Los técnicos han comenzado las tareas de reparación en una estación de bombeo de agua gestionada por los rebeldes cerca de Damasco, por lo que el suministro a la capital siria se reanudará de forma inminente, ha anunciado este viernes el gobernador provincial a la televisión Ijbariya.
Los obreros han entrado en las instalaciones de Ain al Fija, controladas hasta ahora por los rebeldes y ubicadas en la zona de Wadi Barada. El acceso ha sido posible gracias a un acuerdo suscrito esta semana por el régimen de Bashar al Assad y las fuerzas de la oposición.
El sistema quedó fuera de servicio a finales de diciembre, reduciendo el abastecimiento de agua al 70 por ciento de los habitantes de Damasco y las zonas limítrofes a las que surte. Naciones Unidas, que ha evitado señalar a responsables del sabotaje, ha advertido del grave riesgo de enfermedades por la falta de suministro.
La ONU estima que 45.000 personas viven en la zona de Wadi Barada y cree que al menos 7.000 personas se han visto desplazadas de la zona por los últimos enfrentamientos, que han amenazado el frágil alto el fuego que impera desde el 30 de diciembre.
El Ejército sirio y sus aliados --principalmente milicianos de Hezbolá-- han logrado avances en la zona y han tomado Ain al Fija, según el Observatio Sirio para los Derechos Humanos, una organización con sede en Londres pero una amplia red de fuentes sobre el terreno.
