Regadío eficiente, la garantía de un futuro sostenible
La agricultura es la actividad que más agua consume a nivel mundial. La población creciente, con una demanda cada vez mayor de alimentos y agua, provoca una presión sobre los sistemas hídricos que también se hace latente en la agricultura, principal sustento de la población. A este escenario afectado por la superpoblación se le añaden los efectos de cambio climático, que incrementan la presión sobre el campo, manejando escenarios donde será necesario restringir los consumos de riego desde la mayor parte de los embalses de una cuenca.
La sequía por falta de lluvias, agravada por el calentamiento global y la subida de las temperaturas, dificulta aún más la disponibilidad de nuestro preciado recurso, y demanda nuevas soluciones para regar los campos. De hecho, al contrario de lo que se piensa, las dificultades en la disponibilidad de agua no solo aparecen en zonas de poca lluvia, sino también en áreas con grandes poblaciones o con alta actividad industrial o de riego. La sobreexplotación de los recursos, así como la mala gestión de los recursos hídricos, agrava el problema.
Todas estas circunstancias hacen latente la necesidad de una correcta gestión de nuestra agua de riego, y ahí es donde entra el regadío eficiente como herramienta aliada y fundamental, ya que permite emplear la menor cantidad posible de agua y maximizar la producción.
España, un país de riego eficiente
Las técnicas de riego eficiente constituyen una herramienta clave para la competitividad del sector agrícola por su capacidad para generar valor. España, como país mediterráneo y con un alto consumo de agua para la agricultura, necesita de ellas para poder gestionar correctamente sus recursos hídricos en el ámbito de regadío.
Estas técnicas de riego eficiente buscan maximizar cada gota de agua, y son especialmente interesantes dentro de la cuenca mediterránea, donde la disponibilidad de agua para riego se ve comprometida en situaciones de sequía. Así, según los últimos datos del INE disponibles, de 2018, en España el riego por goteo aumentó un 6,4% y el riego por gravedad 2,8% respecto al periodo anterior, lo que indica una clara tendencia a la modernización y la tecnificación de los regadíos.
Las técnicas de riego eficiente constituyen una herramienta clave para la competitividad del sector agrícola por su capacidad para generar valor
España es, de hecho, el primer país de la Unión Europea en superficie regada, con más de 3,8 millones de hectáreas, y cuenta ya con un regadío sostenible. Tanto es así que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación indica que los riegos más eficientes suponen cerca del 77% de la superficie de riego en España, con más de 2,9 millones de hectáreas. De esta superficie, 2,1 millones de hectáreas se corresponden al sistema de riego localizado, y cerca de 885.000 hectáreas al regadío por aspersión y automotriz.
“La historia del regadío español demuestra que llevamos un largo camino recorrido en cuanto a modernización y eficiencia de los sistemas de riego a nivel global. Grandes esfuerzos han sido llevados a cabo en las últimas décadas tanto a nivel estatal por parte del Ministerio de Agricultura, como autonómico y local, por parte de las Comunidades de Regantes y los agricultores”, indica Raúl Sánchez Plasencia, Jefe de Producto de Tubería y Accesorios de Saint Gobain Pam, que también añade que, si bien hay una mejora palpable en la modernización de los regadíos, dada la agudeza de los retos climáticos a los que nos enfrentamos, como es el caso de la sequía, “siguen existiendo oportunidades de mejora para impulsar un regadío aún más eficiente y sostenible, desde un punto de vista medioambiental”.
Lo cierto es que la implementación de sistemas de regadío eficientes ha permitido experimentar un cambio, no solo técnico, sino también social en la agricultura. Este cambio de paradigma se aprecia sobre todo en las zonas más castigadas por la sequía en España, como el este y el sur, donde, tal y como indica Amelia Gómez-Carreño, de la Dirección Comercial de Saleplas, “verdaderamente sacar adelante muchos cultivos es un arte, más que un reto, debido a los escasos hídricos de los que se dispone”.
Este esfuerzo demuestra el papel esencial que tiene la agricultura de regadío no solo para la economía, sino para la sociedad.
