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Valencia como modelo de resiliencia: inversión, coordinación y transformación tras la DANA

Los efectos del cambio climático se manifiestan con una intensidad creciente en el ciclo urbano del agua. Sequías prolongadas, lluvias torrenciales y una presión demográfica al alza están poniendo a prueba la capacidad de las infraestructuras hidráulicas en toda España. En este escenario, la resiliencia ya no puede contemplarse como una estrategia a futuro: es una necesidad inmediata para garantizar la continuidad del servicio, la seguridad del suministro y la sostenibilidad a largo plazo.

Con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, iAgua y Global Omnium organizaron un webinar centrado en la reconstrucción tras la DANA que azotó el área metropolitana de Valencia el 29 de octubre de 2024. El punto de partida fue el plan de inversiones promovido por la Entidad Metropolitana de Servicios Hidráulicos (EMSHI) y Global Omnium, que contempla más de 100 millones de euros para reforzar infraestructuras, mejorar la interconexión de sistemas y dotar de mayor capacidad operativa y eficiencia a toda la red.

La resiliencia ya no puede contemplarse como una estrategia a futuro: es una necesidad inmediata para garantizar la continuidad del servicio

Durante el encuentro, se presentaron experiencias institucionales, técnicas y operativas a cargo de DAQUAS, la Diputación de Valencia, EMIMET y EGEVASA, todos ellos actores clave en la gestión directa de la emergencia y en la planificación de la reconstrucción.

Una apertura desde la perspectiva sectorial

La sesión comenzó con la intervención de Jesús Maza, presidente de DAQUAS, quien subrayó el papel vertebrador de la nueva asociación empresarial del sector del agua urbana, surgida de la unión entre AEAS y AGA. Maza recordó que, ante la DANA, se movilizaron más de 200 equipos operativos en menos de 48 horas, demostrando la fortaleza del tejido técnico del sector.

También alertó sobre la desconexión entre las exigencias normativas europeas y la realidad climática y financiera de España, insistiendo en la necesidad de adaptar los plazos de cumplimiento. Subrayó que el sector se enfrenta a un déficit estructural de inversión superior a los 5.700 millones de euros anuales, y que no se puede construir resiliencia con medidas coyunturales. Apostó por una financiación estable y previsible, basada en tarifas que reflejen el coste real del servicio.

Además, llamó la atención sobre el hecho de que muchas de las infraestructuras críticas del agua fueron diseñadas en contextos climáticos radicalmente distintos, con criterios y dimensionamientos que ya no responden a los escenarios actuales. Propuso revisar profundamente el modelo de planificación para incorporar de forma sistemática eventos extremos, y subrayó que la modernización del sistema hidráulico no puede posponerse bajo el argumento de restricciones coyunturales.

La respuesta institucional desde el nivel supramunicipal

El sector se enfrenta a un déficit estructural de inversión superior a los 5.700 millones de euros anuales. No se puede construir resiliencia con medidas coyunturales

La intervención de Juan José Mayans, jefe del Servicio de Aguas, Residuos y Empresas Públicas de la Diputación de Valencia, presentó el dispositivo de emergencia desplegado en 13 municipios. Entre noviembre y febrero se realizaron más de 360 actuaciones, con un presupuesto final de 21,78 millones de euros.

Las intervenciones incluyeron la extracción de lodos, la limpieza y desinfección de sótanos, la retirada de residuos y vehículos arrastrados por la riada, y la rehabilitación de infraestructuras hidráulicas. Mayans explicó que los equipos trabajaron en condiciones extremas, con atmósferas contaminadas, estructuras colapsadas, accesos bloqueados y una elevada presencia de gases tóxicos como monóxido de carbono.

La Diputación también coordinó la suspensión de la facturación en los municipios afectados, la tramitación de autorizaciones de vertido, y la elaboración de memorias para acceder a las ayudas del Real Decreto 7/2024. Mayans destacó la importancia de una gobernanza ágil y transversal para responder a emergencias de este calibre.

Reconstrucción técnica en el sistema metropolitano

Román Ponz, director de Operaciones de EMIMET, analizó el impacto de la DANA sobre el sistema de abastecimiento en alta del área metropolitana de Valencia, que da servicio a 1,7 millones de personas en 48 municipios.

