El 16 de agosto de 1918, el Parque de Ordesa o del río Ara (como se denominaba inicialmente) se declaraba Parque Nacional. Hasta entonces, sólo Suecia contaba con la denominación de parques nacionales en el territorio europeo, y el Parque Nacional de Ordesa se convirtió en el segundo de esta categoría en España, sólo superado por los Picos de Europa, que fue declarado un mes antes.
Imagen: Ordesa Centenario
Habiendo pasado por diferentes situaciones dramáticas, como la extinción del cubardo o la concesión de explotación hidroeléctrica que amenazaba el río Arazas, este macico calcáreo, el más alto de Europa con 3.355 metros, se convierte en un lugar idílico rodeado de praderas, aguas cristalinas y cascadas que adornan el paisaje.
Dada su biodiversidad, se considera como un espacio natural, de disfrute público y de desarrollo de la flora y fauna, y es uno de los destinos turísticos de montaña más visitados de España.
La hidrografía del parque es bastante compleja, ya que múltiples arroyos y ríos nacen en sus laderas y lo atraviesan de punta a punta. El Río Arazas, el más importante del complejo, nace en el Valle de Ordesa y se une en su desembocadura con el Río Ara, combinando sus aguas.
Imagen: Ordesa Centenario
El agua en superficie es solo el 20% de la que corre por el parque, ya que en el subsuelo se albergan ríos, lagos helados y kilómetros de galerías inexploradas.
Este espacio protegido, de más de 15.608 hectáreas, aporta un 8 % de la superficie protegida de parques de montaña al país, y es gestionado desde el año 2006 por el Gobierno de Aragón.
Además de la certificación de Parque Nacional, el complejo de Ordesa y Monte Perdido forma parte del Programa MaB (Hombre y Biosfera), de la UNESCO dentro de la Reserva de la Biosfera Ordesa-Viñamala, y es Red Natura 2000 (ZEPA y LIC) de la Unión Europea.