El cardenal estadounidense Robert Francis Prevost ha sido elegido este jueves como el 267º pontífice de la Iglesia Católica, adoptando el nombre de León XIV. Es el primer Papa originario de Estados Unidos, con una destacada trayectoria pastoral en América Latina, particularmente en Perú, donde desarrolló una intensa labor misionera durante más de 18 años.
Prevost es conocido por su estilo moderado y pastoral, así como por su afinidad con muchas posturas de su predecesor, el Papa Francisco. Ha expresado en diversas ocasiones preocupación por los desafíos ambientales y la crisis climática, subrayando la importancia de una acción responsable frente a estos problemas globales.
Su elección ocurre en un contexto en que la Iglesia Católica ha asumido una creciente responsabilidad frente a la crisis climática global. El Papa Francisco, especialmente a través de la encíclica Laudato Si' publicada en 2015, ha impulsado fuertemente una agenda ecológica, defendiendo el cuidado del planeta como un imperativo ético y espiritual. Francisco ha destacado repetidamente la urgencia de actuar contra el cambio climático, promoviendo un estilo de vida más sostenible y justo.
Por su parte, Benedicto XVI también abordó significativamente las cuestiones ambientales durante su pontificado. En múltiples ocasiones, Benedicto hizo hincapié en la "ecología humana", resaltando que el respeto hacia la naturaleza es inseparable del respeto hacia la dignidad humana. Aunque menos explícitamente enfocado en políticas ambientales específicas que su sucesor, Benedicto XVI estableció importantes bases doctrinales sobre la responsabilidad ecológica cristiana.
Aunque todavía no se conocen detalles específicos sobre la posición de León XIV respecto a la gestión y conservación del agua, su prolongada experiencia en zonas donde el acceso y la calidad del agua son esenciales podría reflejar una especial sensibilidad hacia este recurso vital.
La elección del Papa León XIV genera expectativas en torno a la continuidad de las políticas ambientales del Vaticano impulsadas en los últimos años. Será necesario, sin embargo, observar sus primeras acciones e intervenciones para comprender mejor el rumbo concreto que tomará la Iglesia Católica en materia climática y ambiental durante su pontificado.