“En los últimos 20 años, se ha acometido la modernización de más 1,7 millones de hectáreas de regadío, entubando y presurizando las antiguas redes de acequias y canales en superficie”, indica Marcos Rincón, Técnico del Servicio Pre-Post Venta de Molecor, que subraya que de esta forma se han minorizado las pérdidas en la distribución del agua, dado el “lastimoso estado de la mayoría de las mismas”.
Nos enfrentamos a unos precios energéticos sin precedentes y a una población creciente que demanda más producción
El esfuerzo de inversión ha sido costoso, pero necesario. De hecho, el pasado mes de junio, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación aprobó la ejecución de una serie de actuaciones en materia de modernización de regadíos con una inversión pública de 332 millones de euros, que, con la iniciativa privada, movilizará un total de 500 millones de euros hasta el año 2026.
Marcos Rincón pone precisamente en valor este esfuerzo económico por parte de las administraciones para fomentar el uso del regadío eficiente: “Es, precisamente en momentos como los que estamos viviendo, cuando más hay que poner en valor el esfuerzo económico que Regantes y Administraciones han hecho y siguen haciendo, para conseguir mayores producciones con menores consumos de agua”.
Sin embargo, Raúl Sánchez cree que para tratar el problema con visión de futuro “o se aborda desde un punto de vista transversal y global implicando a todas las administraciones competentes, así como entes públicos y privados, invirtiendo en los pilares que hagan del uso del agua el mínimo imprescindible, así como financiando nuevas fuentes de generación y almacenaje, o no seremos capaces de empezar a resolver el problema”.
La sequía, un desafío para el regante
El agua es sin duda el recurso más afectado por los efectos cambio climático. De hecho, los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas estiman que para el año 2050 al menos un 25% de la población mundial vivirá en un país afectado por escasez de agua dulce, y esta escasez hídrica hace que los precios de los principales bienes de consumo también se resientan, como es el caso de los productos hortícolas, y aumente la presión sobre el regadío.
Dada la situación global y los efectos del cambio climático, es imprescindible tener en cuenta que un regadío sostenible pasa por dar más valor al cultivo. Así, es necesario mejorar las técnicas disponibles para minimizar o evitar la contaminación del suelo y las masas de agua, de forma que se garantice la seguridad alimentaria.
La implementación de sistemas de regadío eficientes ha permitido un cambio, no solo técnico, sino también social en la agricultura
“Estamos viviendo una coyuntura marcada por la sequía y escasez de agua en casi todas las cuencas hidrográficas del país. Ya se están tomando medidas drásticas en cuanto a restricciones en las dotaciones de aguas a los regantes, recuperación de los ecosistemas y caudales ecológicos, exigencias normativas, nuevas legislaciones, etc.”, señala Amelia Gómez Carreño, que también subraya los desafíos energéticos a los que nos enfrentamos: “De forma paralela, también nos enfrentamos a unos precios energéticos sin precedentes y al desafío de una población creciente que demanda más producción”.
Los retos no solo se quedan en la esfera climática, sino que nos enfrentamos a un pulso energético, una batalla para lograr la excelencia energética, además de la hídrica, sin comprometer el futuro de nuestro planeta.
De hecho, la alarma climática ha provocado políticas más restrictivas con el regadío, llegando a situaciones comprometidas para los regantes: “Esto no es una opción viable en un país con productos agroalimentarios de gran calidad reconocida a nivel mundial y, además, supone una gran contradicción igualmente en un país donde estamos a la vanguardia en tecnologías para el manejo de agua”, indica Gómez-Carreño.
Tecnología a golpe de smartphone
“Se viene mucho tiempo hablando que, el regadío, o es eficiente y modernizado, o no será y, desde Saint-Gobain PAM España estamos convencidos de ello”, indica Raúl Sánchez, algo que también secunda Marcos Rincón: “Dado el gran esfuerzo que se ha hecho y que me consta, se pretende hacer, a nivel de modernización de regadíos, soy optimista. Todo pasa por ser más eficiente en la distribución y aplicación del agua”.
Así, la modernización de regadíos ha permitido fomentar el uso de energías renovables, mejorar la simbiosis del binomio agua-energía e incorporar tecnologías del mundo digital al mundo rural, de manera que el agricultor pueda producir más, mejor, y con menos recursos a golpe de smartphone.
