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La sequía en España: consecuencias y restricciones

Embalse de Entrepeñas, en Guadalajara.

A principios de agosto del año 2021, la reserva hidrográfica española estaba al 47% de su capacidad total y los embalses almacenaban 26.290 hectómetros cúbicos de agua. Ahora, en la misma fecha del año 2022, el volumen de agua en la reserva hidrográfica española es de 39,9%, casi un 10% menos que el año anterior, y los embalses almacenan 21.730 hectómetros cúbicos. La realidad es irrefutable: nos estamos quedando sin agua.

Inmediaciones del pantano de La Baells, en Bergadá, Barcelona, Cataluña. (Imagen: Lorena Sopêna/Europa Press)

Según el informe elaborado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), acerca de la situación de sequía y escasez de julio de 2022, un 32,6% del territorio de España se encuentra en una situación de "sequía prolongada". Hugo Morán, el secretario de Estado de Medio Ambiente, ha declarado que la situación de déficit hídrico es "la más grave en los últimos quince años”, porque las altas temperaturas y la ausencia de lluvias han llevado al límite las reservas de nuestros embalses.

Pensar en almacenar agua para riego parecía algo utópico, pero lo cierto es que llegados a este punto, las comunidades autónomas tienen que hacer un verdadero esfuerzo para gestionar sus recursos hídricos, y las comunidades de regantes, auténticos malabares para poder sustentar los cultivos que dan alimento a millones de personas, no solo en España, sino en todo el mundo.


Mapa de situación respecto de la Sequía Prolongada. Junio 2022 Fuente: Subdirección General de Planificación Hidrológica. Dirección General del Agua.

De hecho, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, España es el primer exportador de frutas y verduras de la Unión Europea (absorbiendo el 93% de las exportaciones), y uno de los tres primeros exportadores mundiales junto con China y Estados Unidos. Los principales productos exportados son hortalizas de invernadero, como el tomate, el pepino o el pimiento, cítricos, melocotón y nectarina, productos que necesitan de un riego adecuado para su correcto crecimiento.

Con estas cifras, se hace más que necesario asegurar la sostenibilidad de un sector vital para el desarrollo económico y humano, al tiempo que buscamos nuevas soluciones que permitan emplear la menor cantidad de agua con la mayor eficiencia posible.

“Con la modernización de regadío se debe conseguir un uso más eficiente y sostenible del agua de riego, regadío tanto a nivel de comunidad de regantes como de las explotaciones particulares”, indica Ignasi Servià, Consultor en temas estratégicos y territoriales relacionados con los regadíos y secretario de la Comisión del Agua del COEA de Catalunya, que también añade que “se deben implementar medidas que ayuden a la gobernanza del agua, comunicando en condiciones de sequía en qué condiciones se puede realizar el riego”.

Se hace necesario buscar nuevas soluciones que permitan emplear la menor cantidad de agua con la mayor eficiencia posible

El riego no es solo necesario para abastecer a la población de alimentos, sino que como indica Servià, “la agricultura de regadío se debería considerar como estratégica”, ya que también sirve para reducir el despoblamiento de zonas rurales, mantener la economía de estas zonas, y como factor esencial en el control de incendios forestales.

Pero además, debemos asegurarnos de que nuestras fuentes de agua están en buen estado, porque de la calidad de nuestras aguas depende también nuestra salud. “Necesitamos tener nuestros ríos, humedales y acuíferos en buen estado, pues de su salud depende nuestra capacidad de disponer de recursos hídricos en cantidad y calidad suficiente. Y para conseguir esto tenemos que reducir las presiones que ejercemos sobre los mismos, reduciendo la cantidad de contaminantes que dejamos que lleguen hasta ellos, limitando y optimizando al máximo las extracciones de agua, y recuperando y restaurando la estructura y la hidromorfología de estos ecosistemas para que vuelvan funcionar de manera correcta o podamos beneficiarnos de los servicios que nos aportan”, indica Rafa Seiz, Técnico de políticas del Programa de Agua de WWF España y Experto en Agua.