La catástrofe provocó la rotura del canal Júcar–Turia, la inundación de las ETAPs La Presa y El Realón, la pérdida de sensores y telecontrol, así como graves fugas en la zona de la Horta Sud. Pese a ello, el sistema fue restablecido en apenas 72 horas gracias a la movilización de más de 150 técnicos y operarios.

Se instalaron by-pass provisionales de acero, se activaron pozos de emergencia, se rehabilitaron arquetas y se desplegaron grupos electrógenos y sensorización temporal. Además, se realizaron más de 370 análisis para garantizar la calidad del agua según el Real Decreto 3/2023.

En el ámbito del saneamiento, se movilizaron 2.866 camiones, se realizaron más de 1.400 analíticas, se repararon redes interiores y se instalaron pozos de emergencia

Durante su intervención, Ponz destacó que esta emergencia sirvió como prueba de estrés para comprobar la interoperabilidad entre sistemas de control y la capacidad de respuesta en tiempo real del modelo hidráulico. Subrayó que el comportamiento del sistema bajo condiciones extremas confirmó la solidez de los protocolos de operación asistida por datos.

El plan de inversiones posteriores, valorado en más de 80 millones de euros, incluye la modernización de redes, la interconexión de ETAPs, el refuerzo de sistemas de telecontrol y energía, y una fuerte apuesta por la digitalización y la formación operativa.

Operativa en el territorio y continuidad del servicio

Juan Ángel Conca, gerente de EGEVASA, compartió la respuesta desplegada desde el territorio, con intervención directa en 46 municipios y asistencia a más de 90.

En los primeros días, tras la emergencia se activaron 107 servicios alternativos con cisternas móviles, que repartieron más de 750.000 litros de agua potable, atendiendo a una población de más de 684.000 personas que quedó temporalmente sin suministro.

En el ámbito del saneamiento, se movilizaron 2.866 camiones, se realizaron más de 1.400 analíticas, se repararon redes interiores y se instalaron pozos de emergencia, conducciones alternativas y grupos electrógenos en zonas estratégicas.

Además, EGEVASA gestionó la suspensión de tarifas, las autorizaciones provisionales de vertido, y participó activamente en la documentación técnica para la reconstrucción. La coordinación con los operadores en alta fue permanente, lo que permitió asegurar la continuidad del servicio en condiciones de máxima dificultad.

Diálogo técnico y aportaciones estratégicas

Valencia ha iniciado un proceso ambicioso de rediseño de su sistema hidráulico, con base en datos, cooperación interinstitucional, inversión sostenida y visión compartida

Durante la sesión de preguntas y respuestas, profesionales del sector plantearon cuestiones como el modelo de contratación en contextos de emergencia, el papel de la digitalización y el uso de sensores en tiempo real, la aplicación de soluciones basadas en la naturaleza y los retos normativos para avanzar hacia redes separativas y sistemas más resilientes.

También se abordaron interrogantes sobre la incorporación de proyecciones climáticas en la planificación de infraestructuras y la necesidad de garantizar que la financiación estructural del sector no dependa exclusivamente de subvenciones extraordinarias. Las respuestas ofrecidas pusieron de relieve que la resiliencia exige una transformación integral del modelo de gestión, desde el diseño de redes hasta su mantenimiento, y desde la regulación hasta la cultura organizativa.

Una referencia nacional para una estrategia país

Este webinar no solo documentó una intervención técnica ante una emergencia. Fue, sobre todo, la constatación de que una crisis climática puede convertirse en el detonante de una transformación estructural.

Valencia ha iniciado un proceso ambicioso de rediseño de su sistema hidráulico, con base en datos, cooperación interinstitucional, inversión sostenida y visión compartida. Lo ocurrido tras la DANA marca un punto de inflexión en cómo se concibe la resiliencia hídrica en contextos urbanos complejos.

Aunque buena parte de las actuaciones aún están en marcha, la respuesta ya ofrece enseñanzas concretas para otras regiones: planificar desde el riesgo, invertir con visión de largo plazo, y mantener canales estables de coordinación entre operadores y administraciones.

La experiencia presentada demuestra que la resiliencia no se proclama: se prepara, se financia y se construye paso a paso. Y que el camino emprendido por Valencia puede marcar una hoja de ruta sólida para el conjunto del sector del agua en España.