Un nuevo estudio de la Universidad de Manchester ha encontrado que en 15 ciudades del sur de Asia, América Latina y África subsahariana, la mitad de los hogares, más de 50 millones de personas, no tienen aún agua corriente. La situación es peor en las ciudades del África subsahariana, donde solo del 22% de los hogares tiene agua corriente. Por otra parte, el servicio es intermitente en muchos de los hogares que sí disponen de agua corriente. En la ciudad de Karachi, en Pakistán, con 15 millones de personas, de media disponen de agua corriente tres días a la semana, durante menos de tres horas.
Estos resultados se detallan en el documento Unaffordable and Undrinkable: Rethinking Urban Water Access in the Global South, del World Resources Institute. En él que refleja que aún en lugares con recursos hídricos disponibles, el agua no llega a muchos residentes. En ciudades como Dar es Salaam en Tanzania, el agua es relativamente abundante, pero muchos ciudadanos no tienen acceso diario a agua limpia, fiable y asequible.
La principal autora Diana Mitlin señala que tras décadas de participación del sector privado en la provisión de servicios, el acceso no ha mejorado lo suficiente. Según el estudio, las alternativas al agua corriente, como el suministro mediante camiones cisterna por empresas privadas puede suponer hasta un 25% de los ingresos de la unidad familiar, llegando a ser 52 veces más caro que los servicios públicos de agua corriente.
Por otra parte, los indicadores utilizados por los Objetivos de Desarrollo del Milenio y los Objetivos de Desarrollo Sostenible han subestimado esta crisis del agua en zonas urbanas ya que no tienen en cuenta la asequibilidad, la intermitencia del servicio, o la calidad del agua. En 2015 UNICEF y la Organización Mundial de la Salud indicaron que más del 90% de la población mundial utilizaba fuentes “mejoradas” de agua potable, pero dichas fuentes pueden ser grifos públicos, pozos, etc., lo que no refleja la realidad de las familias de las ciudades actuales.
La co-autora Victoria A. Beard, profesora en la Universidad de Cornell, apunta que los mismos países en desarrollo donde los residentes de las ciudades no tienen acceso a agua potable segura, fiable y asequible a diario sí han logrado grandes avances en cuanto al acceso universal a la educación primaria. Lograr el acceso a agua potable, al igual que a la educación, es posible con voluntad política.
Según la Organización Mundial de la Salud, para lograr el acceso universal a agua potable en zonas urbanas serían necesarias inversiones de 141.000 millones de dólares en cinco años. Pero las pérdidas económicas globales derivadas de no disponer de agua y saneamiento seguros serían al menos diez veces superiores, unos 260.000 millones de euros al año para ese mismo periodo.
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