto en la Cuenca del Segura que en 1651 que provocó la muerte de más de 1000 personas, o la de 14-15 de octubre de 1879 “Santa Teresa”, en las que más de 800 personas perdieron la vida o más recientemente las inundaciones del Vallés, del 25 de septiembre de 1962, con un número de fallecidos que según las fuentes oscilan entre 600 y 800.

Otro hecho constatado y que es determinante para la génesis de este tipo de episodios extraordinarios es la temperatura del agua del mar, que como consecuencia del cambio climático se está incrementando

P.- La intervención humana en la naturaleza también tiene sus consecuencias negativas, ¿existe una relación entre la evolución urbanística y el incremento de las inundaciones?

R.- Obviamente, de alguna manera ya lo he explicado con anterioridad, a mi me gusta decir que los peligros son naturales mientras que los riesgos son sociales. Digamos que el proceso de avenida fluvial, entendiendo por tal el incremento extraordinario del caudal en un cauce, es algo “normal en la vida de un río” (permitirme la metáfora). Si bien a menudo, cuando el cauce no tiene capacidad suficiente, desborda e inunda, si en la zona inundable existen elementos susceptibles de ser dañados por su exposición y vulnerabilidad, resultarán dañados. Es el hombre el que ha situado esos elementos sin tener en cuenta el peligro. Basta con reducir la exposición y si no es posible, reducir la vulnerabilidad para reducir el riesgo y con ello el daño. Se trata de que los desarrollos urbanos sean resilientes, entendiendo por tal la capacidad de adaptarse a la adversidad, la capacidad de resistir y la capacidad de seguir funcionando a pesar de la adversidad.

 P.- A menudo la prevención suele ser clave para evitar daños humanos y estructurales, ¿cómo puede prepararse España para una respuesta correcta ante una catástrofe natural de inundaciones?

R.- Lo he explicado de alguna manera en las preguntas anteriores. Se trata de aumentar las capacidades de gestión del riesgo que incluye, además de lo expuesto hasta ahora (más y mejor conocimiento del riesgo, desarrollos urbanísticos sostenibles que tengan en cuenta el riesgo, infraestructuras resilentes, concienciación y sensibilización de la población, etc), no podemos dejar de avanzar en obras de defensa contra inundaciones, desarrollo e implementación de sistemas de alerta temprana, mejora de capacidades de respuesta a la emergencia, etc.  Para dar un paso de gigante bastaría con aplicar el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030 y continuar implementando las medidas derivadas de la Implantación de la Directiva Europea 2007/60/ CE relativa a la Evaluación y Gestión de los Riesgos de Inundación, y que como he señalado se transpuso al ordenamiento jurídico español mediante RD 903/2010, de 9 de julio.

No podemos dejar de avanzar en obras de defensa contra inundaciones, desarrollo e implementación de sistemas de alerta temprana

P.- Los planes de gestión del riesgo de inundación (PGRIs) son una herramienta básica para la disminución de los daños que producen las inundaciones. ¿En qué sentido pueden las confederaciones hidrográficas prevenir o reducir el impacto ante las inundaciones?

R.- Aunque sean las Confederaciones, las que lideran el proceso de elaboración y desarrollo de los Planes de Gestión del Riesgo de Inundación (PGRIs), las medidas que estos incluyen, afectan a las diferentes administraciones y dentro de estas a distintos organismos y entidades conforme a las competencias que por ley tienen asignadas. Obviamente si hablamos de medidas ambientales y de ordenación del territorio, corresponderá su desarrollo y aplicación, incluyendo las inversiones que ello implique, al Órgano competente de la Comunidad Autónoma correspondiente. El problema es que hasta ahora, y siempre a mi juicio, los PGRIs no son más que un listado de buenas intenciones. Hay que ser valientes y convertir esos planes en programas de gestión que con la correspondiente dotación económica consigan reducir el riesgo de inundación y así evitar o reducir las consecuencias de las catástrofes. En esto las Demarcaciones Hidrográficas juegan un papel clave, no solo por las posibles actuaciones que afecten o se desarrollen en el Dominio Público Hidráulico, sino también por su papel de armonizador, de garante de la compatibilidad de las medidas con otras que se pudieran adoptar.

P.- Para acabar, ¿considera que se investiga lo suficiente en materia de inundaciones?

R.-La investigación siempre es necesaria y no sabría decir si se investiga mucho o poco, porque mi ámbito es el técnico más que el científico, lo que si es cierto es que dentro de los proyectos Europeos de Investigación,( Horizonte 2020, Euroclima+, Interreg, etc), cada vez hay más posibilidades de investigar en este campo y de hecho así se está haciendo. El Mecanismo Europeo de Protección Civil, en este sentido, está contribuyendo mucho y bien. Yo animo a los grupos de investigadores españoles que no lo hayan hecho hasta ahora a que se unan o propongan este tipo de proyectos. De hecho, la Escuela Nacional de Protección Civil, anualmente, en torno al mes de febrero de cada año suele organizar una jornada informativa sobre este tipo de proyectos. Está claro que el conocimiento salva vidas, de ahí que la mejora del conocimiento esté considerada como la primera prioridad dentro del Marco de Sendai.

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