Se deben implementar medidas que ayuden a la gobernanza del agua, comunicando en condiciones de sequía en qué condiciones se puede realizar el riego

Seiz también hace alusión a los efectos que la sequía tiene en nuestras vidas, y cómo cuando hemos convivido con ella y nuestros ecosistemas naturales están en buen estado, nos hemos sabido adaptar a estos momentos excepcionales de falta de precipitaciones.

La sequía es un fenómeno natural y recurrente, propio del clima Mediterráneo que predomina en la península Ibérica, sin embargo, como indica Seiz, a raíz del cambio climático “estas sequías parece que se van a hacer más frecuentes e intensas de acuerdo con los pronósticos de los modelos de predicción”. De hecho, “ya estamos padeciendo estos efectos perniciosos, con olas de calor más intensas y periodos sin precipitaciones más largos. Tenemos que adaptarnos a estas nuevas condiciones más extremas, tanto a nivel individual, como colectivo”.

Estas nuevas adaptaciones, en el seco escenario que vivimos actualmente, pasan por adaptar la realidad de los embalses a cada demanda de agua, ya sea a nivel ciudadano, agroalimentario, lúdico o industrial.

Restricciones en las comunidades autónomas

A pesar de que la sequía ocurre en muchas partes del mundo, en España, por su situación geográfica, y a consecuencia del incremento de los efectos del cambio climático, se trata de un fenómeno al que tenemos que prestar especial interés y las comunidades autónomas se han puesto manos a la obra para afrontar un verano muy seco y con altas temperaturas. Esto no es una novedad en España, donde los veranos son cálidos y secos, pero las bajas reservas de agua de este año han hecho que haya que tomar cartas en el asunto. Así, teniendo en cuenta que el intenso clima fuerza las demandas de agua, algunas regiones han tenido que tomar ciertas medidas para poder asegurar el ahorro hídrico y el abastecimiento ciudadano.

En Cataluña la sequía presiona los sistemas de agua de una manera acuciante. Las reservas de agua de los embalses de las cuencas internas se sitúan en el 42%, y en el caso del embalse de Riabl la situación es preocupante, ya que se encuentra al 13% de su capacidad, con un volumen total de agua embalsada de 51 hm3. Así, la Agencia Catalana del Agua ha anunciado que prevé restricciones parciales en Barcelona a partir de septiembre, aunque en un primer momento no afectarán al uso doméstico, ya que se limitarán a los usos urbanos y recreativos. En relación a esto, el pasado mes de febrero se entró en fase de prealerta en el sistema Ter-Llobregat, que abastece a unos cinco millones de habitantes, y además, desde finales de julio, la ACA indicó restricciones de uso de agua en 135 municipios, eso sí, en reducciones que se limitan a usos agrícolas, industriales o lúdicos.

De hecho, La Generalitat de Cataluña ha limitado el consumo de agua en 150 municipios con graves problemas de escasez a 200 litros por persona al día.

“En primer lugar se debe explicar a la sociedad la situación de alerta por sequía en la que nos encontramos para ahorrar toda el agua que sea posible, en un clima mediterráneo como el de Catalunya siempre se debe recordar que cada gota cuenta, pero en esta ocasión mucho más”, indica Servià, que hace un llamamiento a la sociedad para que sea consciente del grave problema al que nos enfrentamos y actúe en consecuencia.

Se debe explicar a la sociedad la situación de alerta por sequía en la que nos encontramos para ahorrar toda el agua que sea posible

En Galicia la situación es muy parecida a Cataluña. La Xunta declaró la prealerta por sequía el pasado mes de julio en toda la demarcación hidrográfica de Galicia-Costa, y la administración local de Pontevedra, donde se mantiene una situación de sequía prolongada, ya prohíbe el uso de agua apta para consumo humano para el llenado de piscinas.

Las empresas e industrias también deben reducir su consumo y algunas localidades, como Sanxenxo, han prohibido el riego de campos de fútbol y cerrado sus piscinas. Las localidades costeras han limitado el uso de agua en las duchas de las playas.

En Andalucía también han optado por la misma medida. Además de reclamar al Estado una reunión “urgente” de la Mesa Nacional de la Sequía para dar respuesta al déficit hídrico que sufren las cuencas, la Junta de Andalucía ha cortado el agua en las duchas de algunas playas de Málaga, y en Sevilla se ha reducido el uso de agua para el riego de jardines y zonas verdes. En Huelva, diez municipios de la comarca de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche han sufrido restricciones nocturnas.

