La contaminación del agua en Europa tiene un enemigo silencioso: los compuestos perfluoroalquilados y polifluoroalquilados (PFAS). Estas sustancias, utilizadas en múltiples aplicaciones industriales y de consumo, se han convertido en una amenaza para la seguridad hídrica del continente. La asociación EurEau, que representa a los operadores de agua potable y saneamiento en Europa, ha publicado un informe en el que advierte sobre la urgencia de eliminar estos contaminantes para evitar una crisis ambiental de gran magnitud.
PFAS: el enemigo invisible que contamina el agua
Los PFAS son compuestos sintéticos extremadamente persistentes en el medioambiente. Aunque su presencia es casi imperceptible, están en el aire, el suelo y, sobre todo, en el agua. Según el informe de EurEau, en Alemania la concentración de trifluoroacético (TFA), un subproducto de muchos PFAS, ha aumentado cinco veces en los últimos 20 años. En Países Bajos, se estima que en una década las concentraciones en aguas subterráneas podrían superar los límites establecidos.
El problema no es solo su presencia, sino su persistencia. Se trata de sustancias que no se degradan de forma natural y que, con el tiempo, se acumulan en los ecosistemas y en el organismo humano. La exposición prolongada a estos contaminantes ha sido vinculada a efectos adversos en la salud, desde problemas hormonales hasta enfermedades más graves.
Agua potable en riesgo: un desafío para los operadores
El informe de EurEau advierte que los operadores de agua enfrentan enormes retos para garantizar agua potable libre de PFAS. Actualmente, el 60% del suministro europeo proviene de fuentes subterráneas, que hasta ahora han estado relativamente protegidas. Sin embargo, si no se adoptan medidas urgentes, cada vez más acuíferos poco profundos podrían superar los límites de calidad del agua potable establecidos por la Unión Europea.
El problema no es solo su presencia, sino su persistencia. Se trata de sustancias que no se degradan de forma natural y que, con el tiempo, se acumulan en los ecosistemas y en el organismo humano
Eliminar los PFAS del agua no es tarea fácil. Los tratamientos actuales permiten remover ciertos compuestos de cadena larga, pero a un costo económico y ambiental elevado. Para los PFAS de cadena corta y ultracorta, como el TFA, las soluciones aún no son viables. Si las normativas se endurecen, los operadores podrían verse obligados a realizar inversiones millonarias en tecnología avanzada, lo que encarecería el suministro de agua para los consumidores.
En el sector del saneamiento, el panorama es aún más complejo. Las plantas de tratamiento de aguas residuales no están diseñadas para eliminar PFAS, por lo que la mayor parte de estas sustancias terminan en ríos y mares. A pesar de la reciente revisión de la Directiva de Tratamiento de Aguas Residuales Urbanas, no se han fijado límites específicos para PFAS en los vertidos de aguas tratadas, lo que complica la mitigación del problema en origen.
La factura millonaria de la contaminación por PFAS
El coste de abordar la contaminación por PFAS es astronómico. Según el informe de EurEau, el tratamiento del agua potable podría incrementar los gastos en hasta 18.000 millones de euros anuales. Paradójicamente, este coste recae sobre los operadores y, en última instancia, en los ciudadanos, mientras que las empresas responsables de la contaminación no asumen ninguna carga.
Si las normativas se endurecen, los operadores podrían verse obligados a realizar inversiones millonarias en tecnología avanzada, lo que encarecería el suministro de agua para los consumidores
El impacto económico no pasa desapercibido en el sector financiero. En 2024, un grupo de inversores con más de 10 billones de dólares en activos advirtió a las principales compañías químicas sobre los riesgos financieros y legales de seguir produciendo PFAS. En Estados Unidos, los fabricantes de PFAS ya han pagado más de 11.500 millones de dólares en litigios por contaminación del agua. En Europa, sin embargo, la falta de un marco legal sólido dificulta que los operadores exijan responsabilidades a los contaminadores.
EurEau exige medidas contundentes: una prohibición total de los PFAS
Para frenar esta crisis, EurEau insta a la Unión Europea a adoptar una prohibición amplia de los PFAS y reforzar el principio de “quien contamina, paga”. Entre sus propuestas destacan:
- Prohibición total de los PFAS en productos fabricados dentro y fuera de la UE: La Comisión Europea debe incluir esta restricción en el Reglamento REACH sin dilaciones.
- Exenciones solo para usos esenciales: Se permitirían transiciones limitadas para aplicaciones críticas, como ciertos usos médicos, bajo regulaciones estrictas.
- Prohibición inmediata de los PFAS en espumas contra incendios: Estas han sido una de las principales fuentes de contaminación y existen alternativas seguras.
- Eliminación de PFAS en productos fitosanitarios: Los pesticidas y biocidas con PFAS contribuyen a su acumulación en suelos y aguas subterráneas.
- Límites estrictos en agua potable y alimentos: Se deben establecer valores máximos basados en criterios de salud pública.
- Aplicación del principio de responsabilidad ambiental: Los fabricantes deben asumir los costes de eliminación y descontaminación.
Actuar ahora para evitar un desastre ambiental
El informe de EurEau es una alerta para los responsables políticos y la industria. La contaminación por PFAS es un problema creciente que exige soluciones inmediatas. La regulación y eliminación de estos compuestos es una condición indispensable para garantizar la seguridad hídrica en Europa y proteger la salud de las generaciones futuras. Si no se toman medidas contundentes ahora, el precio a pagar en el futuro será aún más alto.