“Habrá que producir más con menos, aumentar rendimiento y productividad con menos recursos”, expone Gómez-Carreño, “y para que el agricultor pueda superar estos retos, tenemos claro que la tecnología va a tener un papel fundamental”.
Los fabricantes también cuentan con soluciones especializadas que se valen de las nuevas tecnologías para fomentar un ahorro de agua
La tecnología Big Data, así como la Inteligencia Artificial, forman parte cada vez más de proyectos y estudios de I+D, donde el uso de drones, sensores inteligentes y aplicaciones móviles para controlar el riego está a la orden del día. Estas nuevas tecnologías permiten a los regantes tomar decisiones basadas en los parámetros que indica la aplicación, como la cantidad de agua disponible, el uso de fertilizantes, el análisis del suelo o la temperatura a la que se encuentra sometida el cultivo.
Tal y como sostienen desde Saleplas: “El objetivo final es que el agricultor sea capaz de tomar decisiones basadas en datos reales controlando todos los parámetros”. En este sentido, los fabricantes españoles de tecnología del riego son capaces de ayudar a los agricultores con múltiples soluciones, como son la reutilización del agua, la predicción, la teledetección o los emisores de última generación. “Una de las principales herramientas con las que contamos cuando el agua escasea”, indica Marcos Rincón, “son los sistemas de telecontrol, mediante la monitorización de los principales parámetros de las redes hidráulicas, y sistemas de telegestión del uso y consumos de las mismas”.
Mirando hacia el futuro, parece obvio que es totalmente imprescindible un manejo exhaustivo y pormenorizado de cada gota de agua
Los fabricantes también cuentan con soluciones especializadas que se valen de las nuevas tecnologías para fomentar un ahorro de agua. Así, desde Molecor, Marcos Rincón expone que el uso de materiales fiables y eficientes en el transporte de agua, como el PVC Orientado, evita roturas y averías en las redes de distribución, con la consecuente pérdida de caudal transportado. Raúl Sánchez está de acuerdo, y apunta: “Apostar por un sistema de transporte y canalización del agua como lo es la fundición dúctil es sinónimo de inversión en seguridad y tranquilidad para las generaciones presentes y futuras, es reformar y modernizar nuestro campo con unos cimientos fiables, duraderos y de calidad”.
Desde Saleplas también aportan soluciones que fomenten un regadío eficiente, e indican que son especialistas en “diseñar soluciones”: “La filosofía del ahorro y optimización de recursos se encuentra en el ADN de Saleplas”, indica Gómez-Carreño. Y es que todos los productos que desarrollan desde Saleplas tienen una visión común: “Hacer que el agricultor no desaproveche ni una gota de agua”.
Un futuro eficiente
Mirando hacia el futuro, parece obvio que es totalmente imprescindible un manejo exhaustivo y pormenorizado de cada gota de agua y una tendencia ascendente a la modernización. “Todos los esfuerzos deben dirigirse hacia una agricultura de precisión y sostenible”, señala Gómez-Carreño, que también opina que, en el futuro, no habrá cabida para una agricultura sin un conocimiento exhaustivo del cultivo, del medio y de los recursos: “El agricultor del futuro debe ser un profesional tan tecnificado o más que el de cualquier otra industria. La clave está en poner a su disposición todos los medios, información y tecnología existentes, acompañarle en el cambio”.
A pesar de las mejoras implementadas y de las nuevas herramientas para dotar al campo de un regadío eficiente, Rincón considera que, tal vez, detecta una “medioambientalización excesiva en la justificación de estas actuaciones, cuando no se nos puede olvidar que a la primera especie que debemos proteger es al hombre que vive en y del campo”.
“Como siempre, será cuestión de tiempo y prioridades”, indica Sánchez, “hasta que la realidad no nos azote más de pleno, implicando a la población global y evidenciándose las carencias consecuencia de la falta real de agua, no se abordará en los términos que permitan una solución definitiva y más rápida”.
No se puede contemplar un futuro sin una tecnificación y un conocimiento exhaustivo del regadío, ya que la agricultura es un pilar del desarrollo rural y de la seguridad alimentaria, y solo mediante el regadío eficiente tendremos garantizada la alimentación del mañana.