La cuenca del Guadalquivir es actualmente la cuenca más seca de todo el territorio español, con 1.863 hm3 de agua embalsada, encontrándose al 24% de su capacidad total, lo que hace especialmente grave la situación de la comunidad autónoma.

Embalse de Iznájar, en Córdoba. (Imagen: Greenpeace)

En el País Vasco, la consejera de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno Vasco, Arantxa Tapia, ha indicado que la sequía está también afectando a la agricultura vasca, en especial a las cosechas de uva para vendimia y al cereal, especialmente agravadas por los incendios de la época estival. Además, algunas zonas de la comunidad (en torno a un 10%) tienen afectado su suministro de agua, ya que se abastecen en base a regatas y manantiales que se ven comprometidos por la sequía.

En el caso de Extremadura, desde el pasado mes de junio se mantiene activa la alerta por sequía en el sistema de abastecimiento del embalse de Los Molinos, disminuyendo los baldeos de calles y riego de jardines, y poniendo en marcha infraestructuras alternativas de agua, como pozos locales. En Castilla y León, desde el pasado 3 de julio se han limitado los usos lúdicos y ornamentales del agua, con la reducción de riego de jardines, llenado de piscinas y funcionamiento de las fuentes.

¿Qué podemos hacer?

Si bien la situación en los embalses es preocupante, aún tenemos soluciones. Las fuentes no convencionales de agua, la modernización de regadíos y la planificación hidrológica pueden ayudar a paliar los efectos de la sequía, así como garantizar el abastecimiento de todos los sectores.

Precisamente la modernización de regadíos es una de las claves para lograr la sostenibilidad hídrica, y punta de lanza en nuestro país: “con la modernización de regadío se debe conseguir un uso más eficiente y sostenible del agua de riego, regadío tanto a nivel de comunidad de regantes como de las explotaciones particulares. Se deben implementar medidas que ayuden a la gobernanza del agua, comunicando en condiciones de sequía en qué condiciones se puede realizar el riego”, indica Ignasi Servià.

Servià también hace alusión a la digitalización del campo, así como a las mejoras para optimizar el riego, herramientas muy valiosas para los regantes que les permiten optimizar cada gota de agua y obtener un mayor ahorro hídrico, y también de costes: “Los datos abiertos, las imágenes de satélite, la digitalización, la automatización deben servir para ajustar tanto el agua que captan las comunidades de regantes, como la que aplican los regantes. Ajustar estos caudales de agua ayuda a que las reservas de agua se alarguen en el tiempo”.

Por último también hace un llamamiento a la mejora de las infraestructuras: “Tanto Catalunya como Aragón históricamente han dispuesto de buenas reservas de agua al estar cerca de los Pirineos, por esta razón los sistemas de riego eficientes no han avanzado tanto como en Murcia o Andalucía”.

A día de hoy no estamos cumpliendo los mínimos que marca la Directiva Marco del Agua y nuestra seguridad hídrica está gravemente comprometida en los próximos años

Pero además de la necesaria modernización de los sistemas de riego y ahorro de agua, Rafa Saiz aboga por una mejora en la gobernanza hídrica y por una necesaria adaptación al cambio climático: “a día de hoy no estamos cumpliendo los mínimos, que marca la Directiva Marco del Agua, para conservar y proteger nuestros sistemas de abastecimiento de agua y nuestra seguridad hídrica está gravemente comprometida en los próximos años. Si por el contrario somos capaces de poner al servicio de la adaptación al cambio climático y de la recuperación de nuestros sistemas naturales, toda nuestra tecnología e ingenio, tendremos una oportunidad de revertir esta situación de inseguridad”.

Con el fantasma del cambio climático acechando sin descanso, la viabilidad de nuestras reservas de agua, la sostenibilidad de nuestro patrimonio hídrico y la adaptación a los próximos escenarios de sequía necesita obligatoriamente reducir las presiones sobre nuestras fuentes de agua y buscar el equilibrio entre los usos del agua y la salud de nuestros ecosistemas, porque, tal y como vaticina Seiz, “de no ser así, estamos abocados a un escenario mucho más difícil e incierto”.